Los tiempos y el destino

Por Andrés Timoteo/ Texto Irreverente

Las manecillas del reloj ya caminan en contra de los bandoleros  que están en palacio de gobierno, encabezados por  Javier Duarte de Ochoa y que tienen como titiritero supremo al innombrable. Ambos, Duarte y su antecesor, son errores en la historia de Veracruz, pesadillas que nunca debieron suceder pues  sus gestiones fueron verdaderos pozos oscuros donde la entidad fue entregada al crimen organizado y a la rapiña. Sin embargo el destino está por alcanzarlos y los acomodará en su lugar.

Es claro que la posible liberación de la compañera periodista Marijose Gamboa es un signo de que ese tiempo está por llegar. La excarcelación de la colega se une a todo el cuestionamiento que a nivel nacional, incluido desde el propio gobierno federal priísta, se hace sobre la pandilla que gobierna a Veracruz desde hace diez años. Y eso no es fortuito ni artificial, es el peso de los crímenes que finalmente cede a la fuerza gravitacional.

Y en el caso de Marijose, la  justicia federal desmontará toda el entramado que Duarte de Ochoa y su fiscal, Luis Ángel Bravo Contreras construyeron para castigar el periodismo ejercido por la colega. La tuvieron siete meses privada de su libertad, maniobraron para arrebatarle a su hija, hicieron que la delincuencia organizada la amenazara en el penal de Tuxpan –por intermediación del amigo de esos criminales, el exvocero Alberto Silva Ramos- e intentaron romper su salud negándole atención médica pese a las afectaciones físicas por el accidente ocurrido en julio del año pasado.

Creyeron que destruirían a Marijose pero se equivocaron, únicamente la fortalecieron. Pretendieron aislarla de su familia y de sus cercanos pero también fallaron. Intentaron que la gentel a repudiara con una campaña de lodo conducida por los inmorales que tienen para manejar la pluma y las redes sociales pero también fracasaron. Marijose sigue integra, nunca la abandonaron sus amigos ni los colegas ni su casa, Notiver. Ante la opinión pública hoy Marijose está más que robustecida, llena de autoridad moral, aun tras las rejas.

Los veracruzanos saben que es una presa política y víctima del gobernante en turno que tiene animadversión por los periodistas que lo desnudan en sus tropelías. Duarte fracasó y también sus carroñeros y  difamadores que no sirven ni para enlodar.  La gente no les cree. Hoy Marijose puede mirar de frente a todos porque no huyó de su responsabilidad ni uso influencias para evadirla mientras que ellos no tienen cara que presentar ante la opinión pública.

Acorralados ante un inminente fallo judicial de la federación que desbarata sus artilugios,  tanto el perfumado Bravo Contreras  como el abogado fidelista Jorge Reyes Peralta, que contrataron para la comedia duartista , balbucean sobre una “mala interpretación” que  los magistrados hacen del artículo 147 del Código de Procedimientos Penales para Veracruz. No tienen vergüenza pues fueron ellos los que malinterpretaron adrede esa disposición legal para encarcelar indebidamente a  una periodista crítica y honesta. Y son insolentes los señores. Vaya, el  litigante Reyes Peralta no solo quiere regañar a los magistrados sino que ahora fanfarronea con que ordenará a los diputados locales que compongan el texto. ¡El abogado de la fidelidad legisla en Veracruz!.

Con la insolencia a flor de piel también el amateco Bravo Contreras juzgó y condenó desde el primer momento a la periodista. Hablaba de seis a quince años de prisión por sus bigotes y para ello mandó a su colaborador, experto en teatros judiciales, Enoc Maldonado, a manosear el expediente. Por eso, la libertad de Marijose Gamboa es un revés para todos estos facinerosos y el veredicto de los magistrados federales será una muestra de que no siempre los sucios no ganan.

Y claro que tendrá que haber consecuencias por su conducta ilegal  no solo en la opinión pública, las cuales ya están,  sino en los tribunales. Habrá que demostrarle a esos pillos que no pueden pisar la ley y seguir como si no hubiera pasado nada. Los abogados de Marijose tendrán que promover medidas  judiciales contra esos que torcieron los textos legales. No debe quedarse así, a Marijose le robaron siete meses de su vida, alteando peritajes forenses y falseando testimonios para mantenerla en prisión.

Duarte de Ochoa delinquió para satisfacer un odio personal contra los que ejercen la  libertad de prensa pues castigando a Marijose enviaba un menaje a todos los colegas que no han sometido su trabajo a la lisonja ni a la vocería. Su ineficiente fiscal también delinquió al pervertir la procuración de  justicia. Los dos tendrán que responder por sus delitos. El karma ya comenzó su vuelta retroactiva. Duarte se está quedando solo cuando todo se le vuelve en contra. No hay quien lo defienda, ni siquiera el innombrable que sigue escondido en los drenajes. En unos cuantos meses será un simple fantasma y si la tendencia continua, en menos de dos años él y  muchos de sus hoy colaboradores podrían  estar en una celda o huyendo a salto de mata.

La liberación de Marijose Gamboa también será un revés para la  presidenta de la elefantina Comisión Estatal de Protección a Periodistas, Benita González que alguna vez le deseó a la columnista que “se pudriera en prisión por meterse con nuestro señor gobernador”, según testigos. Ni ella ni la convenenciera Namiko Matzumoto tienen cara para verla de frente  -ni tampoco para ver de frente al resto del gremio periodístico ni a los deudos de los compañeros que ya no están físicamente- porque  se coludieron con el poder y se unieron al coro de linchamiento contra una periodista crítica.

Revés también será para el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Fernando Perera que siempre se negó a pronunciarse sobre el caso pese a que eran evidentes los atropellos a las garantías constitucionales de Marijose y perfectamente visible el abuso del poder.  Todos ellos llevarán la marca de la miseria en sus frentes.  En fin, si todo se cumple conforme a lo previsto, la querida Marijose recuperará su libertad y regresará con los suyos, y por supuesto, se reintegrará al ejercicio periodístico donde tanta falta hace. Notiver, su casa la espera y sus colegas también.

Los tiempos de Dios son exactos y su estancia en prisión, en medio del terror infligido por sus carcelarios que intentaron quebrarla moralmente y dañarla físicamente,  tuvo un fin: saldar la deuda por el desafortunado accidente que inició toda esta pesadilla y que costó la vida a un joven tatuador. Allá arriba ya está cerrada esa cuenta, eso es lo positivo porque el cielo le dio esa oportunidad y entonces, lo que venga en la justicia terrenal será cosa pequeña.

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