El Universal
Pues no. Nada de que la historia del ex góber desonrisa imborrable y cínica se acaba. Sigue la mata dando. Total, ¿qué tanto es tantito? Esa debe ser una de sus preguntas favoritas ¿no lo creen? Bueno, en el caso de Mr. Javidú todo es posible, incluso cambiar de apellido, hasta dicen que ya no le gusta que le llamen Javier Duarte de Ochoa, sino Javidú Duarte de… Casas. Sí, debe ser que piensa mucho en sus terrenitos. Porque ya deben haber visto el nuevo episodio de las aventuras de Mr. Javidú, ¿qué no? Aunque “la paciencia, prudencia y real contingencia” no surtieron efecto y ya se le vinculó a proceso por delincuencia organizada y operar con recursos de procedencia ilícita, le queda el deleite —¿o la depre?— de pensar en sus casitas, como esa mansión de lujo que quiso construir en la CDMX en un terreno valuado en más de 42 mdp que hoy luce abandonado. Y no es la única, dicen. Ya saben cómo es la gente de chismosa.