Se presentó el libro “Memorias del dueño del yate Granma” en la Feria del Libro de Tuxpan.

 

Por Inés García Nieto

 

Antonio del Conde, autor de “Memorias del dueño del yate Granma”, habló de su libro autobiográfico durante la Feria Regional del Libro en Tuxpan. El sábado 26 de enero recordó que hace 56 años, una vez que la blanca y pequeña embarcación avanzaba por el río, era tanta su preocupación que por un instante pensó en ir a las escolleras y confirmar que todo estuviera bien, pues esa noche de tormenta las olas pegaban muy fuerte.

 

La trascendencia histórica de Antonio del Conde “El cuate” sobrenombre que recibió de parte de Fidel Castro en México en 1955, fue resaltada por el periodista Ramón Rodríguez Rangel, al presentar esta obra en el Museo de Arqueología de Tuxpan, Veracruz.

 

“El Cuate” respondió una a una las preguntas de los tuxpeños presentes, y recuerda al pie de la letra que en 1955 se dio a la tarea de encontrar una embarcación en dónde transportar a los jóvenes expedicionarios liderados por el doctor Fidel Castro en México:

 

A partir de 1955 yo fui un hombre más de la revolución, y las palabras del comandante Fidel Castro fueron éstas refiriéndose al yate que recién yo había comprado en Santiago de la Peña: “Si usted me arregla ese barco, en ese barco me voy a Cuba.”

 

Al presentar el libro “Memorias del dueño del yate Granma”, acompañado del autor y de la hija de este personaje, Ramón Rodríguez Rangel reconoció el impulso a la lectura por parte del gobierno municipal de Alberto Silva Ramos, y recordó el trabajo que por el rescate histórico de Tuxpan, realizó el cronista de la ciudad, Obed Zamora Sánchez, recientemente fallecido. 

 

A continuación reproducimos un fragmento del mensaje de presentación del libro, de parte de Rodríguez Rangel:

 

Para hablar del Yate Granma, de Antonio del Conde, y de la Revolución Cubana, es bueno recordar la inspiración de esta gran revolución social latinoamericanista. Tenemos que recordar a José Martí, el héroe de la Independencia  de Cuba, el apóstol intelectual de la Revolución Cubana.

 

José Martí quien por cierto vivió también en el exilio en México, al igual que Fidel, porque México  como lo ha reconocido Fidel Castro aquí mismo en Tuxpan- para ser preciso en Santiago de la Peña, un 4 de diciembre del 88-, México era la Patria común de los Latinoamericanos.

 

José Martí fue un pensador, un filósofo y un luchador libertario, a quien como escribió Gabriela Mistral: “Fue un guía de hombres terriblemente puro, que la América produjo en él, como un descargo o una reivindicación, de los tantos guías sucios que hemos padecido, que padecemos y que padeceremos todavía.”

 

La premio Nobel de Literatura en 1945, destacó:

 

“Muy angustiada me pongo abecés cuando me empino desde la tierra extraña a mirar a nuestros pueblos la injusticia social, que hace en el continente tanto bulto como la cordillera misma, la componenda falsa, el odio que lo tijeretea en todo, y la jugarreta trágica  de las demandas que van de barrio en barrio, de los pueblos de América.

Ante tanda inmundicia, ante tanta suciedad, Gabriela Mistral se inspira en Bolívar y más en corto en José Martí para que lave con su lejía blanca de leche fuerte, las barrenadoras de nuestra gente, su impureza larga y persistente. Sobre José Martí escribió “es un refugio limpio que suele hallarse en nuestras rutas cuando se anda por el bajío pantanoso de alimañas escurridizas. Su rostro, ha sido un consuelo después de ver tanto rostro desleal, brutal y feo en toda nuestra iconografía”. José Martí, el poeta, el libertador, escribió que de un lado están los que tienden las manos incansables a la humanidad, del otro a aquellos demonios, los que no saben amar y  a los que hay que cambiar. Lo que importa es mudar con el espectáculo de su pecado a esos malditos que pasan por el mundo,  ajenos a las manchas y dolores del hombre.

