¿INOCENTE POR EL HECHO DE SER MUJER?

 

Por Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo

 

Sin duda es grave, angustiante y lamentable ver casos como el de la alcaldesa de Alvarado del que la prensa local y nacional ha dado cuenta, como lo es para cualquiera que pueda ser sospechoso o sospechosade tener en su contra un señalamiento sobre una presunta responsabilidad en delitos graves del orden común o federal. Pero lo es más cuando se pone en tela de duda, a  personas que fueron electas por los ciudadanos o designadas para servir desde la función pública, lo que se mira absolutamente cuestionable porque afecta la imagen de los servidores públicos al revolverse entre ellos, personas que aprovechan la ventaja que les da el cargo para obtener beneficios económico o políticos y, sin perder esa mira, llegar hasta los actos más aborrecibles para conservar su estatus.

Pero en el caso “Alvarado”, independientemente de que la Presidenta aún tendrá que responder por los cargos que se le imputan al someterse a un juicio en el que tendrá que probar su inocencia—como ella así lo sostiene–, no deja de ser un antecedente negativo para las mujeres políticas porque, sean peras o manzanas, resta a la mujer confianza ante la sociedad. Y es que tal parece que el fenómeno de la corrupción presuntamente ha alcanzado a hombres y mujeres por igualen estos espacios,incluso estudios recientes marcan, que las mujeres, pueden llegar a ser más agresivas, vengativas y nefastas en sus ataques, cuando ven amenazada su subsistencia o su forma de vida basada en privilegios.

Y hoy las instancias de supervisión de los gobiernos estatales, ponen muy directamente su mirada hacia la actuación de las mujeres en los cargos públicos. Y casos vergonzosos hay muchos y menciono algunos: el de la alcaldesa de Tekax, Yucatán, que se le denuncia por un presunto desvío de recursos federales para obras de su municipio.O la exalcaldesa de Tulum, Yucatán, que desde 2012 está encarcelada por presunto desvió de 42 millones de pesos o mujeres que han acompañado a Gobernadores en sus negocios chuecos, como el caso de la ex directora de Servicios al Público de Tránsito del estado de Tabasco, que fue arrestada y acusada de los delitos de peculado y ejercicio indebido del servicio público, relacionada con el caso Granier Melo. O el caso de la Jefa del Departamento de Autorización de Créditos de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) de Veracruz, acusada por un presunto fraude por un millón 800 mil pesos que no se cobraron por tenencia vehicular y emplacamiento. O en el sector laboral, el caso de la lideresa de todos los tiempos, Elba Esther Gordillo, cuyos abusos desde su liderazgo magisterial hoy la mantienen detenida,por presunto lavado de dinero y operaciones financieras ilícitas con fondos procedentes de aportes gremiales, así como asu secretaria particular Nora Guadalupe Ugarte Ramírez, por complicidad en el delito de delincuencia organizada–entre otras.

En fin, que todo ello nos demuestra que si anteriormente al varón se le veía como un sujeto con más probabilidades de ser corrupto o  criminal, resulta que ahora tenemos a mujeres acusadas de cometer ese tipo de delitos en el ejercicio de su función,  de la misma manera que lo han hecho por décadas varones sin escrúpulos oque como “servidores públicos”, han abultado las estadísticas delictivas locales y nacionales.

Por eso, ante los últimos acontecimientos suscitados en nuestro estado, se han visto encontradas las opiniones de defensa o de indignación, de las féminas políticas. Por un lado se han escuchado voces que castigan severamente los hechos delictivosaclaro los que no caen en la categoría de defensa propia o imprudenciales–, “porque mancha el nombre de las mujeres” en el servicio público y en su actuación en la sociedad y otras, que les dan a éstas el beneficio de la duda y no desean que existan juicios a priori, sino que esperan lo que determine el proceso y finalmente sean los jueces los que confirmen o no la hipótesis de la Procuraduría o de los órganos de fiscalización del poder ejecutivo, que sin duda tienen elementos fuertesen su haber, como para proceder y en su caso,solicitar desafuerospara que respondan por las acusaciones.

