Zopilotes
Por Ramón Rodríguez Rangel
El trágico accidente ocurrido el pasado viernes por la madrugada en la carretera Tuxpan Tampico en las inmediaciones de Potrero del Llano, ha mostrado dos actitudes opuestas ante la desgracia de 70 seres humanos d los cuales oficialmente fallecieron 43 y resultaron gravemente heridas otras 27 personas.
Por un lado la respuesta del gobernador del estado Javier Duarte de Ochoa y del alcalde de Tuxpan Alberto Silva Ramos brindando todas las facilidades y atenciones posibles a los familiares de las víctimas, y por el otro la actitud vergonzosa de quienes llegaron en primer lugar al sitio del fatal accidente y de quienes trasladaron cuerpos y pertenencias de fallecidos.
No es el caso de quienes lo hicieron correcta y humanamente, sino de los que sin importar la tragedia, como zopilotes se acercaron a los cuerpos para despojarlos del poco dinero que traían, y de algunas joyas personales como cadenas, anillos y aretes, como lo denunciaron familiares de los difuntos.
Si fueron vecinos del lugar del accidente, o personas de otros vehículos que acudieron a la rapiña como buitres, esto es grave, pero si el delito lo cometieron policías o judiciales, esto es verdaderamente criminal.
Porque no es posible, que la sociedad y el estado permitan que estos zopilotes, por no llamarles bestias inhumanas, sean los encargados de la prevención del delito y de la procuración de justicia, cuando su naturaleza es contraria a la del ser humano.
De nada sirven los cursos de capacitación, los diplomados, las academias, cuando se trata de seres inmundos, sin ética, sin principios ni valores, mucho menos con sentimientos.
Las necesidades económicas, ni los bajos sueldos, justifican el atracar a un ser humano vivo, mucho menos, a una persona indefensa, impotente para poderse defender, herida o fallecida, solamente los zopilotes, o las bestias inhumanas, las hienas se nutren de los cadáveres.
Si el delito lo cometieron vecinos del lugar u otros automovilistas de paso, esto también sería muy preocupante, porque entonces, la sociedad estaría perdiendo, la poca humanidad que le queda.
Sea de quien sea la responsabilidad de este vil atraco, el delito no debe de quedar impune, debe ser investigado, por autoridades superiores, si los atracadores logran escapar de esta ley, podemos estar seguros que no escaparan de la justicia divina, el hecho fue verdaderamente vergonzoso y criminal.
Editorial
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