 

Para Martí lo honrado es la brega y no ver con los brazos cruzados, como  bregan otros; ni la guerra asusta sino a las almas mediocres, y capaces de preferir la dignidad peligrosa a la vida inútil, remarcó: “paso a los que no tienen miedo a la luz, caridad para los que tiemblan de sus rayos”.

 

La epopeya del Granma, que produjo la revolución cubana, fue una epopeya de jóvenes, una hazaña por la libertad. Un sueño de libertad de jóvenes, de jóvenes que vibraban, que sentían en su carne los problemas, las angustias, el sufrimiento y el grito de dolor de otros. La proeza del Granma, de la generación que partió en el yate Granma, de Antonio del Conde, de Fidel y el “Ché”, nos recuerda lo dicho por el Premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda:

 

«Los jóvenes deben aprender a ser jóvenes, y esto no es tan sencillo. La vida, mientras más serios problemas nos propone, mientras más difícil sea el descubrimiento de nuestro camino, cuanto más grave sea el sentimiento de la injusticia social, más razones tenemos para sentirnos dignos de nuestra responsabilidad. Así descubrimos el camino de la alegría, que comienza en nosotros mismos y luego quiere compartirse y repartirse. Luchamos porque nuestra alegría pueda ser compartida y repartida en toda la tierra».
—Pablo Neruda, premio Nobel de Literatura.

 

El libro “Memorias del dueño del Yate Granma”, que hoy presentamos, es un testimonio histórico. Más allá de la forma, retrata en sus capítulos la génesis de un sueño de libertad, que conmovió y movió al mundo, la hazaña, precisamente del yate y la expedición del “Granma”, de Antonio del Conde.

 

En los tiempos en los que América Latina estaba bajo el símbolo y la bota de criminales dictaduras, como la de Fulgencio Batista en Cuba, en los que se cerraron los espacios de participación para los jóvenes, en los que la democracia parecía algo imposible, la epopeya del Granma, lo cambió todo. Primero la revolución cubana, luego la explosión juvenil, las manifestaciones que a finales de los 60’s rompían con lo establecido, la manifestación del espíritu de millares de personas que salieron a la calle a exigir los cambios, la apertura, el avance democrático en el mundo. Primero en Francia, luego en México en el 68, multitudes con las banderas y las imágenes de los expedicionarios del yate Granma, de del Conde, de Tuxpan, de Fidel y el “Che” Guevara, entre otros.

 

Esos jóvenes, que una madrugada lluviosa partieron de Tuxpan, de Santiago de la Peña, nunca imaginaron que su aventura por la libertad, iba a ser tomada como suya por decenas de generaciones en el mundo, que han luchado y siguen luchando por mayor justicia en el orbe.

 

Hace apenas unos meses, las imágenes del “Che” y de Fidel, reaparecieron en Medio Oriente, en Egipto. Los jóvenes y el pueblo ganaron la calle para derrocar dictaduras. El Granma sigue navegando por todos los pueblos del mundo, donde las demandas del pueblo no son escuchadas, donde no se escucha el grito de desesperación de la juventud, en donde la gente del poder se encierra en el castillo de María Antonieta.

 

El libro “Memorias del dueño del yate Granma”, es una oportunidad para abrir una ventana al pasado, para conocer a través de uno de sus grandes protagonistas, Antonio del Conde, los detalles que envolvieron los preparativos de la histórica expedición del Granma, el espionaje de Batista, las traiciones, la cárcel y la muerte. Su obra, su libro autobiográfico nos muestra y recrea la voluntad férrea de un grupo de jóvenes que se decidieron a ser libres o mártires en Cuba.

 

Santiago de la Peña y Tuxpan, se inscribieron en la historia de América Latina  y el mundo, en la historia de los pueblos que buscan su libertad, gracias a ese yate blanco, al Granma de Antonio del Conde. Y hoy aquí, esta tarde en la presentación de su libro, nos acompaña ese personaje, esa historia, esa leyenda viva, el propio Antonio del Conde.

