Duarte podría estar cavando su propia tumba política

Por una asociación consecuente, cuando hablamos de la gubernatura de dos años, damos por sentado que el candidato, por parte del partido en el poder, tendría que ser un hombre de todas las confianzas del gobernador Duarte.

Por Armando Ortiz/ VIERNES CONTEMPORÁNEO

Resulta lógico, la iniciativa parte de él, el prospecto tendría que ser gente del gobernador. Los dos nombres que más suenan son los de Érick Lagos y Alberto Silva Ramos. De quedar Érick Lagos, Javier Duarte ya no podrá ocultar su impudicia y de facto reconocerá que durante los años que lleva como gobernador, Fidel Herrera siempre estuvo detrás de sus decisiones.

En el caso de que sea Alberto Silva Ramos el gobernador tratará de emular a su antecesor, buscando un mini Maximato, aunque sea de dos años; tiempo suficiente para poner distancia entre sus turbios manejos administrativos y cualquier fiscalización.

Sin embargo, mientras departíamos los amigos en una comida de fin de año surgió una opción que hasta el momento pocos habían tomado en cuenta. Uno de los comensales advirtió que, de los candidatos que dicha iniciativa piensa excluir, al menos dos ya han recapacitado, y ante lo que parece un inminente Duartazo, han comprendido el valor de la máxima que reza: “Más vale pájaro en mano que un ciento volando”. En este caso más valen dos años en la mano que seis años volando.

No parece descabellado. Digamos que Enrique Peña Nieto, en la ebriedad de sus tribulaciones, ya dio la anuencia para la gubernatura de dos años, ya dio su palabra y piensa sostenerla. Pues a los excluidos, al menos los dos Yunes que son de su partido, no les quedaría de otra que pedir, como concesión, que uno de los dos, senadores, hombres institucionales, fuera el candidato para esa mini gubernatura.

Eso ahorraría muchas tribulaciones para el mismo presidente, quien en un error de cálculo hasta podría perder ese bastión electoral que representa Veracruz. Porque tanto Miguel Ángel Yunes Linares, como su hijo el senador Fernando Yunes han dejado muy claro que, ya sea de 2, de 5 o de 6 años, ellos van a contender y piensan ganar.

Si bien Duarte ve como un inconveniente que Héctor Yunes o Pepe Yunes llegue a la gubernatura, su desastre político, jurídico y existencial sería que Miguel Ángel Yunes Linares o Fernando Yunes llegaran a la gubernatura. Duarte hizo mal en comprar para sí el pleito que Fidel Herrera arrastra en contra de Miguel Ángel Yunes; Silva ha cometido el mismo error. Es por ello que, ante el riesgo, lo mejor sería ir a lo seguro.

Si Duarte sigue porfiado en la gubernatura de dos años y si todavía insiste en imponer a uno de sus incondicionales, estará preparando una contienda en la que no sólo tendrá como adversarios a los Yunes azules, sino que también se arriesga a que los Yunes rojos le den la espalda.

Que Duarte se salga con la suya, aprobándose la gubernatura de dos años, pero el capital político de Duarte, quien hasta hace poco era considerado un gobernador conflictivo, no le alcanza como para exigir que el candidato de los dos años sea también impuesto por él.

Pero si se arriesga, si insiste en su necedad, entonces, desde este momento, Duarte podría estar cavando su propia tumba.

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