Pero me parece, que ante este tipo de casos, hay que hacer algunos análisis y sin avasallamientosser objetivos en las apreciaciones; porquelo mismo peca, mata o pierde (como dice la canción) un hombre que una mujer y la Justicia tasa a todos por igual.

Somos seres humanos susceptibles de fallas, desde las mínimas hasta las máximas, pero hay  de fallas a fallas. Yla diferencia entre las personas lo marca, la historia de cada persona que le imprime su educación, sus valores y su experiencia; por lo tanto ante ello hay que hacer, con todo respeto para las de mi género,las siguientes precisiones que describen una triste realidad:

 a) El cometer conductas antisociales, inadaptadas o delictivas ya no esexclusivo del género masculino en mayor porcentaje, como por lo general sucedía, porque hoy lamentablemente hay un incremento muy significativo de estas conductas en las mujeres, derivado de diferentes referente que veremos más adelante;

 b) Algo está pasando con las mujeres en el poder, (localmente, nacionalmente y mundialmente), que están cayendo en la misma mecánica que éstas criticaban a los varones: abusar del ejercicio, aprovecharlo para su peculio, incluso cometer delitos graves para conservarlo a toda costa.

Y sin que se tome que me abrogo algún prejuicio contra alguien en particular y menos contra las mujeres, la verdad es triste y clara, en la actualidad YA HAY MUJERES DELINCUENTES, INCLUSO PEORES QUE LOS PROPIOS VARONES.Mujeres—algunas–, que asumen los cargos como dulces ovejitas y pasado el tiempo se convierten en verdaderas lobas o “zorras” en el ejercicio de la función pública. ¿Qué les pasa? ¿Era acaso tanta la obsesión de llegar a donde llegaron, que cuando lo lograron, ya no saben qué hacer con el poder? O simplemente, ¿una vez que tienen el poder surge su verdadera personalidad, esencia, valores,etc.? ¿Opara que no se les acabe la “fiesta”, y puedan seguir controlando la situación, ya no les importa prestarse a las peores acciones para conservarlo, porque está de por medio el logro de sus ambiciones desmedidas?

Pues así es, por desgracia en estos tiempos.

Por eso es importante el conocer un poco lo que dice la criminologíao la psicopatología del delito, acerca de las mujeres-asesinas o mujeres empoderadas-delincuentes:

Mujeres asesinas:

Aunque los perfiles psicológicos de esta tipología están orientados a diagnosticar trastornos de personalidad antisocial con conductas repetitivas, autodestructivas o agresivas (pasivas o activas) en las personas: “se ha tendidoa identificar a las mismas como conductas psicópatas; y esa tendencia perversa de etiquetar como psicópata a todo criminal al que se le supone sangre fría y carencia de remordimientos al cometer delitos, son argumentos que en los juicios favorecen a los delincuentes porque los ubican dentro de las categoríasde las enfermedades mentales” (Arango y Guerrero 2009) ; cuando que el psicópata, puede ser una persona que lleva una vida, casi “normal”, incluso su astucia  y habilidad es muy aguda a tal grado quepermite simular, manipular y engañar a los demás con sus fantasías y mitomanías.

Al respecto cito a Sanmartín (2003): “Con ello, desde luego, se torna tan equívoco el concepto de psicópata que casi se vuelve inservible»…“Las personas con trastornos de personalidad no son enfermos mentales, por lo tanto, en caso de conducta criminal, el argumento de inimputabilidad (no comprende el carácter ilícito de sus actos o no es capaz de determinarse) no podría ser aplicado. La legislación debería adecuarse a los avances hechos en esta área del saber. En particular, tendría que asumir el carácter específico de la psicopatía. Aunque un psicópata no este mentalmente trastornado, está claro que no es una persona normal. Por lo tanto, ni debería aplicársele la eximente por enfermedad mental, ni la misma pena que a una persona normal, ni dejarse a su libre albedrío el recibir, o no, terapia».

