La gubernatura de dos años, descarrilada

“Si el pueblo, a medio día dice que es de noche, hay que encender las farolas», Carlos Madrazo.

Por Edgar Hernández/ Línea Caliente

La bomba estalló.

Bastaron tan solo unas horas para que la algarada veracruzana se alzara en rechazo y descalificaciones a la propuesta de Javier Duarte de un próximo gobierno de dos años que eventualmente cumpla el estigma de seguir gobernados por la Fidelidad.

Y es que tras el histórico anuncio las descalificaciones no se hicieron esperar:

Sostiene voz en cuello el senador José Francisco Yunes Zorrilla, que la minigubernatura es “inoportuna, inconsecuente y lesiva”.

“¡Es un capricho!”, sostiene por su parte airado el senador Héctor Yunes Landa. “La porfía de hacer de la Constitución local un traje a la medida constituye un retroceso inadmisible y una aventura peligrosa. La tentativa de asestar un golpe a la democracia para enmascarar la reelección de una facción implica anteponer la ambición al progreso de Veracruz”, afirma desatando en paralelo la furia opositora.

“¡Lo que Duarte busca es imponer a un gobernador de dos años que lo encubra, que borre las huellas de sus ilícitos y retirarse tranquilo y con las bolsas llenas!”, le sorraja Miguel Ángel Yunes Linares.

A la rebelión se suma Juan Buen Torio y el CDE del PAN en Veracruz tras proponer una de cinco.

Vaya hasta se acude a Dios para que opine del asunto.

Su representante en este mundo de perdición y pecado, el obispo de Veracruz, Luis Felipe Gallardo, sin pelos en la lengua, sentencia que detrás hay intereses de partidos y de personas, amén de una pérdida de tiempo, inversión y procesos. “¡Es una vacilada!”, remata en obvia referencia a la de dos.

“¡Es el continuismo!”, grita la ciudadanía manifiesta en sondeos difundidos en la radio.

Así, más rápido que aprisa el crédito ganado por el señor Duarte tras la organización de los Juegos Centroamericanos y del Caribe –blindados por más policías que atletas y con la compra del boletaje para intentar evitar el reclamo ciudadano, que no se logró- se fue a pique.

Tampoco le fue suficiente garantía la anfitrionía que brindó a Jefes de estado y de Gobierno tras una desangelada “Cumbre” en donde brillaron por su ausencia seis importantes líderes continentales.

De cualquier modo a ojos del Presidente Enrique Peña Nieto, el trabajo realizado por el gobernador de Veracruz fue el adecuado el cual le permitió, con la venia del señor, 24 horas después de cumplido el compromiso internacional, lanzar la propuesta de dos.

Nunca se imaginó, sin embargo, que el rechazo fuera instantáneo y prácticamente generalizado.

Los más importantes actores de la política veracruzana, sin ponerse de acuerdo, se sumaron en abierto rechazo.

Parten del planteamiento que es inviable elegir en 2016 un gobernador y diputados de dos años que tomarían posesión el primero de diciembre del año próximo y en 2017 elegir Ayuntamientos que tomarían posesión el 1 de enero de 2018 y en ese mismo año elegir nuevamente gobernador y diputados.

Es decir, Veracruz tendría tres años consecutivos de elecciones para renovar dos veces gobernador, una de diputados y una de presidentes municipales que a un costo de mil 500 millones de pesos por elección requerirán sacar del presupuesto estatal, o de otro lado, 6 mil millones de pesos para atender el voto prostituido por dinero.

Serían 6 mil millones de pesos mismos que tendrían que sumarse a los 42 mil millones de pesos que arrastra como deuda el gobierno, herencia de la Fidelidad.

Sin embargo y a pesar de tanta traba antes de siete días quedará aprobado el paquete de reformas en donde aún no entra a juicio ciudadano y de la opinión pública la creación de una Fiscalía que sustituya a la Procuraduría de Justicia en donde se percibe un pretendido afán por entregársela a Luis Ángel Bravo Contreras por un periodo de 9 años.

