Doña Maruca y el petróleo

 

Por Guillermo H. Zúñiga Martínez /Diario de Xalapa

 

Desde hace algunos años -se lo comunico a los lectores con agrado-, he tenido el privilegio de que mis modestas aportaciones a las páginas editoriales de Diario de Xalapa y otros medios, sean leídos con avidez por una mujer a quien respeto y aprecio, pero que no he tenido el gusto de saludar personalmente: la conozco como Maruca Ebergenyi.

 

Doña Maruca radica en Tuxpan, Veracruz, y por lo que a veces me transmite, sé que le encanta realizar viajes de carácter internacional y ahora que están de moda la reforma energética y la modificación a los artículos 27 y 28 constitucionales promovidas por un gran presidente de México como es Enrique Peña Nieto, la señora a que hago referencia lanza sus recuerdos de juventud para recrear su relación con un hombre de origen inglés que llegó a este país como técnico petrolífero y que estuvo trabajando en la huasteca veracruzana.

 

Sobre este tema me encanta que ella reviva lo que se escribió sobre Andrés Ebergenyi hace treinta años y cita con precisión a nuestro paisano Guillermo Jordán, quien expone lo siguiente: «Recordamos, para citar un caso, a un ingeniero nacido en Europa, Andrés Enverhengy (sic) era su nombre, sin su activa participación, sin su amor a México, sin su fe en la expropiación petrolera, no hubiéramos podido recorrer el camino, al menos, en igual tiempo».

 

Se expresa muy bien de don Andrés; lo califica como un poseedor de los secretos técnicos guardados con un gran cuidado por las compañías extranjeras, pero él estaba dispuesto a revelarlos: su comportamiento era el de un verdadero maestro que se dedicaba a enseñar y transmitir conocimientos positivos y útiles para el servicio de la humanidad; por eso sería atractivo que en la huasteca se le organizara un homenaje, porque durante su estancia se encargaba de resolver emergencias y asegurar el éxito técnico para nuestros connacionales. Sin duda alguna, los veracruzanos y mexicanos que estuvieron a su alrededor aprendieron por su propio esfuerzo, con la ayuda de valerosos extranjeros a los que, verbigracia, Cuauhtémoc Cárdenas ni tan siquiera menciona, porque no conoce la historia real de un aspecto humano que difundieron los huéspedes en la época de la intervención para extraer los recursos petrolíferos de este territorio.

 

Jordán señala con enorme sensibilidad que después del acto expropiatorio que protagonizó el General Lázaro Cárdenas del Río -con la ayuda intelectual, que es innegable, de Vicente Lombardo Toledano y Jesús Silva Herzog, padre, entre otros, a quienes lamentablemente no se les recuerda como orientadores del presidente de la República en la redacción del Decreto-, la mayoría de los mexicanos olvidan que cuando llegaban al trabajo final para hacer reventar un pozo, eran alejados del área, expulsados para que jamás aprendieran el secreto celosamente guardado; se colocaban alambradas, actuaban guardias armados y los técnicos actuaban con exclusividad y mantenían en la ignorancia a nuestros compatriotas.

 

El imperio de Doheny había pasado en 1925 a la Estándar Oil, pero dos años antes los dominios de Pearson habían sido vendidos a la Royal Dutch Shell. Ya que se menciona a Weetman Pearson, tenemos que recordar que en el año de 1909 fue el artífice y director que construyó en Minatitlán, Veracruz, la primera refinería que iba a hacer fuerte a la compañía El Águila.

 

Por otra parte, doña Maruca recuerda que los ingenieros Ramón Beovides, Lanz Margally, Ebergenyi, Ferat, Antonio Manuel Amor, Ochoa, Guerrero cargaron el paquete de lo que ahora se denomina Zona Norte y pasaron los primeros tragos amargos para hacer triunfar a la industria. Para transmitir estas líneas, la distinguida señora cita a Fernando Heftye, quien expresa que en 1968 la nación vivía otros tiempos y diferentes problemas. El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana estaba dirigido por Enrique López Naranjo.

 

La historia del petróleo en México y su explotación es muy interesante, pero me da pena que ante una decisión presidencial salgan a la luz pública soñadores de liderazgos que quieren pedir su parecer a los millones de analfabetas para saber si están de acuerdo o no con una transformación constitucional, cuando una auténtica responsabilidad debería orientarlos hacia una verdadera consulta con técnicos, científicos, investigadores y capitalistas, porque si Cuba, que era totalmente comunista, ha recibido inversiones de Canadá y España; y Venezuela, que es antiimperialista, también las tiene de otros países, porqué en México no se permite una legítima regulación para que vivamos tiempos modernos y los ingresos se distribuyan entre millones de coterráneos que viven en la miseria.

 

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