La vida expuesta…

Por Maryjose Gamboa/Al aire…


La vida expuesta…

Si bien es cierto que,  el impresionante avance de la tecnología ha logrado vencer obstáculos que parecían imposibles de superar; como la la distancia entre las personas, o el tiempo en el que estas pueden enterarse de lo que está ocurriendo incluso en el otro extremo del mundo, también lo es que en el caso  por ejemplo de las redes sociales y específicamente de las relaciones  que a raíz de ellas surgen, se han convertido en un foco de alerta, en un peligro constante porque la vida de una persona puede quedar literalmente expuesta en un segundo y sin que esta sea consciente de ello.

En muchas ocasiones hemos comentado en este y otros espacios por ejemplo, el modo en el que operan los grupos delincuenciales dedicados a la trata de personas, incluso se ha narrado a detalle las  historias de las pocas mujeres que han logrado escapar de dichas redes como; Marcela Loaiza -víctima de la mafia Yakuza-  o Karla Jacinto -víctima de las redes que han convertido a Tlaxcala en la capital mundial de la trata de personas-, sin embargo ni las autoridades, ni las propias familias han logrado dimensionar hasta qué punto dichas redes pueden ser las responsables de muchas de las miles de desapariciones  sobre todo de jovencitas, que se registraron en el sexenio de Duarte, y de las que se registren en el actual.

Y esto se lo comento porque durante los últimos años, en pleno apogeo de redes sociales como Facebook, Whats App, Instragram (o una que conocí hace poco gracias a los cobardes que también por años me han traído de encargo), llamada Tinder, he escuchado de muchas madres exactamente la misma historia: “A mi hija la contactó por Facebook una persona para que trabajara de edecán en un evento y nunca más volvimos a saber de ella”, “Mi hija conoció en las redes a un muchacho que parecía tener buenas intenciones, pero después se hicieron novios y se fue con él,  y  desde entonces no hemos podido comunicarnos con ella”… Y muchas, muchísimas más similares a estas.

¿Qué tan probable es que todas ellas hayan terminado en manos de tratantes? Pues no lo sabemos, y es precisamente ahí en dónde radica el problema, porque lo que sí sabemos es que la trata de personas es el segundo negocio -después del tráfico de drogas y por encima del tráfico de armas- más redituable en el MUNDO, porque CADA UNA de estas niñas, niños, o jovencitas prostituidas en el país, les generan entre SESENTA y  OCHENTA MIL PESOS MENSUALES.

Siendo así, y basándonos en el testimonio de las propias sobrevivientes en los que señalan que estos grupos controlan en promedio a 30 víctimas, y considerando que es una “mercancía” que no tienen que “comprar” pero que sí pueden vender las veces que les da la gana (Karla Jacinto en cuatro años fue prostituida en más de 40 MIL ocasiones), pues no se necesita ser ni genio, ni experto en el tema para entender por qué dicho delito incrementa no sólo en el país sino en el mundo entero también.

En el caso por ejemplo de Marcela Loaiza, a quien entreviste hace casi cuatro años, además de su belleza, otros factores influyeron de manera determinante para ser “elegida” por la mafia Yakuza: el azar, las necesidades económicas y la inocencia. Tenía sólo veintiún años cuando aceptó la propuesta de un sujeto prácticamente desconocido, para ir a Japón a trabajar como bailarina, no tenía idea que en realidad estaba siendo reclutada por esta poderosa red de trata que funciona entre Japón y Colombia para abastecer de “prostitutas” latinoamericanas al mercado oriental.

Respecto al caso de Karla Jacinto, a quien pudimos contactar para que compartiera su dramática experiencia en un foro realizado en Boca del Río, cuando me desempeñaba como Directora del Instituto Municipal de las Mujeres con el Alcalde Miguel Ángel Yunes Márquez, ella narro como fue obligada a tener relaciones sexuales en 43 MIL 200 ocasiones,  después de caer en las manos de traficantes de personas. Con la voz aun entrecortada a pesar de los años que han transcurrido,  y del apoyo que ha recibido de la Asociación Civil encabezada por la activista Rosy Orozco,  aseguró que la prostituían  hasta con 30 hombres cada día y  los siete días de la semana. Que a su tratante lo conoció en la ciudad de México, y que este logró enamorarla detectando sus carencias afectivas, hasta convencerla de “escaparse juntos”… “Aventura” de la que milagrosamente pudo escapar, pero cuyas huellas quedarán para siempre en su cuerpo y sobre todo en su alma.

¿Por qué la insistencia en el tema? Pues porque tal y como lo comento en párrafos anteriores, a pesar de CONTARLES estas historia, de LEER estas historias, de ESTAR CONSIENTES que estas brutales historias ocurren todos los días,  simplemente no nos detenemos en ellas. Sí desde luego el impacto de escucharlas es tremendo, pero no lo suficiente para que como madres, padres, autoridades, fijemos nuestra atención en ello. A la autoridad le toca investigar cada desaparición,  ESO ESTÁ CLARO, es su OBLIGACIÓN esclarecer los hechos, pero a las madres y padres, nos toca entender que las redes sociales pueden fomentar relaciones impersonales, lejanas, frías, sin vínculos afectivos, y en las que no tienes idea de quién es en realidad quien está detrás de la otra computadora, o celular.

Facebook, fundada en febrero de 2004 por Mark Zuckerberg, Dustin Marcowits y Chris Huges, pretendía ser una red de interconexión para ex-alumnos de la Universidad de Harvard, pero ante el éxito inusitado, hoy en día en una red que cuenta con treinta y cinco millones de usuarios actualizan sus perfiles diariamente, mientras que sesenta millones postean información con la misma frecuencia, y en la que se suben cada mes, más de TRES MIL MILLONES DE FOTOS. Y según datos proporcionados por infografía de Vuelodigital.com en América Latina el país con más usuarios es México, por lo que es uno de los medios preferidos por los grupos delincuenciales para “seleccionar” a sus víctimas.

Ojo, no se trata de satanizar una red que también permite interacciones reales y como se dijo al principio reduce la brecha de distancia entre las personas, de lo que se trata es de ENTENDER que una jovencita, que una niña, NO es posible que tenga en realidad 130 amigos (promedio de los jóvenes entre 12 y 20 años) con los que comparta hasta el último detalle de su vida PERSONAL y FAMILIAR.  Y en esto hay que poner especial atención porque las jóvenes de esta edad son justamente las más susceptibles a ser utilizadas por redes de trata.

Mención aparte merece esta “nueva red” al menos para mí porque no tenía idea que existiera hasta que me crearon un perfil falso e intentaron desde ahí hackear mis cuentas, llamada “Tinder”…  Red que después de averiguar sobre la misma me entero que es única y exclusivamente para “ligar” en un perímetro aproximado de 80 kilómetros del punto de dónde te encuentras.

Hombre, ¿tendrán idea las madres, los padres, las autoridades, del peligro que representa una red en la que te puede contactar cualquiera que se ubique dentro de ese perímetro, probablemente con un perfil falso? No lo sé, pero creo,  aunque puedo estar equivocada desde luego, que es una de las maneras  más peligrosas de exponer la vida, la privacidad, y la integridad,  de una persona.

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