Mensaje del Obispo de Tuxpan: El reino de Dios es como un tesoro

El Evangelio de San Mateo nos presenta este domingo otras tres parábolas: el Tesoro escondido, la Perla fina y la Red de pescar. A través de ellas, Jesús quiere ayudarnos a entender mejor y a profundizar el significado del Reino de los Cielos y su importancia en nuestras vidas, en nuestra caminar aquí en la tierra. Y es condición para avanzar hacia la vida eterna con él. (Mt. 13, 44- 52)

Podemos decir que Jesús termina  el Sermón de las parábolas explicando los tesoros  de nuestra propia vida. Porque todos tenemos un tesoro, que hemos de descubrir y valorar. ¿Ya descubriste la belleza y el gran tesoro de tu vida, donde Dios te invita a trabajar, a crecer y a dar frutos?

La PERLA más valiosa eres tú. Las cosas que tienes y que compras, no valen tanto como tu propio ser, el potencial del amor que Dios ha depositado en tu propia vida y que te invita a hacerlo fructificar.  Dice San Juan de la Cruz que en el atardecer de la vida seremos juzgados sobre el AMOR. Antes que se acerque el final de tu vida, escoge lo bueno y tira lo malo, avanza definitivamente en el amor, para que tu vida sea significativa aquí y se oriente desde ahora hacia la plenitud en el cielo

En realidad ¿Entendemos las cosas que pasan en el teatro de éste mundo?  Cada uno es responsable de su papel, o su tarea en este mundo. Señor, haz que conscientes de los tesoros que llevamos escondidos,  los pongamos al SERVICIO  de los demás.

La Palabra de estos domingos nos invita a profundizar

Mientras vamos caminando en la vida diaria, nos toca ser tierra buena  que da fruto abundante; pero también árbol que en sus ramas ha de acoger a las aves frágiles o heridas, levadura que fortalezca y transforme el mundo de hoy. Pero también estamos invitados a esforzarnos y trabajar con entusiasmo y convicción  para construir el Reino de Dios, en estos tiempos.

La razón de todo esto es porque hemos descubierto el tesoro y hemos puesto en él nuestro corazón. La Parábola del Tesoro escondido y la de la Perla fina nos hacen pensar en lo valioso que es el Reino de Dios, si se compara con otras riquezas.

Las dos comparaciones propuestas por el Señor nos indican la superioridad que tiene el Reino de los Cielos frente a cualquier otra cosa, o a cualquier otro valor, y nos hace ver la actitud que tiene quien lo llega a descubrir: se propone adquirirlo a cualquier costo, vende todo lo que tiene, para poder  tener lo que verdaderamente vale.

Dónde está tu tesoro está tu corazón

Jesús habla de lo que conocen quienes le escuchan, ya que le interesa que la gente le entienda. Debido a las guerras continuas y la frecuente inseguridad, era habitual que se escondieran las monedas y los objetos que consideraban valiosos.

Jesús habla de la gran suerte que tiene quien encuentra el tesoro. Para conseguirlo no hay que renunciar a nada especial, ni tampoco supone sacrificios o esfuerzos.  Lo fundamental es la inmensa alegría que produce el buscar y encontrar el Reino  y decidirse por él como el mejor tesoro.  Ese tesoro está escondido en el campo de la vida diaria. La satisfacción y el premio es seguir buscando, mientras caminamos  y lo vamos construyendo. ¿He descubierto el Tesoro más valioso? ¿Qué necesito vender para conseguirlo?

La perla más fina

Encontrar la mejor perla invita a tomar una decisión, nos ubica ante una nueva escala de valores. Jesús nos da a conocer el proyecto de Dios con el lenguaje sencillo de las parábolas. Construir el Reino fue la pasión de Jesús, a ella se entregó con todas sus fuerzas. Nos invita a ser sus colaboradores, a formar parte de los constructores del Reino.  Es nuestra tarea y nuestra alegría. Construir el Reino de Dios es colaborar con lo que Dios quiere.  Dios quiere felicidad para todos,  que no le falte pan ni sonrisa a nadie. Tratemos de ser personas samaritanas para quien esté tirado en el camino.

¿Qué significa “vender todo”? Significa dejar todo lo que nos aleja de Dios. Dejar nuestra vida de pecado, los anti-valores que hemos considerado buenos, pero que a los ojos de Dios no lo son.

En la práctica, se trata de dejar nuestras viejas maneras de ser y de actuar, nuestros apegos, todo lo que hemos preferido antes que a Dios, porque así no llegaremos al Reino de los Cielos. “Vender todo”  equivale  “Amar a Dios sobre todas las cosas”, porque todas las demás cosas y personas que no son Dios no pueden estar antes que Dios, si deseamos llegar al Reino de los Cielos.

Una red que recoge todo tipo de peces

Jesús sigue hablando de lo que las personas veían y vivían cada día.  Jesús respeta los ritmos de la historia y de cada persona. Nos invita  a arrojar la red y dejarle a Él todo lo demás. Y avisa del peligro al que se puede tender, consciente o inconscientemente: intentar dominar los procesos, los “cómos” y los ritmos de Dios;  tratar de adelantar el día del juicio, considerándose trigo bueno y los mejores peces, con derecho a censurar, juzgar y condenar a los demás.

Así será al final del mundo

Mateo nos anima a vivir poniendo en práctica las enseñanzas de Jesús. A aprender a convivir hasta el final de la historia. La verdadera comunidad de los hijos e hijas de Dios se manifestará al final, cuando estemos definitivamente libres de toda clase de ataduras y esclavitudes, mentiras, injusticias y muerte. Jesús sigue preguntando si le entendemos. Y sigue esperando respuesta.

Nosotros también hemos  recibido y encontrado un tesoro.  Podremos sacar cosas nuevas de él si lo buscamos, lo desenterramos, y nos comprometemos en la ilusionante tarea de hacer que ese tesoro  se actualice continuamente. Jesús es plena y radical novedad.

Busquen primero el Reino de Dios

Recordemos que en otro momento nos dijo el Señor, también refiriéndose a su Reino y comparándolo con otras riquezas: “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y lo demás les vendrá por añadidura” (Mt. 6, 33).

La 1ª. Lectura del Libro de los Reyes (1 Re 3, 5-13) nos trae un personaje que entendió esto muy bien y pudo vivir lo que significa esto de lo primero y la añadidura. Se trata del famoso Rey Salomón, que se destacó por su sabiduría al gobernar al pueblo de Israel. Dios le dice que le pida lo que quiera, le pide “sabiduría de corazón, para poder distinguir entre el bien y el mal”, y así poder cumplir con la misión que Dios le había encomendado, que era gobernar al pueblo de Israel.

Dios le concedió sabiduría y también riquezas, porque estaba preparado para recibirlas… Le dio el Reino de Dios y su sabiduría, pero también la añadidura.

Todas las demás cosas que no son el Reino de los Cielos es la “añadidura”. Eso es lo que hay que vender para comprar lo verdaderamente valioso. Pero si buscamos sólo la “añadidura”, lo secundario, corremos el riesgo de quedarnos sólo con eso y de perder lo que es importante. En cambio, si buscamos lo que verdaderamente vale, el Reino de los Cielos, tendremos eso,  y también lo demás. Buen negocio ¿no? manos a la obra.

+Juan Navarro Castellanos

V Obispo de Tuxpan


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