“Fueron directamente a matarlos”… ¿Qué se sabe a 3 años del multihomicidio en la Narvarte?

Hermana de Rubén Espinoza pide ahondar  en la línea de investigación del ex gobernador Javier Duarte de Veracruz.

«¿Por qué torturarlas (a las víctimas) si lo que querían era dinero y drogas?», cuestionó la abogada Karla Micheel Salas.

Por Gustavo Sánchez B./Aristegui Noticias

Para abogados y familiares de las 5 personas asesinadas el 31 de julio de 2015 en un departamento de la colonia Narvarte, en la Ciudad de México, no hay duda: fueron “directamente” a matarlas.

Según la versión oficial, aquel día bastaron menos de 45 minutos para matar al fotoperiodista Rubén Espinosa; a la activista Nadia Vera; a la ciudadana colombiana, Mile Martín; a la joven maquillista Yesenia Quiroz; y a la empleada del hogar Alejandra Negrete.

A los primeros 4 los torturaron. “¿Por qué torturarlas (a las víctimas) si lo que querían era dinero y drogas?”, cuestionó la abogada Karla Micheel Salas, en referencia a las filtraciones que se han dado en ese sentido.

En conferencia de prensa, Héctor Pérez, coordinador de la Clínica de Interés Público contra la Trata de Personas del ITAM, señaló que “se trató de una ejecución… fueron directamente a matar a las víctimas”, en una operación “perfectamente ejecutada y planeada”.

“Durante un corto periodo de tiempo, una alta realización de actos con una metodología criminal, eso es lo que llamamos una ejecución, en términos criminalísticos es lo que se llama un homicidio ordenado, es decir, los perpetradores realizan una serie de actos tendientes a minimizar a sus víctimas, hay que recordar que fueron sometidas, amarradas y luego agredidas con altísimo nivel de violencia, para finalmente ser ultimadas con disparo de arma de fuego, eso no puede ser llamado más que una ejecución”, estableció.

Al respecto, Leopoldo Maldonado, abogado de Artículo 19, dijo que existe una “herida abierta” debido a la “falta de voluntad por parte de las autoridades capitalinas para avanzar en la verdad, la justicia y la reparación integral del daño”.

A 3 años de los hechos, los familiares de las víctimas buscan una disculpa pública por parte del gobierno de la Ciudad de México, así como una indemnización. Lo que falta es “esclarecer el móvil y dar con los autores materiales, todos, y los autores intelectuales de este atroz crimen“.

Hasta ahora hay 3 procesados por el multihomicidio en la Narvarte: Abraham Torres Tranquilino (un ex policía sentenciado a 315 años de prisión), César Omar Martínez Zendejas y Daniel Pacheco Gutiérrez; estos últimos aún no reciben sentencia.

Pero los abogados sospechan de un probable cuarto perpetrador, ya que encontraron una huella masculina, del número 26, en la escena del crimen, que no coincide con ninguno de los detenidos.

Además, la hermana de Rubén Espinosa, Patricia, recordó que no se ha ahondado en una línea de investigación: la de Veracruz y el ex gobernador Javier Duarte. El fotoperiodista contó, en una entrevista para RompeViento, los motivos por los cuales huyó de ese estado y buscó refugio en la Ciudad de México, donde finalmente lo asesinaron:

“Habemos muchos padres a los que nos están matando nuestros hijos y la gente se está acostumbrando, ya basta que el gobierno cierre los ojos, se tape los oídos, y dé la vuelta. Aquí seguimos y seguiremos. Que haya justicia. Cero impunidad, cero olvido porque no es justo lo que pasó, que sigamos viviendo sin un poco de paz”, dijo la madre de Yesenia, Indira Alfaro Hernández.

PORTADA PROCESO FOTO RUBÉN ESPINOSA

Veracruz y Duarte, la línea que la Procuraduría capitalina no quiere indagar en el caso Rubén Espinosa

Por Daniela Pastrana/Redacción AN julio 31, 2016

Este reportaje fue realizado como parte de la Beca Mike O’Connor, del International Center for Journalists (ICFJ) y de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Americas, que ICFJ tiene en alianza con Connectas.

