«Julio, ¡¡¡Por tan poco te vendiste!!!»

 

Prosa aprisa/Arturo Reyes Isidoro

 

Lo narró Carlos Salinas de Gortari, a propósito de una pregunta que le hizo Luis Pablo Beauregard, de El País, de España, sobre la invitación que como presidente le hizo a Gabriel García Márquez para que lo acompañara a una gira a Cartagena de Indias, Colombia.

 

Era 1994. Caminaron por la calle y recorrieron los lugares predilectos de Gabo. Salinas recuerda que en ese viaje lo acompañó en el avión presidencial como invitado el periodista Julio Scherer García, director de Proceso y severo crítico de su gobierno, además de gran amigo de García Márquez.

 

«Cuando bajábamos las escalerillas del avión en la pista de Cartagena, Gabo estaba de pie y no tardó en lanzarle el dardo amistoso a Scherer: ‘Julio, ¡¡¡por tan poco te vendiste!!!’. Todos reímos con la ocurrencia».

 

Por supuesto, la anécdota es ilustrativa del nivel de confianza y amistad entre el Premio Nobel y el periodista, pero, más allá de eso, habla de la madurez de los tres: de Salinas por no tenerle miedo a la inteligencia y al talento, a la crítica y al conocimiento encarnada en García Márquez y en Scherer, y de éstos por no tener miedo tampoco a «contaminarse» por su relación con el poder.

 

García Márquez, en el fondo, se ve que se reía de quienes con telarañas en la cabeza piensan que convivir con el poder necesariamente es coludirse con él.

 

En efecto, si hubo un crítico excesivamente severo –y lo sigue siendo– de Salinas y de su gobierno, ese fue y es Julio Scherer García. Pero Salinas sabía sobreponerse y sobreponer su respeto por un periodista ético, honesto y valiente al enojo y deseos de represión que podían provocarle los señalamientos, y lo invitaba a viajar con él, con quien seguramente dialogaba, pues no es dable pensar que en el vuelo se diera un diálogo de mudos.

 

En esto, cuánto tienen que aprenderle nuestros políticos de aldea a Salinas.

 

Por asociación recuerdo la entrevista que el propio Scherer le hizo a Octavio Paz en diciembre de 1977, con motivo del Premio Nacional de Ciencias y Artes que se le entregó al laureado poeta.

 

El autor de El laberinto de la soledad sostenía que los intelectuales pueden ser útiles dentro del Gobierno, «a condición de que sepan guardar las distancias con el Príncipe».

 

Señalaba Paz: «El intelectual, ante todo y sobre todo, debe cumplir con su tarea: escribir, investigar, pensar, pintar, construir, enseñar. Ahora bien, la crítica es inseparable del quehacer intelectual. En un momento o en otro, como Don Quijote y Sancho con la Iglesia, el intelectual tropieza con el poder. Entonces el intelectual descubre que su verdadera misión política es la crítica del poder y de los poderosos».

 

A propósito, poco se recuerda que García Márquez, en una visita que hizo a Xalapa en los años 70, estuvo en las oficinas del semanario Punto y Aparte, del laureado periodista Froylán Flores Cancela.

 

Entonces concedió una entrevista a la reportera Azucena Valderrábano, quien después emigraría a La Jornada en la Ciudad de México donde destacaría como reportera, y le dio la exclusiva de que dejaría de escribir novelas hasta que cayera el dictador Augusto Pinochet, responsable de la muerte del presidente socialista chileno Salvador Allende (desde 2011 no veo ni hablo con Azucena, aunque sé que vive con su familia en el puerto de Veracruz).

 

Excelentes e históricas fotos logró entonces el fotógrafo Saúl Sánchez, quien falleció en un accidente de tránsito, uno de los mejores reporteros gráficos que ha tenido Xalapa y Veracruz. Que yo recuerde, fue la última visita que hizo el escritor al estado.

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