Accidente tráiler contra autobús de pasajeros en Potrero del Llano, carretera Tuxpan-Tampico
“Sólo recuerdo los gritos de terror, la oscuridad y el ruido estruendoso que doblaba los fierros del autobús en el que viajábamos”, contó Rosalba Valdivieso, sobreviviente de 22 años de edad.
Ella viajaba en el autobús accidentado que dejó como saldo 43 fallecidos en la carretera Álamo-Potrero del Llano.
Dijo que no era la única tirada en el suelo e intentando pedir auxilio. A su alrededor varios cuerpos yacían regados; sangre esparcida por todos lados. Observó y descubrió escenas impensables.
Relata que algunos cuerpos estaban cercenados por el fuerte impacto que sufrió el autotransporte en el que viajaban 70 pasajeros de Coatzacoalcos con destino a Ciudad Acuña, Coahuila.
El accidente fatal ocurrió a las 04:30 de la madrugada en la huasteca veracruzana, cuando la mayoría dormía, con todo y que otros iban parados y sentados, aunque mal acomodados entre el pasillo. “Llevaba sobrecupo”, confirma la sobreviviente, quien asegura que el camión era de pasajeros y no trabajadores.
Rosalba es una de las 18 personas heridas que fueron trasladadas al Hospital Regional de Poza Rica. Comparte el mismo espacio con otros tres sobrevivientes, entre ellos Jesús de Dios Guille Santiago.
El ambiente en el nosocomio se vuelve tenso, el olor a medicamentos se esparce entre los pasillos, ciudadanos observan cada uno de los movimientos de médicos y enfermeras que corren y solicitan jeringas y suero para atender a los lesionados.
Fue el remolque de un camión de carga pesada el que al desprenderse se impactó contra el lado izquierdo del autobús.
“Yo venía en el lado del copiloto y salí volando por el parabrisas” cuenta Rosalba, al tiempo que intenta levantar los brazos hinchados y raspados.
De pronto todo era obscuridad, los llantos y el agonizar de los pasajeros era lo único que escuchaba. Miró a sus compañeros, unos ya estaban muertos, otros ya iban a fallecer –recuerda y quiere romper en llanto.
“Había muchos niños tirados y sin vida”, explica mientras una enfermera le checa la presión. Rosalba viste un pantalón de mezclilla en color azul y playera gris manchada de sangre.
“Yo cargué a una niña, no sé quién era, los que sí podíamos levantarnos apoyamos en lo que llegaban las ambulancias”.
Ella es una de las 27 sobrevivientes y dice estar enterada que en el accidente fallecieron 43 personas. En el transcurso de las siguientes horas esperará a sus familiares que viajan de Coatzacoalcos.
Editorial
