Acosta Lagunes y Rubén Figueroa en el narco.

Los ex gobernadores, habrían colaborado con Amado Carrillo, declararon testigos.
Arturo Acosta Chaparro, ex director de Seguridad Pública de Veracruz, enfrento Consejo de Guerra por su presunta relación con el crimen organizado.
LA JORNADA/Jesús Aranda

Ex gobernadores como Agustín Acosta Lagunes y Rubén Figueroa Alcocer, se vieron favorecidos por dinero del narcotráfico, particularmente de Amado Carrillo Fuentes, El señor de los cielos, como recompensa por sus servicios prestados para facilitar el tráfico de drogas en el país. Lo anterior se desprende de las declaraciones de los testigos (varios de ellos protegidos), cuyas declaraciones se dieron a conocer ayer al iniciar el consejo de guerra en contra de los generales Francisco Quirós Hermosillo y Arturo Acosta Chaparro. Este último colaborador del ex gobernador de Veracruz en materia de seguridad publica.
De acuerdo con los testimonios que constan en actas en el proceso penal 2080/2002, las diferentes bandas de narcotraficantes no se limitaron a entregar dinero a los generales acusados -como afirma la procuraduría militar-, sino que otros comandantes se vieron favorecidos por el tráfico de drogas.
Aunque ambos se ampararon en el artículo 20 constitucional, fracción segunda, para no responder las imputaciones que les hace la procuraduría castrense, en sus breves declaraciones a la prensa dijeron que confían en que se haga justicia.
En referencia al proceso que enfrentan por homicidio calificado de 143 campesinos en el marco de la guerra sucia, Acosta Chaparro declaró: «así como voy a librar esto, así voy a librar las otras acusaciones».
En uno de los recesos ordenados por el general Tomás Angeles Dauahare -presidente del consejo-, Acosta Chaparro comentó: «no hay una sola prueba en dos años dos meses que lleva el proceso, son puros dichos». Mientras, Quirós señalaba que los testigos protegidos carecen de veracidad y cuestionaba a la procuraduría militar por basar sus acusaciones en dichos de «delincuentes» sin aportar elementos de prueba.
En el caso del ex gobernador de Guerrero Rubén Figueroa Alcocer, el testigo protegido Gustavo Tarín Chávez, quien fue miembro del Ejército, manifiesta en sus declaraciones ministeriales que en los años noventa Acosta Chaparro fue el encargado de entregarle al ex mandatario estatal una camioneta blindada, además de un cargamento de 50 rifles AK-47, 10 mil cartuchos para ametralladora y 5 mil para pistolas de diferente calibre.
Sin embargo, el general, quien ocupó la dirección de diversas corporaciones policíacas durante el gobierno de Rubén Figueroa Figueroa (1975-1981), padre de Figueroa Alcocer, no cumplió con el encargo y se quedó con la camioneta, los cartuchos y las armas.
El engaño quedó al descubierto años después, cuando se reunieron Amado Carrillo y Figueroa Alcocer en el Hotel Presidente, en Acapulco, durante 1995. Ahí, el narcotraficante le preguntó si había recibido los regalos, lo que sorprendió al gobernador. Finalmente, según el testigo protegido, todo quedó «entre amigos» y se resolvió cuando Acosta Chaparro le entregó la camioneta blindada al ex gobernador
Otro testigo, Michel Roger Acosta, sostuvo que un día llegó a casa de su padre en Acapulco el general Acosta Chaparro acompañado por tres judiciales estatales y les dijo que iba de parte de «su patrón», es decir, de Figueroa Alcocer, quien preguntaba cómo podía «colocar» un polvo que llevaba consigo, que al parecer era heroína.
El ex gobernador de Veracruz Agustín Acosta Lagunes también estaría relacionado con el narcotráfico, ya que habría recibido dinero del presunto capo Felipe Lagunes para su campaña a la gubernatura de esa entidad. El testimonio de Tarín afirma que se enteró de que Acosta Chaparro era director de la Policía de Veracruz y fue a pedirle trabajo. Posteriormente supo que la presencia del militar era para acabar precisamente con Felipe Lagunes, ya que había tenido problemas con el entonces gobernador.
Red de inteligencia del narco
La fiscalía militar presentó testimonios sobre la intención de Amado Carrillo de crear una red de inteligencia a su servicio que le permitiera transportar la droga al interior del país.
Para ello, en 1994 los generales Quirós y Acosta Chaparro aprovecharon su participación en la recién creada Coordinación Nacional de Seguridad Pública para utilizar equipos sofisticados de comunicación satelital y equipo de radio que les habría mandado Amado Carrillo por medio de Rubén Gardea Vara, quien también es testigo protegido.
Se afirma que una vez que la citada coordinación desapareció (en noviembre de 1994), los generales continuaron utilizando los equipos y la estructura de dicha coordinación para apoyar a Carrillo. (La Jornada México D.F. Martes 29 de octubre de 2002)

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