Las teorías relativas a la criminalidad femenina, comúnmente enfocan sus estudios en teorías antiguas, sin profundizar en la personalidad y la evolución del comportamiento femenino. Por eso, los estudios psicológicos se enfocan a ahondar en la esencia de un grupo específico de mujeres que comenten delitos, y por lo regular analizan sólo a las  llamadas asesinas en serie o seriales, cuando pueden existir otras clasificaciones, que las estudia la Psicología jurídica. 

Sin embargo, para Pearson, P (1997): “las mujeres también son capaces de asesinar, tanto a sus compañeros como a personas extrañas, y pueden igualmente ser asesinas en serie. De hecho, las mujeres son las responsables de la mayoría de los homicidios de lactantes y niños, la mayor parte de los malos tratos físicos a niños y la cuarta parte de los abusos infantiles. Infligen el cincuenta por ciento de la violencia contra los hermanos y los ancianos y cometen aproximadamente la mitad de las agresiones contra las parejas”.

Rasko, señala que: «dos terceras partes de las mujeres asesinas, victimaron a personas dependientes de ellas (hijos) o adultos entre 26 y 60 años (esposos o amantes) en el 40% de los casos, comprobándose que éstos provocaron a la mujer conduciéndola a formas de alcoholismo, brutalidad o humillación» (Rasko en Lima, M., 1991, p. 120).

Mujeres empoderadas (en función directiva)-delincuentes:

De acuerdo a Pearson, el perfil de las mujeres empoderadas-delincuentes está relacionado en parte, con las discriminaciones ancestrales que ubican a la mujer en desventaja frente a los varones en la forma de acceder y ejercer el poder. Las discriminaciones habituales se han basadofundamentalmente, en la percepción de los estereotipos y mitos existentes sobre el liderazgo masculino y femenino y a continuación menciono algunos que la propia cultura se ha encargado de hacerlos efectivos:

·         Las mujeres muestran un comportamiento demasiado emocional como para tomar decisiones racionales.

·         Las mujeresse comprometen menos con el trabajo que los hombres.

·         Las mujeres carecen de motivación para la consecución de los logros.

·         Los hombres son más asertivos que las mujeres.

·         Los hombres son más inteligentes que las mujeres.

Y en base a éstos estereotipos, se han justificado las limitaciones que los varones han impuesto a las mujeres para que no accedan al poder. A pesar de que esos mitos se busca desaparecerlos, existen lugares en que culturalmente continúan prevaleciendo y las mujeres continúan en desventaja: “pues en esas regiones los trabajadores prefieren jefes varones o mujeres que posean características masculinas” (Pearson et al. 1993, p. 339). Y cuando por determinadas circunstancias una mujer llega a los cargos de decisión, los demás se encargan de destronarla o destruirla.

Por eso, cuando una mujer llega y le ha costado el doble de trabajo hacer una trayectoria, entre menos cultura tenga, defiende hasta con la vida su posición y se enfrenta a quien pretenda arrebatar lo poco o mucho que ha logrado. El problema es, que cuando una mujer no tiene una formación de vida basada en valores yprevalece en ella la ignorancia y la inmadurez, pues es presa fácilde sus emociones y se puede caer con facilidad en las redes de los seductores, enganchadores, provocadores y delincuentes de la administración-; varones que se sienten desplazados, agredidos o victimizados, y les expone a sufrir igualmente ataques en su contra ollegar a ser cómplice deirregularidades que planean sus propios equipos, pudiendo mediar en éstos organizaciones delictivas de alta escala. Algunas pueden caer de manera involuntaria, pero ello no descarta la existencia de mujeres que con premeditación y ventaja van en búsqueda de la dádiva y del negocio al auspicio del poder y a costa de lo que sea y son los casos en que su actuación puede llegar al extremo de lesionaro asesinar incluso, a quien pretenda estorbar, impedir o delatar sus planes.

