Cuitláhuac, el Gobernador se empodera

Por Ramón Rodríguez Rangel

Ya es tradicional en Veracruz que a los gobernadores entrantes, los demás grupos políticos que no fueron favorecidos en la elección, los intereses legítimos de otros colores partidistas, cumpliendo con su papel de oposición, o los propios suspirantes de la misma organización política que buscan su cargo, para la próxima, los zopilotean, apostando sobre todo mediáticamente a que no dura un mes, 6 meses o 2 años en el encargo.

Veracruz es uno de los estados más politizados del país, sobre todo con mayor número de «grillos» en la entidad, y cada uno de ellos sueña con ser gobernador de su estado, algunos por el ideal de servir, pero la mayoría de servirse.

Todo veracruzano en uso de sus facultades legales tiene derecho a ser gobernador y luchar por ese ideal, lo que no es ético es que en plena pandemia, en la etapa más grave de contagios y mortalidad de Covid 19, cuando el gobierno estatal está buscando la manera de dar mejores respuestas a la contingencia sanitaria, cuando busca cómo apoyar a los veracruzanos a cruzar el río, precisamente a medio río, los adversarios políticos suenen las descargas de sus armas, como cuando  los bandidos entre el monte, en el viejo oeste, esperaban a los colonos que atravesaran el río para atacarlos.

En medio de la emergencia sanitaria, tenemos que alentar a nuestras autoridades estatales para que se produzcan mejores beneficios y apoyos para los sectores más damnificados y en general para todos, porque todos de alguna forma  estamos siendo afectados por la pandemia, en la salud, en lo económico, y hasta en lo emocional, por el confinamiento, el colapso económico y la amenaza del coronavirus.

No se debe distraer el trabajo del gobernador Cuitláhuac García Jiménez en «grillas», hasta de los mismos grupos de «poder» dentro de su propio partido, que buscan «entrarle al quite», o como algunos cínicos dicen: «quítate tú para ponerme yo». Eso  se llama zopilotear, y zopilotear políticamente en medio de una emergencia nacional y mundial de salud pública, no es justificable y sí muy cuestionable, por muchos pretextos que se tengan.

Toda la atención del gobernante veracruzano debe estar en apoyar a su pueblo contra el Covid 19 y en preparar la reinserción de la entidad al desarrollo después de superado el tema sanitario, sobre todo en un estado donde ancestralmente hay pobreza y pobreza extrema y que después del colapso económico mundial va a necesitar, sino es que desde ahora, nuevas soluciones para su sobrevivencia y más adelante para la reactivación económica.

Muchos actores políticos, incluyendo algunos de Morena, obedecen a intereses políticos facciosos, para los cuales la pandemia y la desgracia de miles de personas, no existe más que en las estadísticas, lo fundamental para ellos es hacerse de mayores posiciones de poder en su partido o en el país, objetivos muy particulares, no de la nación y mucho menos del estado.

¿Y pensaban esos zopilotes políticos que desde el primer trimestre, se comerían de un solo taco al gobernante veracruzano?, y ahora a esas aves rapaces se les ha visto desesperadas al no encontrar bocado.

Desde la objetividad, por fuera de la cancha de juego, es fácil advertir que Cuitláhuac no ha sido presa fácil de sus adversarios políticos. Lo pensaban desvalido y ha mostrado sus fortalezas. Definitivamente se equivocaron, no es un gobernador débil. Aunque Montesquieu no esté de acuerdo, el filósofo florentino lo aplaude y hasta el mismo Presidente de la República lo reconoce. Trabaja en apego y en acuerdo con el poder Legislativo de Veracruz, lo mismo hace con el poder Judicial, logró rescatar la importante Fiscalía de Veracruz, con quien se coordina ya en las tareas de procuración de justicia; y también se coordina con el poderoso ORFIS. Trabaja el gobernador ya con todo el aparato del Estado, aunque cada institución dentro de su esfera legal, desde donde tendrá el gobierno de Veracruz el imperativo moral para que Veracruz no se degrade, avance en la procuración e impartición de justicia y en legislación, para avanzar no hacia un estado autoritario, como en los últimos sexenios, sino hacia un estado democrático y social de derecho, para que se terminen los tiempos de la ley de la selva, y avancemos como civilización, por lo menos en este territorio que va del mar a la sierra y donde hay millones de personas con esperanzas  de que con la Cuarta Trasformación puedan vivir mejor.

Cuitláhuac impulsa desarrollos muy trascendentales para Veracruz después de la pandemia, como el desarrollo transístmico de Coatzacoalcos, un eje de desarrollo regional en el sur de la entidad, una mayor conectividad y ampliación mayor del Puerto de Veracruz y en el norte, proyectos que potencializarán a Tuxpan como eje del desarrollo norveracruzano. Hay un gobernador que no se duerme en sus laureles, que está viendo como dinamizar la economía veracruzana, después del colapso.

El gobernador ha buscado desterrar viejos vicios y corrupción en áreas medulares de la administración pública como son las áreas financiera y de seguridad pública, buscando subrayar esa línea que en otros periodos gubernamentales del pasado no existían, no diferenciaba a los gobernantes de la delincuencia organizada. Falta mucho por hacerse en este aspecto, pero está mostrando el interés en sanear esas áreas tan sensibles para la sociedad veracruzana, respondiendo al reclamo colectivo.

El tejido descompuesto de la sociedad no puede seguir dañando al resto porque entonces seria putrefacción. La política en Veracruz debe recobrar honor y prestigio, debe ser como lo pensaban los filósofos griegos para construir la vida buena, no para ser negocio de malos.

Cuitláhuac es un Gobernador fuerte, con la mano firme en el timón, timón que muchos sueñan en la noche y despiertos.

No es un gobernador tradicional, no es de grandes discursos, de una imagen sobrepublicitada, como en otros periodos sexenales, es un gobernador que busca cumplirle a los veracruzanos que votaron y no votaron por él, queremos un gobernante diferente, con sensibilidad social, que resuelva los grandes problemas de Veracruz, el gran reto del gobernador constitucional del Estado.

En Veracruz hay temas fundamentales de los que se tendrá que ocupar el gobernador, temas que tienen que ver con que los veracruzanos podamos, a pesar de la adversidad económica mundial, proyectar las potencialidades, porque la demanda de empleos va a ser creciente, y se requiere un nuevo plan de desarrollo que considere la nueva realidad. No podemos quedarnos en la retaguardia, tenemos como estado que retomar el papel de vanguardia en el desarrollo que nos corresponde en el país, tenemos que buscar después de nuestra sobrevivencia, la calidad de vida que merecemos y por eso necesitamos a un gobernador fuerte, con todo el respaldo del presidente de la República como Cuitláhuac García Jiménez, para salir de la tempestad.

No se trata de darle un cheque en blanco al Gobernador, porque la sociedad debe estar pendiente del desempeño de sus gobernantes, de que le cumplan en los temas fundamentales, como la salud pública, por ejemplo, pero no podemos tampoco, porque no simpatizamos con el gobernante, o tenemos otro gallo para sustituirlo, hacer deformación de la realidad en lugar de información, no podemos permitir que hasta los valores más dignos se conviertan en mercancía, ni sean presa de los que ejercen el poder, ni de los que lo buscan, ni de ningún otro interés ajeno al interés general de la comunidad así sea económico o político, del color que sea.

No solo desarrollo, queremos más democracia, más estado de derecho y menos barbarie, queremos el imperio de la ley y no de los hombres, no queremos tamborazos ni dardos envenenados como medicina para salvar a Veracruz.

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