El fogoso en su laberinto

•Inaudito rechazo al “tío”

•Javier Duarte lo exilió

Por Luis Velázquez/ Escenarios

1

Fidel Herrera está cosechando en Barcelona como cónsul lo que ha sembrado en la vida pública.

Por ejemplo, la bienvenida adversa, llena de fuego, con que fue recibido por la prensa española, recordando su pasado.

Y al mismo tiempo, el saludito de gran parte de la prensa defeña de México, desde la historia del cenicero que deseó robarse hasta el nombramiento fast track del Peñismo para evitar el rechazo en el Senado de la república.

Y por añadidura, el asombro en las redes sociales por su designación y también por su pacto con el diablo para salir ileso.

En Barcelona, una reportera catalana lo entrevistó y el fogoso se quejó de que nadie hablaba de las cosas buenas que, dijo, realizó en Veracruz durante el sexenio.

¡Ah, las cosas buenas!, entre ellas, la espantosa deuda que ahora el mismo Javier Duarte dice que pagará, los cientos de “aviadores”, el dispendio y el derroche del erario.

De algún modo, pues, “El tío” encarna en los primeros años de Carlos Salinas como ex presidente de la república.

Andar de pueblo en pueblo huyendo, digamos, de la diatriba y la indignación crónica de un pueblo irritado.

Luego de casi cinco años en la RENATA, la Reserva Nacional del Talento, Fidel resucitó con el consulado en España, pero todo el pasado se le vino encima de un día para otro.

Más ahora de cara a la elección del candidato a gobernador que había soñado con su Maximato, tipo Plutarco Elías Calles, a quien la fuerza política le alcanzara para imponer cuatro presidentes de la república, el último de los cuales, Lázaro Cárdenas, le salió rezongón y lo exilió.

Diríase, entonces, que también Duarte exilió a Fidel Herrera. Entre más lejos, mejor, por más que exista el Internet, el Twitter, el Facebook, los mensajes, etcétera, para comunicarse.

2

Fue sabio Miguel Alemán Velazco, lanzar su Interjet y seguir con sus foros nacionales, y olvidarse de la tentación del poder político en Veracruz.

Fue sabio Patricio Chirinos Calero cuando afirmaba que “el respeto al sexenio ajeno es la paz”, y tal cual se retiró a la vida privada, donde sólo se ocupa de la asesoría política y económica a Carlos Slim Helú.

Fue sabio Dante Delgado con fundar su partido político, Movimiento Ciudadano, y tener al país como escenario político.

Fue sabio don Fernando Gutiérrez Barrios al pasar a la secretaría de Gobernación y al Senado y morir en el quirófano.

Fue sabio Agustín Acosta Lagunes de encargarse del Museo de Antropología e Historia de Xalapa.

En contraparte, Fidel Herrera se miró y soñó el Plutarco Elías Calles y el Antonio López de Santa Anna (once veces presidente de la república) y quiso establecer su Maximato, pero sus discípulos fueron incapaces.

Así, de pronto sus neuronas tuvieron un cortocircuito y aceleró a Carolina Gudiño Corro con que tomando posesión como diputada federal por el distrito de Boca del Río brincaría en automático como candidata a gobernadora.

Ahora, sin embargo, continúa soñando con su Maximato para ver si cuaja, oh milagro divino, con alguno de sus alumnos.

Solito se engaña.

El hartazgo ciudadano contra el PRI y el fidelato huele mal. Está creciendo. Se ha multiplicado.

Un fidelista como candidato provocaría el descarrilamiento inmediato del partido tricolor, por más y más que Anthar Kuri, su casi paisano (nació en Chacaltianguis), lo declare su héroe universal, el único.

3

Fidel Herrera está en el descrédito público.

Luego de los años de gloria y esplendor, ahora sólo unos cuantos priistas, y sus barbies, lo aclaman.

Claro, es un político ultra contra millonario. La fama pública, por ejemplo, dice que del gobierno de Veracruz salió más rico que Miguel Alemán Velazco, con todo y su Interjet, que son palabras mayores.

Pero “El tío” es un animal político, y aun cuando tenga suficiente poder económico para varias generaciones posteriores es un animal sediento de poder político, igual que sus colegas José Murat Casab, Enrique Jackson Ramírez, Ulises Ruiz y Mario Marín.

Y por eso, aceptó el consulado en Barcelona, porque así esperará en el cabuz del ferrocrril priista la sucesión presidencial, y en un descuido resucitaría a la nueva vida.

Lo dice Jorge Uscanga Escobar: en política nadie está muerto, y lo que hoy es…mañana puede cambiar.

4

Además, si seis de cada diez habitantes de Veracruz están en la pobreza y la miseria como afirma el Coneval, ¡qué más da si el fogoso está enriquecido!

Simple y llanamente, le vale.

Su único objetivo es el poder político y si le agrega el poder económico y el poder social, entonces, “la plenitud del pinche poder!

Por eso su artículo semanal en una parte de la prensa local, que también ahora publica su hijo Javier Herrera Borunda, para tener presencia.

Encerrado en su consulado, aplaudido por los suyos, “El tío” es un general en su laberinto para soslayar el grito callejero del rechazo.

Su peor herencia política es Javier Duarte, quizá, acaso, para vengarse del pueblo de Veracruz.

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