Parte I. La muerte profética
Rubén Espinosa colocó la placa en uno de los escalones de la Plaza Lerdo: “Plaza Regina Martínez”. Era el 28 de abril de 2015. El rebautismo de la plaza central de Xalapa había sido ideado y convocado por un grupo de periodistas de la capital de Veracruz para conmemorar el tercer aniversario luctuoso de la emblemática reportera, asesinada en su casa en 2012.

RUBÉN ESPINOSA COLOCANDO PLACA

El fotógrafo era parte de un grupo de periodistas que se comenzó a gestar el año del asesinato de Regina y que posteriormente se haría público con el nombre de Colectivo Voz Alterna, el cual buscaba capacitar a periodistas en el estado y funcionar como un medio alterno, donde se pudieran publicar las historias que los medios de Veracruz no cubrían debido al fuerte control que había del gobierno estatal.

Rubén ya no vio el surgimiento de este medio en Xalapa. Cuarenta y dos días después de rebautizar la plaza, anunció su autoexilio del estado que, para entonces, sumaba 13 periodistas asesinados en 5 años.

— ¿Por qué te fuiste?
— Por sentido común — nos dijo el 9 de julio en el programa de Periodistas de a Pie por Rompeviento TV.

Lo que contó no parecía muy grave: que saliendo de su casa vio a un hombre y que horas después volvió a verlo en otro lado; un hombre alto, de corte militar, que estaba con otro hombre y que no hicieron nada por disimular que lo estaban vigilando. No le dijeron nada. No lo amenazaron. Sólo lo vieron. Sólo sintió su aliento cuando pasaron junto a él. Pero el contexto del estado, los 13 periodistas asesinados en cinco años, el hostigamiento constante de la policía estatal hacia los reporteros, sus propias amenazas previas, eran suficiente. No quería ser el próximo en la lista de bajas.

Ayudo más vivo, que muerto”, dijo fuera de cámaras.
Tres semanas después de la entrevista, fue asesinado en la Ciudad de México, donde se refugiaba.

Lo mataron junto con cuatro mujeres, tres de ellas –Nadia Vera, Mile Martín, Yesenia Quiroz- vivían juntas en el departamento de la colonia Narvarte donde fue el multihomicidio; la cuarta -Alejandra Negrete- trabajaba ahí.

Los periodistas de todo país, pero sobre todo los de Veracruz, quedaron paralizados con la noticia. El asesinato del fotógrafo, de 31 años, se convirtió en el asesinato más largamente anunciado de un periodista en México.

Captura de pantalla 2016-07-30 a las 3.27.00 p.m.

La primera vez que Rubén Espinosa llegó a pedir ayuda a la Ciudad de México fue en octubre de 2013. Un domingo, en un restaurante de la colonia Roma, contó a cuatro integrantes de Periodistas de a Pie una historia que parecía increíble: en el desalojo de maestros de la Plaza Lerdo, el 14 de septiembre, se apagaron las luces y comunicaciones de las plazas y la policía usó perros y toletes eléctricos; a maestros y activistas los persiguieron por las calles aledañas; a los periodistas les quitaron sus cámaras; hablaba de muertos, que nadie podía confirmar (hasta ahora no se han confirmado); él mismo, juraba entonces, había visto a una patrulla aplastar a tres personas frente a la puerta de un banco.

Estaba aterrorizado. Contaba la historia temblando. Lo definió como un “miniTlatelolco”, en relación con la matanza de estudiantes de 1968. Sin embargo, no había pruebas –ni siquiera los nombres de los maestros heridos, aunque otros testigos también lo vieron– y el gobierno estatal de Veracruz negó cualquier exceso durante el desalojo.

FOTO ROGER LÓPEZ DESALOJO 14 SEP 2013

(Foto: Roger López. Desalojo en 2013)

La misma historia la contó a los directivos de Proceso, donde colaboraba, y a un grupo de fotógrafos que, en solidaridad, crearon el colectivo FotorreporterosMx.

