Los jóvenes mexicanos, su presente y futuro

 

Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo

 

Son muchos años de tratar a los jóvenes, universitarios principalmente, a través de la cátedra y por haber dirigido una Facultad durante 9 años, y creo que eso me permite tener una idea clara de cómo perciben, reaccionan y opinan sobre su realidad.

¿Y cuál es su realidad?  Creo que muy preocupante, sino hacemos algo al respecto.

En el mundo el 53 % de la población está en edad joven y el 25% de quienes tienen entre 15 y 24 años, alrededor de 300 millones de personas, viven por debajo de la línea de pobreza de dos dólares diarios, según un informe difundido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Por lo tanto se estima que serán necesarios 400 millones de empleos decentes y productivos, es decir, más y mejores trabajos, para aprovechar el máximo el potencial de la juventud actual.

La posibilidad de que un joven esté desempleado triplica a la de un adulto. La población juvenil creció un 13.2% entre 1995 y 2005, mientras que la disponibilidad de empleos para este segmento de la población aumentó solo un 3.8%. Como consecuencia, los jóvenes desempleados representan el 44% del total del mundo, a pesar de que representan sólo el 25% de la población en edad de trabajar.

Pero contrariamente a lo anterior, también se tiene investigaciones de que la población joven, en el mundo, va en descenso.  

El historiador y analista demográfico, David Brooks, hace patente la disminución de la población joven en el mundo, lo que durante décadas se consideró un problema. (The New York Times, 2012). Y esto se relaciona con las tasas de fecundidad en algunos países.

Por ejemplo: la situación demográfica de países populosos como Rusia, ha logrado aunar una baja natalidad y una alta mortalidad; desde 1992 la población ha disminuido en 6 millones de habitantes.

Japón tiene uno de los peores perfiles demográficos, con un rápido envejecimiento de la población, al igual que ocurre en muchos países europeos.

China también está envejeciendo con rapidez, y su rápido crecimiento económico puede quedar frenado por la escasez de trabajadores jóvenes, fruto de la política impuesta del hijo único. “En una cultura en la que hay escaso apoyo fuera de la familia, una generación de hijos únicos está engendrando a otra de hijos únicos, lo que puede provocar un profundo cambio social”.

India está mejor que China en cuanto a población joven, pero de manera desigual. Mientras en las regiones del norte, donde la población es más pobre y con menos estudios, se tienen más hijos, en el sur sucede lo contrario.

EE.UU. tiene una tasa de natalidad superior a la de Japón y a la de Europa. Y la población americana está creciendo en todos los niveles de edad, gracias también a la inmigración. Pero el crecimiento se está frenando antes de lo que se esperaba.

También en los países árabes están disminuyendo los nacimientos. Omán, Marruecos, Siria o Arabia Saudita las tasas de fecundidad han disminuido un 60% en los últimos treinta años. En Irán, un 70%[1].

Se puede tener un rápido crecimiento económico con una fertilidad baja o alta (como Corea del Sur y Taiwán lo hicieron hace pocas décadas).

En el caso de México, llegó a su primera década del siglo XXI, con un registro histórico de 21 millones de adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, según estimaciones de las Naciones Unidas, pero a partir de estos últimos años,  se pueden observar algunos descensos en las estadísticas de la población joven. Por lo tanto si el siglo XX fue el de la explosión demográfica, el XXI puede ser el de la implosión. Y, esto se puede ver desde el lado positivo y negativo.

Positivo porque, esto quiere decir que al haber menor población habrá mayores oportunidades de desarrollo económico, educativo y social y los jóvenes podrán cubrir sus necesidades con mayor rapidez.  Según la Oficina del Censo, el crecimiento mundial de la mano de obra entre 2010 y 2030 será la mitad de la que se registró en las dos décadas precedentes.

