Maruca Basáñez, por la grandeza de Tuxpan

Impulsora de los desayunos escolares en Tuxpan y la huasteca, con el Instituto Nacional de Protección a la Infancia, hoy DIF.

Por Ramón Rodríguez Rangel

Durante las festividades del Día Internacional de la Mujer en Tuxpan, la gran ausente fue María Magdalena Ebergengy viuda de Basáñez “Maruca”, fundadora en este puerto y en la zona norte del estado del  hoy DIF municipal, en aquellos tiempos el INPI (Instituto Nacional de Protección a la Infancia).
Madre ejemplar, cuyos hijos son reconocidos intelectuales a nivel mundial como el doctor Miguel Basáñez Ebergengy, e incansable promotora del desarrollo de Tuxpan.
Maruca Basáñez como se le dice con aprecio en Tuxpan, impulsó durante su gestión en el INPI la entrega de desayunos escolares a los niños de las escuelas primarias de la zona urbana y de las comunidades rurales de la ciudad-puerto, así como a otros municipios de la huasteca.
Los desayunos consistían en una torta con guisado diferente todos los días, leche, pan y fruta, alimento que les cambiaba la vida a muchos niños que salían solo con un café de sus casas.
Como presidenta del INPI construyó el edificio que hoy alberga al DIF Tuxpan, en lo que es la nave principal.
María Magdalena Ebergengy de Basáñez fue considerada por Ema Zamano de López Mateos, presidenta del INPI nacional, como una de las mejores presidentas municipales y regionales de este organismo  en el país, otorgándole inclusive una medalla en reconocimiento a su labor.
Maruca se preparó en filosofía, psicología y en las bellas artes. Aprendió a tocar piano y al arte de la fotografía, con uno de los mejores fotógrafos de Latinoamérica en su tiempo, Héctor Herrera.
En su archivo familiar conserva la correspondencia que le envió el presidente Adolfo Ruiz Cortinez, e invitaciones que le enviara Hilary Randop Clinton, hoy secretaria de estado norteamericana, cuando fue primera dama de Estados Unidos.
Como activista social ha sido testigo del paso del último medio siglo por Tuxpan, de las decenas de proyectos que se han planteado y que no se han concretado; de las promesas de los grandes políticos que no se han cumplido, de la falta de unidad y la discordia entre los tuxpeños, del desarrollo que todavía no se ha alcanzado y del permanente bloqueo de los intereses de Tampico y Veracruz para que este puerto siga estancado.
Su pasión por Tuxpan ha sido inculcada a sus hijos, incansables promotores del principal proyecto del desarrollo de Tuxpan, la construcción del Puerto Profundo de Tuxpan.
A sus 81 años, Doña Maruca sigue siendo joven en la concepción de Jesús Reyes Heroles “por su rebeldía ante lo injusto y su ánimo por construir”. Sigue siendo la jefa de su gran familia, y no para de colaborar por el crecimiento de Tuxpan. Ha donado palmeras para el boulevard y en febrero dio el banderazo de construcción de una importante calle de Santiago de la Peña, junto con el alcalde Alberto Silva Ramos.
Está atenta, no solo de lo ocurre en Tuxpan sino en el mundo entero. Alejandro Basáñez, uno de sus nietos tiene un alto cargo diplomático en la embajada de México en Japón y otro de sus hijos es piloto aviador de un avión comercial que surca los aires internacionales todos los días. Su hijo Miguel Basáñez dirige desde la Universidad de Harvard importantes proyectos de trascendencia mundial y su hija Magda destaca en el medio empresarial porteño.
María Magdalena Ebergengy tiene la lucidez y el corazón que mucha falta ha hecho en Tuxpan para alcanzar la unidad y el desarrollo, para crecer no solo materialmente, sino como personas, como seres humanos. Tiene el ánimo por hacer, por construir. En su lenguaje no aparecen los descalificativos, sino por el contrario los reconocimientos para todos los que ayer como hoy,
trabajan y luchan por forjar la grandeza de Tuxpan.
Se acuerda muy bien de damas como Elvira Ferrer, madre del destacado comunicador Calixto Almazan Ferrer, y de Laura Morales,  quienes empezaron con ella la labor social en Tuxpan, y también a avizora el Tuxpan que podría ser, si deja el cangrejismo y el divisionismo y se suman fuerzas en torno a los grandes proyectos, que le pueden dar un mejor futuro a este puerto.
Las personas que conocen a Doña Maruca, podrán tener mejores opiniones, pero no podrán dudar que es su calidad humana la que mejor la distingue.
María Magdalena Ebergenyi viuda de Basáñez, es una mujer que hace camino al andar, que sigue dejando huella en una tierra difícil, y mientras otros levantan las cosechas, ella sigue sembrando.

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