Con miedo, pero arropado por la solidaridad que sintió en el gremio, regresó a Xalapa. Ahí se sumó a un grupo de periodistas que habían estado reuniéndose desde 2012 para trabajar en la capacitación de reporteros y fotógrafos. Todavía era un grupo inestable. Unos entraban y otros dejaban de ir, pero era la semilla de lo que en 2015 se presentó públicamente con el nombre de Voz Alterna.

Rubén tenía contacto con este grupo desde finales de 2012. Entonces, él todavía trabajaba en el área de comunicación social del Ayuntamiento de Xalapa, aunque regularmente mandaba fotografías a Proceso y a la Agencia Cuartoscuro.

Y en esta dualidad de empleado de gobierno-fotógrafofreelance, que es común en muchos lugares de Veracruz y del país, había recibido la primera amenaza de su vida.

Él mismo lo contó en una entrevista con SinEmbargo.

“Cubrí el del 20 de noviembre del mismo año que asesinaron a Regina [Martínez], en el desfile estaba Javier Duarte y no podíamos estar en frente del templete. A los fotógrafos y camarógrafos nos encerraban a los lados. Yo pedí que me dejaran tomar unas fotos y en el momento que me acerco, veo que despliegan una manta que decía: ‘Javier Duarte, el pueblo te tiene en la mira, no perdona ni olvida’. En eso viene un estudiante y me dice que estaban golpeando a unos de sus compañeros. Le di la cobertura y cuando tomo la foto de que estaban deteniendo a los estudiantes, me toma del cuello una persona de la Ayudantía del Gobierno del Estado y me dice: ‘deja de tomar fotos, si no quieres terminar como Regina’”.

FOTO IMPIDEN A RUBÉN TOMAR FOTOS

(Foto: Roger López. Le impiden hacer su trabajo a Rubén)

No fue la única vez que hubo una referencia a la periodista asesinada ese año. Por las mismas fechas, su nueva jefa en la oficina de comunicación, le prohibió seguir publicando fotos de manifestaciones en Proceso y Cuartoscuro.

“Hubo un cambio en la oficina de comunicación y entró Vicky Hernández; un día, ella le sacó un bultito de revistas donde estaban sus fotos y le dijo: ‘No creas que no te estoy viendo. Acuérdate de Regina, la asesinaron, ¿es lo que tú esperas?’”– cuenta un amigo cercano de Rubén – “finalmente lo corrieron, a principios de 2013. Él estaba molesto porque le querían dar 800 pesos de liquidación”.

En noviembre de ese año, un grupo de periodistas se manifestó por primera vez durante la comparecencia del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez en el Congreso local. Y para mayo de 2014, lo que sería el Colectivo Voz Alterna “ya era un grupo grande, queriendo hacer algo de capacitación”. Rubén Espinosa ya era parte activa del grupo, al que también se unió Roger López, fotógrafo y editor de Imagen del Golfo.

En los años siguientes al desalojo del 14 de septiembre de 2013, los hostigamientos sobre los periodistas en Xalapa no dejaron de crecer. “Ese día comenzaron todos mis problemas”, cuenta Roger López.

Él y Rubén fueron dos de los cinco periodistas que pusieron una denuncia en la PGR por el robo de sus equipos y las lesiones que sufrieron en el desalojo.

“Eso fue algo inédito porque no se había presentado ninguna demanda a nivel federal de agresiones contra periodistas en Veracruz”, dice Roger, quien años después de que Rubén llegara a pedir ayuda a la Ciudad de México, cuenta una versión casi idéntica de lo que vivieron esa noche.