Pero ese es otro tema que seguramente será motivo de escándalo.

El punto es que para Duarte no hay problema en que quede aprobada su iniciativa de armonización constitucional, que más bien ha desarmonizado, ya que el gobierno acudirá al mayoriteo priista que hará posible el sueño de imponer la de dos, pero…

Acaso se minimiza que el PRI pueda perder la gubertnatura con tan solo que bajen los brazos los yunistas que comandan Pepe y Héctor y que el PAN, tal como lo advirtió el hijo de Miguel Ángel Yunes Linares lance a “Un yunista en la próxima elección así sea de dos o de cinco años”.

Los capitales de Héctor y Pepe no son menores y el voto duro del PAN en la última elección alcanzó el millón 300 mil sufragios derrotando al mismísimo Enrique Peña Nieto.

Asimismo el priismo leal, el del voto duro, da muestras reiteradas de irritación por más que Carlos Brito le jure amor eterno a Javier Duarte o por más que la bancada legislativa priista le sea incondicional.

En paralelo los empresarios están disgustados.

Encabezados por Ricardo Ahued y Antonio Pino, Presidente de Canacintra, alertan que la deuda pública del país es mayor que la de 1982 -aquella del desastre nacional- y no desean otra vez lo mismo con un gobierno de dos años.

En Veracruz, dijeron, el crecimiento económico -INEGI- en 2013 fue de menos 2 % y este año se espera caiga a menos 4%. Además, del 2012 al 2014 el número de pobres en Veracruz creció en 600 mil.

Asi, de puros intereses Veracruz pagó en el 2013, 4 mil millones de pesos y este año pagará 5 mil.

¿Quién aguanta eso?…

Mientras la ciudadanía transita entre la confusión y la irritación porque nunca es tomada en cuenta y el priismo de a pie, al igual que la burocracia, están hasta la madre.

De ahí la coincidencia en los llamados del grupo Yunes, quienes exhortan “respetuosamente a todos los ciudadanos a que dediquen unos minutos a reflexionar sobre lo que Duarte ha propuesto al Congreso del Estado y a que piensen en el grave daño que le causará a Veracruz si se aprueba su iniciativa”.

Así pues, hay consensos en que no es cambiando a modo el calendario electoral como se resolverán los graves problemas de inseguridad, pobreza, falta de servicios, corrupción y otros más que lastiman a los veracruzanos y que han llevado a Veracruz, a obtener las peores calificaciones en el entorno nacional.

En la contraparte, esto es, el sector gobierno, lanza, no a su gabinete en defensa, ya que ellos no existen para esos menesteres, sino a sus devaluados mozos como es el caso del ex dirigente perredista Sergio Rodríguez Cortés, para declarar que Héctor, Pepe y Yunes Linares quieren la gubernatura de 6 años para “tranzar y que andan enojados porque dos años no les alcanzan para recuperar lo que han gastado en precampañas”.

Más tonto no se puede ser.

Lo que es un hecho es que la oposición –la priista- no se quedará con los brazos cruzados.

Luego de la inminente aprobación que imponga la de dos habrán de formarse las ternas. Del lado oficial ya están etiquetados Alberto Silva, Mota y Erick Lagos; del lado yunista-priista están Pepe y Héctor, y del lado azul Miguel Ángel Yunes Linares, Juan Bueno Torio y Julen Rementería.

La de dos pues, abrió las compuertas de una loca carrera en la lucha por el poder justo al arranque del quinto año de gobierno en donde la fuerza mengua y la alianzas se ponen en tela de juicio.

Cierra pues Veracruz su año político con una fuerte división en donde el gobierno de Javier Duarte tendrá que atender de manera emergente la recomposición de la familia priista que no quiere ni la de dos, ni la imposición.

Tiempo al tiempo.

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