México dio la bienvenida a Benedicto XVI

El Papa rezó para que acabe la violencia “descarnada y despiadada” en México

 

 


Benedicto XVI recibió el viernes a su llegada a México un recibimiento apoteosico, como los que el país había dedicado a su gran héroe, Juan Pablo II, en los cinco viajes realizados a esta nación. El calor humano, la música y los vítores dominaron la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Guanajuato, donde el Papa fue recibido por el presidente de la República, Felipe Calderón, acompañado de los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados. Seiscientas mil personas le vitorearon a su paso por la carretera y por las calles de la ciudad de León de los Aldama, la más populosa del estado de Guanajuato.

 

Muchos de los gritos rítmicos que coreaban los 3.500 fieles que le dieron la bienvenida en el aeropuerto eran los popularizados el pasado verano en la JMJ de Madrid como, por ejemplo: «¡Esta es la juventud del Papa!». A esto se añadían los mariachis y las «porras» mexicanas en un ambiente desbordante de entusiasmo. México esperaba al nuevo Papa desde hace seis años y finalmente disfruta de tenerlo en casa.

 

El presidente Felipe Calderón le agradeció, emocionado, haber venido al país «en un momento en que nuestra patria atraviesa una situación difícil» debido a «la violencia descarnada y despiadada», la crisis económica e incluso «sequías e inundaciones sin precedentes».

 

Benedicto XVI manifestó que había venido a Guanajuato porque era el único estado de México que no había podido visitar Juan Pablo II y dijo que desde aquí deseaba «estrechar las manos de todos los mexicanos y abarcar las naciones y pueblos latinoamericanos, precisamente en este lugar en el que el majestuoso monumento a Cristo Rey da muestra de la raigambre de la fe católica entre los mexicanos». Su voz era un poco afónica «debido al aire acondicionado del avión», según explicó el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi. En cambio, no tuvo que utilizar el bastón, como había hecho por la mañana en el aeropuerto Fiumicino de Roma.

 


El Papa hablo inmediatamente de «la dignidad de la persona humana» y del «derecho fundamental a la libertad religiosa» en un país que esta cambiando su constitución para aliviar los residuos de restricciones antirreligiosas.

 

Benedicto XVI les aseguro que rezaba especialmente «por los que sufren a causa de antiguas y nuevas rivalidades, resentimientos y formas de violencia» entre las que destaca la guerra de los «narcos» que ha causado 47.000 muertos en los últimos cinco años.

 

El Santo Padre recorrió en «papamovil» los 34 kilómetros de distancia hasta León de los Aldama, recibiendo aplausos y vitores de gente que había esperado su paso durante horas a lo largo de todo el recorrido. En los últimos cinco kilómetros, los fieles que esperaban al lado de la carretera eran una verdadera multitud. Según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, «las cifras oficiosas de participantes se sitúan entre seiscientos y setecientos mil». En todo el recorrido hubo confetti con los colores amarillo y blanco del Vaticano, globos de esos mismos colores, pancartas, grandes fotografías del Papa pero, sobre todo, una alegría desbordante.

 

La gran cita de Benedicto XVI con México ha comenzado bien. En la jornada del sábado el Papa dedicará casi todo el día al descanso después de un vuelo de catorce horas y media, por lo que el único acto del día será la visita de cortesía al presidente de la Republica en Guanajuato y el saludo a los niños que le esperaran en la plaza.(Periódico español ABC)

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