Anaya propone formar una Comisión de la Verdad, que es un organismo creado ex profeso para contribuir a la aclaración completa de delitos muy graves atribuidos a las cimas del poder político
Por Miguel López Azuara/Cambio de Luces
El Presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczyinski, presentó su renuncia para no ser enjuiciado por nexos con la empresa brasileña Odebrecht que podrían ser constitutivos de casos
de corrupción. La empresa ha admitido que sus negocios prosperan gracias a funcionarios de unos doce países, México entre ellos, por supuesto, a cuyas cuentas bancarias ha transferido millones de dólares. Aquí están implicados Petróleos Mexicanos y los gobiernos de Veracruz, Quintana Roo y otros, más los que se acumulen esta semana.
Al mismo tiempo, al anunciar su incorporación como coordinador de asuntos internacionales y de la vocería del candidato presidencial Ricardo Anaya, el historiador, académico y analista político Jorge Castañeda, machacó que va en serio la intención de Anaya de actuar desde Los Pinos contra los tres Presidentes que llevamos en lo que va del siglo XXI: Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Dos del PAN y uno del PRI.
El propio Anaya, por su parte, es sometido a una demanda por lavado de dinero que ha sido señalada como desesperado intento oficial de bajarlo del segundo lugar en las encuestas de intención del voto para ver si allí se trepa el candidato del PRI, José Antonio Meade, y le pisa los talones a Andrés Manuel López Obrador. Saltos mortales que pueden tener altísimos costos.
(2 de Cambio de Luces)
Anaya propone formar una Comisión de la Verdad, que es un organismo creado ex profeso para contribuir a la aclaración completa de delitos muy graves atribuidos a las cimas del poder político. Nada fácil.
Como lo vemos con algunos ex gobernadores, los poderosos siempre encuentran en las leyes resquicios de sobra para salir bien librados. Ostensiblemente el fuero, con la práctica del chapulineo que consiste en saltar de la burocracia al Congreso protector. Y viceversa. Pero también el empleo de los prestanombres, exentos de explicar el origen de sus tesoros. Y la fraternidad de las complicidades. Los carniceros de hoy pueden ser las reses de mañana. Los verdugos son cautelosos.
Avanzar en la lucha contra la corrupción es muy trabajoso en este país, y el buen Ricardo, que no tiene el corazón de león, merecería el bien de la patria. Porque López Obrador ya proclamó perdones y amnistías. La honestidad valiente, su viejo lema, ya cumplió su parte. Es la hora de la estrategia magnánima para arribar sin mayores sustos a la silla del águila. Ya aprendió la lección.
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