 

Antonio del Conde es ya un tuxpeño, porque como tuxpeño ha defendido y promovido la permanencia y proyección de la casa de Fidel en Santiago de la Peña, del histórico museo de la Amistad México – Cuba. Cuando ha existido el peligro de su cierre, por cuestiones políticas, Antonio del Conde se ha movido, ha hablado y su voz se ha escuchado: El museo México – Cuba, testimonio de la gesta del Granma, se sigue proyectando, sigue abierto al tiempo.

 

Pero Antonio del Conde no solo le consiguió el yate Granma y la casa a Fidel Castro, fue una pieza importante en la logística de la expedición revolucionaria del Granma, “si el cuate no me falla, salgo, si salgo llego y si llego triunfo”, dijo Fidel al tiempo de encomendar a Del Conde, la reparación y preparación del Yate, para la hazaña revolucionaria.

 

Más allá de su contribución a la revolución cubana, Antonio del Conde, tiene muchos más valores: su gran calidad humana, que fue tal vez lo que lo hizo ayudar a esos jóvenes aventureros cubanos que se presentaron en su negocio; calidad humana que nunca ha perdido y que también lo distingue, y lo ha hecho gozar de muchas amistades en todo el mundo y en Tuxpan.

 

Antonio del Conde, amigo de Fidel y Raúl Castro, colaborador cercano del ministro de Economía de Cuba, Ernesto Guevara de la Serna, es un testimonio vivo de la lucha de un pueblo por su libertad. Sus memorias son un documento que los que simpatizamos con la Revolución Cubana, las ideas sociales y la verdadera libertad, debemos tener. El libro que hoy presentamos es una oportunidad para adquirirlo, porque pasaran los años y el yate “Granma”, seguirá navegando, seguirá siendo referencia, cuando en un país no se escuche el pueblo.

 

Tras cincuenta 50 años de bregar por la gloria, el yate Granma está hoy en vigilia en la Habana Cuba, en su urna de cristal climatizada. Extraña la mar. El edificio que cobija al Museo de la Revolución, le impide ver el océano que ruge a pocos metros.

 

En 1974 en un acto conmemorativo por el XV Aniversario del triunfo de la Revolución, en una tarde radiante del miércoles 2 de enero, desatracó el Granma de la desembocadura del río Almendares, con los expedicionarios sobrevivientes, capitaneados por Fidel, Raúl y otros dirigentes. Había alegría. Pero esta sería la última travesía del yate.

 

En todo el malecón de la Habana una multitud se agolpó para rendirle el homenaje merecido. Poco antes de las dos de la tarde, el Granma entró en el puerto, saludado con salvas de artillerías y aviones de combate que volaban en formación.

 

El domingo 14 de noviembre de 1976, a las diez de la mañana, arribó al muelle internacional de la bahía de La Habana, comenzando la ceremonia militar y recorrido del yate hacia su Memorial.

 

Desde entonces, miles de personas pasan a diario junto al yate, buscando explicarse cómo pudo tan pequeño yate,  crecerse para semejante proeza. Es que hay naves que nacen para un día convertirse en Argos.

 

El yate fue colocado dentro de su urna de cristal, climatizada, de unos 25 metros de largo por ocho metros de alto. Hoy el yate Granma enfila su proa hacia el Museo de la Revolución, del cual forma parte.

 

El yate Granma es el arca de la libertad de Cuba y Latinoamérica, es un símbolo de libertad que perdurara por siempre, como por siempre  perdurará, por ello la gloria de Tuxpan, de Santiago de la Peña y Antonio del Conde.

 

En este evento cultural organizado por el Ayuntamiento de Tuxpan y el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), estuvieron presentes, entre otras personalidades, el presidente de la asociación de Cronista del Estado de Veracruz, Leonardo Zaleta, el poeta de la ciudad, doctor Armando Nieto, y el joven escritor Pedro Paunero.

 

 

 


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