Por Andrés Timoteo/ Texto Irreverente
No es un secreto que hoy la administración estatal está bajo asedio mediático. Todo lo ponen bajo la lupa y hasta le cargan asuntos de más –por ejemplo, ahora la osadía de los despechados los lleva a culpar a Yunes Linares ¡del homicidio de la joven Mara Fernanda Castilla, que ni siquiera ocurrió en la entidad!-.
No hay asunto al que no le encentren un punto de cuestionamiento y hasta de descalificación: que si se emite un comunicado o no, que si el gobernador va a correr al bulevar, que si se reúne con militancia partidista, que si juega futbol, que si oculta las cuentas financieras, que si nombra a tal funcionario, en fin todo bajo escrutinio mediático.
Y eso precisamente es parte de las ganancias que ha arrojado la administración de Yunes Linares: la libertad para publicar lo que se quiera, sin que haya censura ni exigencia para uniformar la línea editorial. La crítica hacia el gobierno estatal y la oportunidad de hacer periodismo de verdad –una vez abandonada la lisonja y la vocería mediática a la que estaban acostumbrados- son valores agregados de cambio en el gobierno estatal.