El caso de los Twiteros de Veracruz

Sociedad Civil y poder dictatorial

  Por Ramón Rodríguez Rangel

 

 

“La buena información no es la que proporciona una descripción exacta-imposible- de los hechos, sino la que no está al servicio de los intereses heterónomos.”

Victoria Camps.

Catedrática de Ética de la Universidad

Autónoma de Barcelona


Diversos acontecimientos sucedidos en los últimos meses en Veracruz, respecto a los medios de comunicación y al ejercicio de la libertad de expresión, son objeto de serias preocupaciones, no solo en el estado y en el país, sino en el mundo entero porque somos parte de la aldea global.

 

La persecución de la crítica, es un asunto grave para una sociedad que aspira a vivir en democracia y en un verdadero sistema de justicia.

 

Octavio Paz, el premio Nobel de Literatura- hace 40 años en su discurso de ingreso al Colegio Nacional, cuna del desarrollo intelectual de México-, remarcó, precisamente en tiempos de intolerancia y represión en México, que el espíritu crítico es la gran conquista de la edad moderna.

 

Refirió que “nuestra civilización se ha fundado precisamente sobre la noción de crítica, porque nada debe ser  sagrado o intocable, excepto la libertad de pensar”. El poeta sostuvo que un pensamiento que renuncia a la crítica, no es pensamiento, ya que sin crítica no puede haber sociedad sana.

 

Sin embargo, en estos tiempos convulsos en  Veracruz, el ejercicio de la crítica como de la libertad de expresión es, por los signos que se han visto, peor crimen que el narcotráfico y el homicidio.

 

Esto no es nuevo, Anabel Hernández en el libro “Los señores del narco” documenta como en los tiempos de Díaz Ordaz y Luis Echeverría con su “arriba y adelante”, la prioridad del gobierno era la represión, la detención y hasta la desaparición de las personas que pensaban abiertamente diferente.

 

Dice la escritora que para ese fin, inclusive, el gobierno llegó a pactar con criminales y narcos. El fin justificaba los medios para esa clase política en el poder.

 

Hoy, 50 años después, el literato veracruzano Luis Arturo Ramos, afirmó en Tuxpan, al presentar el libro “Mickey y sus amigos”, que el tiempo no ha pasado en el estado pues el proceso de desarrollo democrático y libertad de expresión iniciado en México, no ha llegado a estados como Veracruz, donde los rasgos de la dictadura siguen presentes en el control de medios de comunicación.

 

Luis Arturo Ramos, distinguido con premios nacionales de literatura, opinó que “el sistema” en Veracruz, reprime o inhibe la libertad de expresión a través de diversas formas, lo que evita que el Estado esté a la par que otras regiones del país, donde realmente las cosas están cambiando.

 

El acoso a la libertad de expresión en Veracruz, que ha ocupado espacios en periódicos internacionales como el New York Times, tiene precedente en la etapa más negra y vergonzosa del país.

 

La detención y los juicios sumarios de los “twiteros” de Veracruz, María de la Luz Bravo Pagola y Gilberto Martínez Vera – presos el 25 de agosto de 2011-, acusados de “terrorismo equiparado y sabotaje” por difundir mensajes a través de las redes sociales, fue condenado por organizaciones civiles internacionales como “Amnistía Internacional” y “Reporteros sin Fronteras”.

 

En el país, movimientos de la sociedad civil como La Caravana por la Paz, se manifestó frente a Palacio de Gobierno del Estado, en la ciudad de Xalapa, contra la detención de los twiteros.

 

El poeta Javier Sicilia, cuestionó el hecho y criticó la iniciativa de ley del ejecutivo estatal, Javier Duarte, para establecer el delito en Veracruz, de “perturbación del orden público” al que equiparó con el delito de “sedición” o “disolución social” que derivó en el 68 en la represión y matanza de estudiantes, que querían ser escuchados y demandaban mayor apertura democrática en el país.

 

Los twiteros de Veracruz, habrán caído en excesos,  pero esto fue propiciado por la desinformación que priva en toda la entidad, donde los medios por consigna, por coptación y/o amenazas no difunden la verdad de lo que ocurre.

 

Así como también, por la desinformación y el ocultamiento oficial, donde “en Veracruz no pasa nada”, parece slogan de gobierno, contrario a la percepción de la realidad de la sociedad, que ha encontrado en las redes sociales, al igual que en los países de dictaduras en el medio oriente,  los últimos reductos de la libertad de expresión y  de la verdad escondida oficialmente.