Esto demuestra que para algunas mujeres existe una distorsión del significado del poder, porque éste no se toma como superación, sino como un arma para el sometimiento hacia quien ve débil o como rival en sus proyectos. Por eso algunas causas de los crímenes de las mujeres empoderadas están asociados por lo general a que, en su condición de mujeres, indicadores culturales de vidales han inculcado profundamente la idea de su propia victimización y cuando están en el poder sacan sus frustraciones, evitando a toda costavolver a ser victimizadas, humilladas o traicionadas; y, antes de que alguien las ataque, ellas atacan: «en realidad, todas las personas que comenten un crimen violento (o participan en él) suelen considerarse a sí mismas amenazadas, incluso los asesinos en serie» (Pearson, P. (1997).

Kelleher&Kelleher, en el caso de las mujeres asesinas, sugieren 9 tipologías que por razones de espacio no explico, pero se reducen a las siguientes:

a. Mujeres asesinas en serie que actúan solas:que son a menudo maduras, cuidadosas, deliberadas, socialmente adaptadas y altamente organizadas. Ellas usualmente atacan sus víctimas en sus casas o lugares de trabajo. Ellas tienden a utilizar un arma específica y rápida.

b. Las que actúan en compañía:que tienden a ser más jóvenes (aunque no es una regla), agresivas, viciosas en sus ataques, algunas veces desorganizadas y usualmente incapaces de tener un plan cuidadoso. Y en esta segunda clasificación se encuentran las mujeres empoderadas-delincuentes. Ellas usualmente buscan que los actos lo realicen otros que si puedan planear bien los actos, que habrán de ser cuidadosos y que actuarán con precisión, pero finalmente usan el poder para culminar sus planes.

En síntesis, las mujeres son tan capaces o más de actuar con perversidad, de delinquir o asesinar, pero todo depende de los valores cultivados en su vida, unida fuertemente a su preparación y a las condiciones de superación que el medio les proporcione o inteligentemente construyan, lo que no les permitirá caer en tentaciones en cualquier posición o estatus que ostenten. Pero los casos de delitos, que son ya innumerables en nuestro país, en que se observa una pérdida de la consciencia hacia los valores y derechos humanos, hace necesario y urgente analizarlos con profesionalismo y con métodos científicos e investigaciones interdisciplinarias mucho más precisas, para adentrase a las causas y circunstancias que los motivan, porque ello permitirá ampliar el campode estudio en estos temas (poco revisados) y avanzar hacia la comprensión del fenómeno para crear estrategias legales y sociales que permitan disminuir los índices de los delitos por cualesquiera que sean las razones e independientemente de que sean hombres o mujeresquienes los cometan;como también, para poner penas más severas a aquellos o aquellas, que dentro de la función pública se les compruebe su participación en delitos graves osu confabulación con otros delincuentes de mayor escala que detentan el poder oficial o delincuencial.

Gracias y hasta la próxima.

 

Bibliografía:

·         Arango Sandra y Guerrero Andrea (2009) Aproximación al perfil de la mujer asesina, Universidad Católica de Columbia y Universidad de los Andes.

·         Kelleher y Kelleher (1998), citado en O’Connor, T. R, (2003) Asesinos más Raros, http://faculty.ncwc.edu/toconnor/428/428lect11.htm

·         Lima, M. M. (1991). La criminalidad femenina. Teorías y reacción social. México. Porrúa S.A.

·         Pearson, J., Turner, L. y Todd-Mancillas, W. (1993). «Comunicación y género». Barcelona: Paidós Iberia, S.A. 

·         Sanmartín, J. (2003). Conclusiones asesinos en serie y psicópatas. http://comunidades.calle22.com/comunidades/303/default.asp.

 

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