Por Ramón Rodríguez Rangel
La reciente explosión en la gasera Hilda Gas ubicada en plena zona urbana, en la populosa colonia Azteca, a pocos metros de la Cruz Roja, la única estación de bomberos, el cuartel de la policía, el Auditorio de usos múltiples y de un campo de futbol rápido, levantó una llamarada que se veía a kilómetros de distancia, el humo y el olor a quemado se extendió por toda una ciudad cubierta por grandes nubarrones remanentes de la pasada tormenta.
Oficialmente las autoridades dicen que no hubo muertos, ni heridos, ni desaparecidos, que la explosión no fue en la planta, sino en una camioneta estacionada en las afueras, el resultado causó zozobra y temor en el puerto la noche del pasado martes, apenas nos recuperamos del diluvio que se vio en Tuxpan, cuando este siniestro prendió la luz de alarma en el puerto.
Y no es para menos, en Tuxpan aparte de la terminal marítima de Pemex, que almacena más de dos millones de barriles de gasolinas, hay 39 mil 163 metros cúbicos de combustibles almacenados en diferentes parques industriales y muelles, más las 36 mil toneladas que tiene de capacidad la terminal de Termigas con 10 esferas de almacenamiento, y las 6 esferas de Tomza con capacidad para 18 mil toneladas, las que aunque tienen protocolos y medidas de seguridad, inquietan naturalmente a la población.
El problema resulta que si bien las industrias y terminales se ubican en zonas de desarrollo industrial, a lo largo y ancho de la ciudad, hay diversas gaseras ubicadas en plenos asentamientos humanos, lo que genera un riesgo latente que miles de tuxpeños que viven cerca de estos lugares no quieren correr.
Por ello aunque a destiempo, los espantados vecinos de la gasera de Hilda Gas, cerraron el libramiento a la circulación durante un día exigiendo al Ayuntamiento la clausura de la planta contigua, después de horas de protestas y discusiones, el gobierno municipal accedió a la demanda popular clausurando la planta.
El problema es que aún hay más gaseras en el área urbana, y ningún vecino de ellas seguramente podrá dormir en paz, aunque se hable de medidas de seguridad.
El reto para las autoridades, es revisar la normatividad respectiva y aplicarla, no es correcto que se autorice industrias en zona habitacional, se debe revisar el uso de suelo, tan solo en alto lucero, donde viven 30 mil personas hay dos gaseras.
Si se habla de poner orden en la ciudad, se debe empezar por respetar el uso de suelo que tiene cada espacio citadino, el Ayuntamiento ha escuchado el clamor popular de los vecinos de Hilda Gas y ha actuado en consecuencia aplicando la ley correctamente, clausurando las instalaciones gaseras, es un buen principio, los regidores he integrantes del cabildo, representantes de la sociedad en el Ayuntamiento, deberán revisar ahora la situación legal de los demás establecimientos peligrosos dentro de la ciudad para que así pronto los tuxpeños puedan dormir bien.
Editorial
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