 

Con graves problemas de inseguridad pública, con el primer lugar de pobreza en el país, con los últimos lugares en desarrollo humano, Veracruz enfrenta ahora, un atentado más a la democracia y a la libertad, urge una mayor responsabilidad de los usuarios de las redes sociales,  pero también se debe avanzar en México y sobre todo en estados como Veracruz consensuando, el derecho a la información, porque la sociedad tiene derecho a recibir información veraz. Esto es lo que se requiere, no nuevas versiones  de “la ley  disolución social” o, “perturbación social”.

 

Ya  Trasimaco, en La República de Platón, sostenía desde hace 2 mil 500 años  que la justicia estaba hecha por los que detentan el poder, para su interés propio, y para ellos era más provechoso hacer lo injusto que lo justo.

 

Hans  Kelsen, en su “Teoría General del Derecho y del Estado”, considera que un individuo es verdaderamente libre , si aquello que de acuerdo con el orden social “debe hacer”, coincide con lo que “quiere hacer”,  resalta que, “la democracia significa que la -voluntad- representada en el orden legal del estado, es idéntica a las voluntades de los súbditos, destacando que , “la servidumbre” es autocracia, pero jamás democracia, porque esta promueve la armonía entre la voluntad colectiva y la individual, promueve la “autonomía”, y es precisamente la autonomía de la sociedad, y del individuo, lo que más temen las autocracias y las dictaduras, porque el concepto de autonomía implica la capacidad de los seres humanos de razonar o pensar de forma eficiente, de ser autoreflexivos y de autodeterminarse, a capacidad deliberar, juzgar y actuar.

 

Todas las obras políticas de Immanuel Kant, coinciden en referirse a la libertad de expresión, como el momento esencial de la política republicana, porque concibió que  solo la contrastación, la discusión y la crítica de las políticas del Estado, y de la legislación positiva, constituyen el ámbito donde se puede desarrollar la ciudadanía.

 

El filósofo alemán afirmó que la libertad de expresión es el verdadero paladín del pueblo, paladín que en Veracruz se pretende desaparecer, por “perturbador social”.

 

El proceder del sistema político estatal, avalando a través de leyes el intento de reducción de las potencialidades de la sociedad civil, no es algo nuevo. Ya el destacado jurista y filosofo Raúl Hernández Vega, quien fue investigador de la Universidad Veracruzana y de la UNAM, advirtió en su libro “Poder y Sociedad Civil”, que el poder sistémico se maneja por estructuras totalitarias, por esquemas o formas sin contenido.

 

Para Raúl Hernández Vega, para este poder y su sistema, el ser humano no cuenta,  su prioridad es solo su equilibrio y preservación, pierde totalmente la dimensión ético-racional, tomando a los seres humanos solo como entes cibernéticos (robots); explicó que la sociedad civil por naturaleza  no es sistémica, es ético-racional y comunicativa, que deriva de la necesidad no solo de conocer, sino también de evaluar y comprender.

 

Refirió que la sociedad civil es la única que tiene la posibilidad de generar cambios fundamentales en los sistemas de poder, ya que éstos por su propia naturaleza no buscan el cambio, sino por el contrario la continuidad, que todo siga igual.

 

La manifestación de la sociedad civil no se  da por el continuismo, se da en la medida en la que se tiene conciencia de que el sistema no funciona en beneficio de la colectividad, por ello dialécticamente lo niega, para al negarlo tratar de sublimarlo, depurarlo, transformarlo en eticidad y racionalidad, consideró en su obra Hernández Vega.

 

Pero el poder sistémico se resiste a cambiar, como está visto en Veracruz, y ante la amenaza que la libre expresión de la sociedad civil, a través de las redes sociales, le significa, decreta su ley, contra la “perturbación social”.

 

La participación de la sociedad civil en las redes sociales, no va a terminar por decreto o nuevas leyes, ni ante la amenaza de ser encarcelada por terrorista o perturbadora, un sistema decadente, autoritario, con expresiones totalitarias, no podrá, resistir todo el tiempo, al empuje de la sociedad civil por nuevos cambios, y mayores niveles de justicia y democracia.

 

Más allá de los intereses políticos y los partidos, hay una sociedad civil en Veracruz que ha despertado y que como anticipaba Raúl Hernández Vega,  cuando el poder sistémico no funciona, irrumpe la sociedad civil, así pasó este año en medio oriente y así pasará donde  las estructuras de poder, se alejen del discurso ético racional.

 

La sociedad civil, y la  libre expresión en las redes sociales debe seguir, porque la comunicación es la energía de la vida social, y porque cualquier victoria del totalitarismo sería equivalente a una liquidación mucho más radical de la libertad, entendida ésta como una realidad humana, porque ningún reino de las esencias eternas nos podrá consolar jamás si el hombre pierde sus capacidades esenciales, como la de libre pensamiento y expresión, advirtió Hannah Arendt en “Los Peligros del Totalitarismo”.

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