Hepatitis C: Un gancho lento y silencioso

 

Los médicos piden a la gente realizarse exámenes pues a menudo los síntomas aparecen cuando la enfermedad ya está avanzada

 

Por Gerardo Martínez/El Universal

 

El tratamiento para la hepatitis C (HCV) tiene nuevas alternativas y nuevos retos en la medicina preventiva. El «asesino silencioso», como se le conoce también a este virus que anualmente causa el doble de defunciones que el VIH a nivel mundial, podrá ser tratado con mayor eficacia (cercana al 100%) en los próximos años.

 

Los inconvenientes, señalan especialistas en medicina hepática, son los altos costos de los nuevos medicamentos y la falta de detección temprana.

 

Cifras de la Secretaría de Salud (SSA) indican que en México existen más de 19 mil 900 personas diagnosticadas con hepatitis C.

 

Médicos especializados en el tratamiento de enfermedades del hígado del sector privado y de instituciones públicas estiman que un millón y medio de personas son portadoras de este virus.

 

La doctora Belinda Martínez, directora del área de hepatología del Hospital General de México, refiere que la hepatitis C presenta una alta posibilidad de desarrollar cirrosis por los diferentes factores que intervienen en su evolución, como son el consumo de alcohol, el sobrepeso y la diabetes.

 

La ausencia de síntomas durante las primeras etapas de la enfermedad es otro factor de riesgo, ya que pueden tardar hasta 30 años en manifestarse.

 

«Durante ese tiempo el paciente no tienen molestias, de ahí que la mayor parte de los pacientes que llegan con nosotros tienen las complicaciones de cirrosis o la presencia de una tumoración», dice.

 

En 25 años de estudio de este virus, a partir de su descubrimiento en 1989, se han clasificado siete tipos de genotipos. Esta distinción sirve para determinar el tipo de tratamiento que se aplicará al paciente.

 

«El genotipo 1 es el que más predomina en México. A partir de esto sabremos cuántas semanas durará el tratamiento, que puede ir de 24 a 48 semanas. Para el genotipo 1 son 48 semanas, mientras que para los genotipos 2 y 3 el tratamiento es por 24 semanas», explica.

 

El tratamiento convencional en las instituciones de salud públicas consiste en dos antivirales: Interferón pegilado y Ribavirina. El primero con inyecciones subcutáneas una vez a la semana, y el segundo por medio de comprimidos con dosis que se asignan a partir de la talla y el genotipo que se aloja en el paciente.

 

«De las personas afectadas por el genotipo 1 sólo 50% responde de manera favorable a este tratamiento. Del resto de los genotipos hay una respuesta favorable en 80% de los casos», estima la doctora Martínez. Aun así, los pacientes con menor mejoría pueden recibir una disminución de las dosis de medicamentos, por lo que el tratamiento se extiende por más semanas en la espera de respuestas favorables.

 

El doctor Nahúm Méndez, hepatólogo del área de gastroenterología del hospital Médica Sur de la ciudad de México, explica que para elevar la eficacia del tratamiento tradicional a base de Interferón y Ribavirina se buscaron nuevos fármacos.

 

«Esos nuevos medicamentos estuvieron disponibles en México prácticamente desde 2011. Uno de ellos es el Boceprivil y el otro es el Telaprevil. En México llegó el primero y su uso derivó en un tratamiento de triple terapia: Interferón pegilado y Rivavirina más Boceprivil. Con esto la eficacia pasó a ser cercana de 70%.

 

La importancia de estos nuevos medicamentos que entraron al mercado mexicano desde 2011, como el Boceprivil, se debe a que refuerzan la capacidad de los otros dos fármacos para rechazar la reproducción del virus en las células hepáticas (hepatocitos).

 

La ruta del virus

 

«La historia natural inicia desde que uno pesca el virus hasta que genera una cirrosis hepática», relata el doctor Nahúm Méndez.

 

El camino de esta enfermedad en una escala microscópica es el siguiente: El virus se une al receptor de la célula y la invade. Al llegar al sitio donde las enzimas sintetizan las proteínas, el virus se replica. Estas enzimas pueden ser de dos tipos: proterasas y polimerasas.

 

Señala que estudios recientes realizados por la Universidad Johns Hopkins de EU, con medicamentos de nueva generación, revelan que es en el momento de invasión a estas dos enzimas donde actúan las moléculas experimentales de daclatasvir y sofosbuvir.

 

«Resulta que el Boceprevil inhibe la proteasa e impide que se replique el virus, pero estos dos nuevos medicamentos son inhibidores de la polimerasa, que es la otra enzima. Con estos nuevos medicamentos llegamos prácticamente a un 100% de eficacia».

 

La fórmula para poder llegar a la cura de la hepatitis C dependen de las combinaciones: «el Sofosbuvir tiene una eficacia combinada con rivabirina -sin Interferón- en el genotipo 1 que llega a ser de 98%.

 

La relevancia de esta combinación de fármacos, publicada a mediados de enero, dependerá de la historia clínica de cada uno de los involucrados en este estudio y que fueron agrupados a partir de sus antecedentes.

 

«Se debe tomar en cuenta los grupos de personas con el virus. Hay personas que no han recibido tratamiento. A estos se les considera como ‘personas vírgenes’. Existe otro grupo que se trató con Interferón con o sin Ribavirina a los que se identifica como ‘no respondedores'».

 

Además, puntualiza que existe un último grupo, el de las personas que recayeron, a las que es más difícil de satisfacer mediante un nuevo tratamiento.

 

Ambos especialistas recalcan en los factores de riesgo que existen para adquirir la hepatitis C, que es una enfermedad silenciosa durante las primeras dos décadas y de difícil remedio cuando llega a producir cirrosis.

 

La doctora Belinda Martínez reitera que las vías para contraerla son la transfusión sanguínea, seguida por el uso de drogas por vía intravenosa; el uso de utensilios quirúrgicos por parte de personal de salud, así como la realización de tatuajes y perforaciones corporales.

 

El doctor Méndez Sánchez comenta que «muchas personas que se infectaron por transfusiones e intervenciones quirúrgicas antes de 1989, cuando recién se descubrió el virus, actualmente están presentando los síntomas.»

 

«Ahora nos llegan muchas personas que se infectaron en ese entonces, pues ya pasaron más de 20 años. Es importante que las personas que estuvieron en situaciones de riesgo antes de esa fecha tomen medidas de prevención para una detección temprana».

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2 comentarios en «Hepatitis C: Un gancho lento y silencioso»

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