Desde el punto de vista negativo, si se quiere ver así, este fenómeno también presenta desequilibrios económicos y sociales temporales, porque al reducirse la tasa de fecundidad de los países del mundo, cosa que está sucediendo en una gran parte  y no se asegura el reemplazo de la población, se resienten los efectos en diferentes rubros y lo quiero ilustrar en un simple ejemplo: si una institución educativa reduce su matrícula a la mitad, quiere decir que sólo necesitará un 50 % de los docentes y el otro número igual, quedaran sin posibilidades de ser contratados. Igualmente, existirá influencia en la cadena productiva, porque si el consumo de la población se redujera en un 50 %, la contratación de mano obra, los insumos etc., se reducen en la misma proporción y entonces se tienen que realizar ajustes administrativos y de producción, para cubrir la nueva demanda de productos y servicios.

Aunque los especialistas dicen que estos ajustes son temporales mientras las económicas se estabilizan y se adecuan los nuevos números poblacionales, la realidad es que a largo plazo, es mejor tener una población activa creciente, en vez de una que disminuye en comparación con la de jubilados. (Eberstadt, 2012).

Pero existen otros temas que también incumben a los jóvenes: la planeación de su vida para saber tomar decisiones adecuadas, las oportunidades educativas planeadas para insertarlos de inmediato a la vida productiva, los valores o principios para ser guiados en base al respeto y la responsabilidad en su propia vida y la de las demás, y finalmente, la orientación hacia la planeación de su vida reproductiva pensando en los compromisos como una forma de demostrar que pueden aspirar a integrar una familia, sin el temor a equivocarse.

Luego entonces, ¿Qué presente y futuro le depara a los jóvenes en nuestro país?, muy difícil hasta que las economías del mundo no se equilibren y el fenómeno Población-educación-vs-demanda de empleos y satisfacción de necesidades básicas se cumplan, hasta que quede al parejo la equidad social y económica en nuestro medio y hasta que ellos maduren  en lo emocional, para tomar las decisiones que mejor les favorezcan al asumir compromisos de vida. Si esto sucede, todo joven que estudie podrá tener garantizado un trabajo, adecuado a su perfil y podrá tener la seguridad individual para ser asertivo al tomar las decisiones en el presente y futuro. Y ese es el gran reto para los gobiernos mexicanos de los siguientes 30 años.

Por eso, hoy en el mundo los jóvenes se están expresando y en nuestro país también. Y ello, obliga a los países a actuar cuanto antes y a resolver su problemática antes de concluya esta segunda década del siglo XXI, para ayudarles en suma, para asumir papeles productivos y reproductivos con equilibrio y responsabilidad.

Pero hay algo más, que se debe hacer con los jóvenes urgentemente y es apoyarles para llenar con amor, afecto y atención esos vacíos emocionales que les dejan: las ausencias de la figura paterna o materna derivado de la paternidad en soltería, las separaciones, los divorcios, las familias funcionales, las frustraciones económicas y los vicios y adicciones que a muchos de ellos, les han deteriorado su salud mental, física y emocional, su relación familiar y la convivencia con sus semejantes.

Esa es la lectura, y ojala los adultos lo reflexionemos.

Y como muchas veces lo he comentado, que la voz de los jóvenes se oiga: porque es sana, espontanea y honesta, y porque con justicia exigen a los adultos que,  recompongamos lo que hemos hecho mal, que logremos recuperar el tiempo perdido para heredarles un mejor país, para devolverles y mostrarles a éstos que el sentido de la responsabilidad y el compromiso no son tabúes sino formas humanas de actuar a favor de su propia vida y para lograr rescatar en ellos la voluntad,  para no decaer en su lucha dándole valor y sentido a su vida, para que nunca se le niegue el derecho a ser felices.

Gracias y hasta la próxima.

P.d. Aprovecho para expresar mi más sincero pésame a Raúl, Laura, Leticia y Rosaura Bravo Reyes y familiares, por el sensible fallecimiento de nuestro queridísimo maestro Roberto Bravo Garzón. Hoy pedimos a Dios para que lo reciba en su seno y los universitarios, los amigos y excolaboradores, le decimos que, extrañaremos su sapiencia, gentileza y afecto y que quedan sus logros de incalculable valor para la UV y para el Estado de Veracruz. Esperamos, que las nuevas generaciones de universitarios lo sepan recordar y apreciar como hombre valioso, en su justa dimensión. Hasta pronto Roberto.

 


[1] Eberstadt Nicholas, (2012) Demógrafo de American Enterprise Institute,

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