Tolerancia y pluralidad, virtudes democrática y de madurez política

Por Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo

Los conceptos Tolerancia y Pluralidad son mutuamente incluyentes y a la vez excluyentes. Apel (1997), hablaba de dos tipos de tolerancia: la Tolerancia negativa como aquella que se muestra indiferente a los valores tradicionales de los diferentes y, la tolerancia positiva, la que permite la valoración de las capacidades de los diferentes, para enriquecer la cultura y la condición humana. En relación a la pluralidad, es una virtud tan antigua como la existencia del universo, desde el análisis que se hacía cuando se concluía que éste era la suma de la diversidad de partículas y elementos, hasta los razonamientos que exhibían las deferencias en las visiones de los filósofos griegos que debatían sobre el origen del mundo, del ser, del no ser, del pensamiento, con el propósito de llegar a la verdad y ampliar el conocimiento.

Hoy, la pluralidad es una expresión que alude a la convivencia de cosas muy distintas entre sí. Un sistema plural es aquél que acepta, reconoce y tolera la existencia de diferentes posiciones o pensamientos.[1] Es decir, la pluralidad es la aceptación de las diferencias y, la tolerancia es causa y efecto en su existencia, porque finalmente ésta es una actitud que nos dispone o predispone a escuchar a otros, motivados a enriquecernos como personas y como sociedad.

En el contexto político, generalmente pensamos en lo plural cuando comparten, un espacio o proyecto, diferentes fuerzas y visiones políticas –llámese grupo, instancia, partido o gobierno–, o cuando dentro de un mismo proyecto son respetables y respetadas diferentes expresiones no coincidentes. Pero la pluralidad política va más allá.

La pluralidad política, opera sólo cuando hay madurez y un alto nivel de consciencia y compromiso de las partes, es una virtud humana y por ende es una virtud sociopolítica, que debe alentar la democracia; por eso, así como es válida a la vez es compleja, toda vez que en el medio político prevalecen diferentes intereses,  lo que a veces la hace difícil de entender y practicar, pero no imposible.

Por ejemplo: el permitir que la gente piense y se exprese diferente a los que detentan el poder, es parte de la facultad o libertad que cada quien tiene de poderlo hacer, pero es también prueba para el nivel superior de experimentar su tolerancia. Así como es loable el hecho, en el gobernante, que con sensibilidad escucha todas las expresiones demostrando madurez, paciencia y está abierto a considerar las opiniones en el ejercicio de su función porque las ve útiles, también lo es, el que éste sea oído y comprendido e incluso reconocido por su pueblo en sus buenos actos de gobierno, aunque no necesariamente todos piensen como él.

Porque sería una falacia creer que todos somos iguales y no tenemos derecho a pensar diferente y, sería también injusto, pensar que los seres humanos somos incapaces de ser comprensivos, tolerantes y valorativos en positivo, con otros, con quien no tenemos coincidencias.

Y esta reflexión me surge, porque cuando la gente empieza a ver que dentro de un grupo, dependencia,  partido político, etc., existen divergencias de opinión o de acción entre sus miembros, incluso con el propio gobierno en turno, se intuye de inmediato rompimientos y como consecuencia éxodos. Pero no siempre es así.

Y pongo de ejemplo lo que hace días era noticia: un sinnúmero de medios hablaban del comportamiento de los Senadores Veracruzanos José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, al externar éstos—primero– su desacuerdo con la gubernatura de 2 años y sus expectativas para la transición gubernamental—después–. Y por una parte, los medios argumentaban que dichas diferencias podrían traer consecuencias funestas para su partido y por la otra, la sociedad que ve y escucha, apostaba a una ruptura insalvable con el orden superior. Pero no, la realidad fue otra: los Senadores hicieron uso de su derecho de opinión, y dejaron entrever su intención de participar,–como candidatos naturales que son–, a tan honroso cargo así fuera de dos o de 6 años, además de expresar su desacuerdo sobre formas y estilos de gobierno. Y ¿qué se obtuvo como consecuencia? como respuesta se obtuvo prudencia y tolerancia, virtudes que –se quiera o no reconocer–, se han visto como naturales en el actuar del gobernante actual.

Por eso qué bueno que el Gobernador Duarte puntualizó su visión recientemente: «Yo no tengo candidato para sucederme en la gubernatura de Veracruz, el que esté mejor posicionado es a quien apoyaré». Y qué bueno que sea así, porque eso invita a trabajar más a quienes tienen esa aspiración legítima y a respetar también la opinión del mandatario; y eso también se presenta como un buen indicador de que el gobernante no está pensando en que su sucesor sea quien responda a una conveniencia particular sino a lo que convenga a los ciudadanos veracruzanos.

Pero dicho sea de paso, hay algo que es muy importante en política: que se vale levantar el dedo y la voz a tiempo…que no a destiempo. Ahora no son los tiempos, porque cualquier distractor afecta al proceso que se tiene enfrente, luego entonces, enalteciendo lo prioritario y haciendo uso de la prudencia habrá de esperarse el momento, para que la institución política no salga afectada.

Pero regresando al tema. En un mundo plural–como afirmaban los Filósofos Monistas de  la antigüedad–, el “principio constitutivo de las cosas y sus resultados es lo verdaderamente existente” y, como hoy, la sociedad es más conocedora de ese principio sabe lo que es un buen gobernante y un buen gobierno; sabe quién podría hacer un buen papel y quien no; sabe observar y valorar quién garantiza un buen perfil en el presente y hacia el futuro; sabe que puede hacer uso de su voto como la más libre expresión personal en un proceso electoral y sabe que en la tolerancia y en la pluralidad social, de género, de opinión, de acción, de conocimiento, en la política, etc., está la garantía del respeto a la libertad humana.

Quien no lo entienda así y no sepa reconocer a los diferentes, quien se aferre a ser tomado en cuenta golpeando o denostando, quien no reconozca como válido un resultado favorable o desfavorable producto de una expresión democrática en una arena social o política calificada en la formalidad; quien actúe en la intolerancia y politice la verdad reclamando sin razón, exhibe su carencia de valores y de virtudes necesarias para aspirar a cualquier representación, porque adolece finalmente de lo esencial: respeto y madurez política para gobernar o legislar a favor de los ciudadanos.

Gracias y hasta la próxima.

Bibliografía

Apel, K.-O. (2006), «Ética del Discurso, democracia y derecho de gentes», Invenio, Noviembre,Año / vol. 9, nº 17, Rosario, Universidad del Centro Educativo Latinoamericano, 19-33.;  «La ética del discurso como una respuesta a los desafíos novedosos de la realidad de hoy ,  “Corresponsabilidad «,El Diario de Religión, Vol. 73, No. 4, 1993, 496-513; «Sobre la relación entre la ética, el Derecho Internacional y Político-Militar Estrategia en nuestro tiempo.A Philosophical retrospectiva sobre el conflicto de Kosovo «,Europeo Journal of Social Theory 4 (1), 2001, 29 – 39; Diskurs und Verantwortung, Frankfurt, SuhrkampApel, K.-O. (2007), La globalización y una  Ética de La responsabilidad. ReflexionesFilosóficasSobre la globalizació, Buenos Aires: Prometeo Libros


[1] Definición de pluralismo – Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/pluralismo/#ixzz3PVKDElJl

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