Y más: “El que estaba a cargo del caso se llama Edgar Nieves, de FEADLE; al principio nos dijo a Rubén y a mí que había gente aquí de Veracruz que estaba presionando a la PGR para que la demanda quedara atrancada y que mejor ya no le moviéramos, porque si no, nos íbamos a enfrentar a otra fuerza más dura (…) Luego, Edgar Nieves nos dice que le habló gente de la Secretaría de Seguridad Pública para hacer un pacto: ‘miren, me dijeron que pueden llegar a un arreglo, ustedes piden una cantidad a la policía pero eso sí, quieren que se retire la demanda y que aparte pidan disculpas públicas a la policía y así les dan su lana’”. Ninguno de los 5 aceptó.

En su siguiente comparecencia ante el Congreso, a finales de 2014, Bermúdez Zurita presumió las sanciones a los excesos (que antes había negado) de la policía durante el desalojo: “fueron sancionados 30 policías, a los cuales se dejó de pagar un mes de sueldo y se les quitó la placa que los acreditaba como policías”.

Molesto, Roger López intentó sacar una pancarta en la que decía “Justicia para periodistas”, pero en menos de 30 segundos, un policía vestido de civil se la quitó y lo sacó del lugar.

El grupo de periodistas que formaría Voz Alterna, y que para entonces ya pensaba en crear un medio, comenzó a ser vigilado, incluso por gente armada.

El 5 de junio de 2015, Rubén Espinosa recibió una llamada de una estudiante para reportarle que unos hombres habían golpeado terriblemente a ocho compañeros que estaban en una fiesta. Llegó por la mañana y tomó las fotos que mandó a la Agencia Cuartoscuro. Dos días después, vio a dos hombres vigilándolo afuera de su casa y en su trabajo. Sintió miedo.

XALAPA, VERACRUZ, 05JUNIO15.- Al rededor de la 1:00 de la mañana de este viernes, 8 estudiantes de la Universidad Veracruzana fueron brutalmente golpeados por hombres encapuchados con chalecos tácticos policiales, bates de béisbol, machetes y palos dentro de una casa habitación en la calle Herón Pérez 2 bis de la capital del estado mientras celebraban el cumpleaños de uno de ellos. Al retirarse los agresores arribaron elementos de la Secretaria de Seguridad Pública (SSP) a tomar fotografías de los estudiantes agredidos sin prestar ningún tipo de ayuda y recibiendo la orden de retirada por parte de unos hombres abordo de un vehículo blanco. Los estudiantes fueron trasladados al Centro de Especialidades Médicas (CEM) con heridas de gravedad, fracturas craneales; dos de ellos perdieron toda la dentadura y uno más tiene la cara partida por un golpe que recibió con un machete. Los padres de los estudiantes aseguraron que en las próximas horas van a retirar a sus hijos por temor a ser ultimados en el hospital. FOTO: RUBÉN ESPINOSA /CUARTOSCURO.COM

(Foto: Rubén Espinosa/ Cuartoscuro)

Me mandó mensaje, no quería salir de su casa. Le ofrecí que fuera a mi casa en un radiotaxi y no quiso. ‘No tengo varo’”, cuenta una amiga cercana.

En el colectivo, decidieron que era mejor que se fuera de la Ciudad de México. Rubén Espinosa pidió un préstamo y se fue. Dejó todo. En Xalapa dejó hasta su perro. Era el 10 de junio de 2015. No lo sabía, pero en su vida comenzaba la cuenta regresiva de una muerte anunciada.

El 16 de junio, en una reunión con Jorge Sánchez (hijo del periodista Moisés Sánchez, asesinado en enero de ese año) y Pedro Canché (periodista de Quintana Roo que estuvo preso 9 meses por cubrir una protesta contra el alza de agua en ese estado), el fotógrafo confesó a sus colegas sus temores:

“Tengo perfectamente claro que quien me persigue es el gobernador de Veracruz, Javier Duarte –escribió tiempo después, Canché–. No es un cacique local, es el fan del dictador Franco. Por eso temo por mi vida. Por eso salgo huyendo de ese Veracruz, no quiero ser el número 13, además de que es de mala suerte”.

*Daniela Pastrana es fundadora de la red Periodistas de a Pie.


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