Un año sin Regina: Veracruz en la impunidad y la injusticia

 

Por Ramón Rodríguez Rangel

 

No bastan las marchas ni las notas de protesta, ni las declaraciones ni las lágrimas, Veracruz requiere el reportaje, la crónica, la entrevista y la noticia de Regina Martínez para avanzar a mejores estadíos de justicia y democracia. El autor intelectual del asesinato de la corresponsal de Proceso, lo sabía muy bien.

 

En los asuntos de la narco política, de la corrupción del estado, de los desvíos de recursos, de la salud pública y ahora del programa del “combate a la pobreza”, de la preparación del fraude electoral, de la compra o cooptación del PRD en el estado, del endeudamiento de Veracruz y la reaparición del “padrino” Fidel Herrera Beltrán, nuevamente “con el pinche poder en su mano” relegando al titular del ejecutivo estatal, ha hecho falta el trabajo periodístico de Regina Martínez.

 

El que ordenó el cobarde homicidio, lo sabía muy bien. Calculó fríamente las consecuencias y el saldo que para él resultaba favorable porque aún con las protestas internacionales, en Veracruz ya lo ha dicho el gobernador del Estado, ¡no pasa nada! Como no pasó nada cuando mataron al director de “La Opinión” Raúl Gibb recién entrando el gobierno de Fidel Herrera Beltrán.

 

Tan no pasa nada, que a pesar de los nueve periodistas asesinados en el estado de Veracruz y de que organizaciones internacionales consideran a Veracruz el peor lugar en el mundo para ejercer el periodismo, por el peligro inminente que significa ejercerlo, el propio Javier Duarte recibió a modo un reconocimiento nacional por promover la libertad de expresión. Del cinismo se pasó a la burla.

 

A un año del asesinato de Regina Martínez, la dependencia del gobierno estatal, encargada de procurar justicia, ha procurado la injusticia para tratar de detener la indignación colectiva que ha llegado hasta el viejo mundo por la falta de esclarecimiento de este homicidio, buscando la fácil solución: el desprestigio de la periodista acusándola de morir a manos de un amante indigente.

 

En Veracruz para el gobierno de Duarte y su procuraduría de injusticia, los periodistas mueren de causa “natural”, o por ser parte del narcotráfico. O como en el caso de Regina, por relaciones insanas. Por eso, como alguna vez lo insinuara el Secretario de Gobierno de Fidel Herrera y ex Procurador de injusticia de Javier Duarte, Reynaldo Escobar,  merecían morir.

 

Ya los directivos de la revista Proceso, presentaron su protesta por los resultados que dio a conocer la Procuraduría de injusticia del gobierno estatal por la muerte de Regina. “Simplemente no les creemos”. La revista denunció en sus líneas:  Falta de voluntad oficial, incumplimiento de la palabra empeñada para realmente investigar el crimen, incompetencia, actos de intimidación y mentiras, utilizando la Procuraduría estatal a medios locales para desvirtuar el hecho, sembrando versiones falsas para llegar a la infamia diciendo que el crimen fue pasional.

 

Otra mentira más en la bitácora del gobierno Duartista. El diablo es el padre de las mentiras, y vino al mundo a matar y a destruir, palabra de Dios en la Biblia.

 

El autor intelectual del crimen se ha de contorsionar de risa. A un año del asesinato el crimen sigue impune, y oficialmente el asesino está preso. El autor intelectual piensa que ha sido “el crimen perfecto”. Ahora sin Regina, la causa por la justicia y la democracia en Veracruz ha perdido una batalla.

 

La libertad de expresión  es necesaria  para el desarrollo democrático de los pueblos, sin libertad de expresión se afectan otros derechos humanos fundamentales.

 

El asesinato de Regina Martínez exhibe además la falta de un verdadero sistema de justicia en Veracruz, Estado que sigue siendo una isla en el contexto de los avances en la materia en el país. La entidad sigue siendo la dictadura perfecta.

 

Ahora la Cámara de Diputados ha dictaminado que los delitos contra los periodistas que ocurran en los estados, pueden ser atraídos por el Ministerio Público Federal,  es un avance, pero lo principal no ha ocurrido, Veracruz sigue en la impunidad.

 

“Lo que hay que combatir no es la corrupción, lo que hay que combatir es la impunidad. L    o que más desmoraliza a la sociedad es ver que los corruptos sean impunes”, señaló el filósofo español Fernando Savater, durante su reciente visita a Veracruz.

 

La mejor forma de recordar a Regina Martínez, no lo es con minutos de silencio, ni marchando ni llorando. La mejor forma de honrar su memoria es trabajando y participando, dentro de los causes ético-legales para que avance la democracia en Veracruz y se instaure un verdadero sistema de justicia, donde no quepa la impunidad y donde la tolerancia permita el ejercicio pleno de la libertad de expresión. Hasta entonces Regina podrá descansar en paz y su crimen seguirá siendo perfecto para el verdadero autor.

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