Duarte, sin candidato… Yunes Linares, firme

“¡Soy institucional, no pendejo!”, Pepe Yunes

Por Edgar Hernández/ Línea Caliente

En un escenario político revuelto y con la urgencia de tener candidato, o al menos aspirante priista definido entre agosto y diciembre de este año, el aparato de poder que encabeza Javier Duarte, va por la conciliación política.

Anda desesperado.

Tras el diálogo con Héctor Yunes Landa ahora la búsqueda, cual lámpara de Diógenes, es por la conciliación con José Francisco Yunes Zorrilla con quien el gobernador Duarte hace siete meses no dialoga y tan solo se ha comunicado tres veces “por mensajitos”.

Eso sí ha puesto en suerte a decenas de amanuenses para puentear el diálogo mismo que Pepe ha rechazado ya que “¡Basta que él me llame!”.

Mientras del otro lado del mostrador Miguel Angel Yunes Linares, aguarda tiempos, también su dinero. Vela armas, dejará pasar la de dos y para el 2018 apostará todo su capital en pos de una candidatura de unidad panista para aplastar al PRI.

Bien sabe Yunes Linares que el margen entre la victoria y la derrota oscila entre los 27 mil y 80 mil votos. Bien sabe del descontento ciudadano en contra del gobernador y entiende a la perfección que el veracruzano no vota en las federales, pero si en la estatal.

Así, el PAN le abrirá al PRI para las diputaciones federales todo el espacio para que arrase al menos en 18 distritos electorales y ya con  la victoria en la bolsa  Javier Duarte, con legítimo derecho de voto imponga a Alberto Silva y una previsible debacle priista cuando saquen las manos del proceso electoral Héctor y Pepe en el 2016.

En ese escenario que Pepe y Héctor, bajo ninguna circunstancia, pondrán a disposición de un duartista, sea delfín o pavo real, su capital electoral.

Es por ello que los senadores se volvieron a encontrar a media semana para ratificar, una vez más, su  alianza en donde después del siete de junio definirán quien va por la de dos y quien por la de seis.

“Se ha publicado que voy por la de dos y eso aún no se define. Será en agosto. Yo tendré que tomar una decisión consensuada con el DF”, dijo Pepe en charla con este reportero –que no es su vocero- sino que simplemente recoge sus expresiones.

Así, ambos legisladores le apostarán con todo al próximo siete de junio para que Duarte gane la federal, pero insisten en que si luego de la victoria no se va por la unidad y una decisión democrática se apartarán del juego.

Se apartarán no en la idea de boicotear al PRI que es el partido con el que jamás defeccionarán, sino con una marginación y cero participación y proselitismo.

Ello de tal suerte que su abstención aunada la irritación ciudadana por el mal gobierno podrían inclinar la balanza hacia la derecha en donde con los brazos abiertos Miguel Angel Yunes Linares dará la bienvenida al cementerio de la Fidelidad y el Duartismo, poniendo antes en la cárcel a conspicuos corruptos y bandidos que han saqueado el erario público.

Así, distantes de un diferendo Héctor y Pepe  -zanjado debido a que lo que menos conviene es una división- habrán de dejar muy en claro que sus capitales político-electorales serán determinantes para 2015-2016 y 2018-

Los senadores en lo subsecuente se mantendrán cautos, institucionales pero sin tanto aplauso, sin dobles lecturas, pendientes del manejo de los recursos públicos y atajando imposiciones o mini maximatos.

“El tema no es un berrinche. No hay nada personal con el señor gobernador Javier Duarte. Es solo política y el tema es una legítima aspiración sin complicidades”, sostiene el senador.

“¡Soy institucional no pendejo!”, dice el peroteño quien con las encuestas de la UV en las manos -las correspondientes a marzo- demuestra que va arriba en la preferencia electoral.

Son las mismas que tiene sobre su escritorio el propio Duarte, quien llama la atención su dicho de que no tiene candidato y que las encuestas mandan cuando es bien sabido que de años atrás solo dos han despuntado, los Yunes rojos.

La justificación de Duarte de blindar al candidato priista con una gubernatura de dos –para quien vaya arriba en las encuestas- es pues una trampa continuista ya que es de todos conocido que iba etiquetada en favor de uno de los suyos y no precisamente para Pepe o Héctor o para quien haya trabajado mejor por Veracruz.

Duarte pues, no puede equivocarse. Será su última jugada.

En realidad remontándonos al pasado reciente habría que rescatar del archivo muerto la férrea postura de la Fidelidad de impedir que un Yunes arribe al poder.

Para el caso de Miguel Angel Yunes Linares el pleito es a muerte desde el 2004 y comprado en el 2010 por Duarte, considerando que las diferencias con Fidel Herrera Beltrán datan de una década atrás.

Ya con el Duartismo desde la nominación de Duarte se sumó a sus enemigos a Héctor Yunes Landa atajándolo, lastimando su entorno, prometiéndole alcances que nunca se han dado y esa persistente tomadura de pelo.

Héctor, sin embargo, nada dejado, ha crecido solo, creció hasta colocarse a la cabeza de la preferencia electoral que hoy se disputa con Pepe Yunes.

Van en fórmula de manera declarada desde el 7 de enero pasado aunque algunos pasajes políticos de Yunes Landa han despertado la suspicacia al reunirse en privado primero con Enrique Ampudia, luego con Duarte y más tarde sucederse nombramientos de gente muy cercana a él de manera coincidente como Yolanda Gutiérrez Carlín –hoy de fiesta en Japón con más de 20 invitados con cargo al erario-, así como Edmundo Martínez Zaleta y Salvador Mellado Villalobos.

Acaso por ello bien aplica en Héctor el dicho que en política lo que parece es.

Pepe por su parte de diez años para acá ha sido objeto de engañifas y truculencias de toda índole. A pesar de jamás haber recibido nada adicional producto de su larga militancia como fue el apoyo para su campaña a Senador, siempre ha sido apartado de las decisiones sucesorias.

Pepe jamás ha pedido favores, tampoco ha colocado a nadie en el aparato estatal, ni gestado una corriente al interior del PRI o al gobierno estatal. Siempre institucional y respetuoso “¡pero no pendejo!” ha servido en tareas de partido durante los mandatos de los últimos cuatro gobernadores, embarcado incluso en el canto de las sirenas de la propia Rosa Borunda.

Pero ahí está.

Ahí sigue ayudando a Veracruz desde el Senado, bajando recursos y rescatando lo mismo a pescadores, que cañeros y empresarios en crisis.

Va por el juego de su vida consciente que no solo está en su legítimo derecho, sino porque en las últimas dos décadas ha servido a Veracruz a la buena.

Para la próxima o la que sigue (2018) irá sin negociaciones turbias o en lo oscurito. “Mi lucha es abierta”, sostiene. Alerta asimismo que vienen cosas fuertes y serios cuestionamientos federales por temas de carácter financiero.

Sabe Pepe que no hay diálogo y que el distanciamiento se dio en el momento en que “mal informaron al gobernador sobre mi presunta tibieza y ausencia de defensa de un tema del cual me enteré luego que se registra un severo cuestionamiento a la transparencia en el manejo de recursos públicos de parte de Fernando Yunes Márquez”.

En efecto.

El 15 de octubre del 2013 el senador Yunes Márquez propuso y fue aprobado un punto de acuerdo para que se diera seguimiento a dictámenes emitidos por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en materia de inversiones del Sector Salud, mismo que se aprueba el 23 de abril de 2014 en donde se exhorta al gobierno federal a investigar el uso indebido de recursos públicos del Seguro Popular.

Ello provocó airada reacción de Javier Duarte misma que dio lugar al congelamiento de las relaciones con Pepe, que no con Héctor, siendo que el primero, es decir Pepe, es presidente de la Comisión de Presupuesto no de Salud y en ningún momento supo del movimiento de Fernando Yunes.

La bola de nieve, sin embargo, creció y creció hasta dar por terminado un compromiso político pactado al inicio del sexenio.

Así sobrevino, de enero para acá, la alianza Héctor-Pepe y el resto de la historia de la fractura priista es harto conocida. Es una ruptura que tiene aristas ya que si bien el primer priista Enrique Peña Nieto tolera y admite decisiones de los gobernadores con los cuales simpatiza, bajo ninguna circunstancia permitirá se ponga en peligro la tercera reserva electoral del PRI en la república o que la violencia política sea el signo de los tiempos en crisis.

Tampoco que se siga cabalgando sobre el fantasma del saqueo a las arcas públicas.

El asunto pues, no siendo fácil, habrá de dirimirse con una salida negociada entre quienes van arriba en la preferencia electoral, sin condiciones y entregando cuentas claras y libros blancos, sin mácula.

Y eso, como dirían los alvaradeños sí que “¡Va a estar cabrón!”

Tiempo al tiempo.

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