La tragedia que no olvidan los Kennedy, la muerte de John John y Carolyne Bessette


John-John Kennedy Jr. y su esposa Carolyn Bessette
Cuando se cumplen 21 años de la muerte del hijo del expresidente de EE UU su accidente de avión sigue siendo motivo de recuerdo y especulación
El País

John John Kennedy,el único hijo varón de John Fitzgerald Kennedy, reunía todas las características para ser reconocido en el clan más famosos y poderoso de EE UU como su príncipe, como el heredero de las aspiraciones políticas de la familia. Triunfador en su vida profesional, guapo a rabiar y con un carisma indiscutible era venerado por los demócratas y por algunos que no lo eran. Pero también poseía una personalidad compleja, curtida por el asesinato de Dallas y por la exposición pública que vivió desde niño, cuando se convirtió en el residente más joven de la Casa Blanca. Su muerte de la que este jueves se cumplen 21, conmocionó a medio mundo. La avioneta que pilotaba se precipitó frente a las costas de Martha´s Vineyard, cuando se dirigía a pasar unos días en la casa de verano familiar. Volaba con su mujer, Carolyn Bessette, y su cuñada Lauren. Los tres fallecieron en el acto. La leyenda creció y las especulaciones surgieron.

Durante años circularon múltiples teorías conspirativas sobre las circunstancias en las que se cayó al mar la avioneta aquella fatídica noche. Las hay que apuntan al sabotaje. Pero la investigación desprende datos más simples. El 16 de julio de 1999, el aparato un Piper Saratoga, que John John estrenó tres meses antes, despegó a las 8.38 pm local desde Nueva Jersey rumbo a Hyannisport. A la hora del vuelo entró en una zona con una niebla muy densa y tuvo que pilotar casi a ciegas. Completamente desorientado, perdió el control y se precipitó al mar. Tardaron dos días encontrar sus cuerpos.

“Fue su error de juicio lo que llevó a su muerte, la de su mujer y la su cuñada”, sentencia el historiador Steven Gillon en una extensa biografía bajo el título America´s Reluctant Prince, en la que examina su vida y trata de recomponer las horas previas al trágico accidente. “No hay que darle más vueltas. John es responsable de su imprudencia y solo John”, añadió.

El joven Kennedy, añade, era un adicto a la adrenalina al que le gustaba flirtear con el peligro. Volar, dice, era un escape físico para él que necesitaba el deporte para amainarsus ansiedades. Famoso es su cuerpo musculado y las imágenes suyas vestido con un impecable traje sastre pero moviéndose por Nueva York en bicicleta o patinete cuando nadie lo hacía.

El estado de su matrimonio también ha sido motivo de muchas teorías. La que parecía una idílica relación con su esposa, Carolyn Bessette o lo era tanto. Steven Gillon afirma que no llevaban un año casados cuando la llama empezó a apagarse. “Ella se sentía atrapada”, basándose en las conversaciones personales que mantuvo con John y con amigos muy próximos. Estaba anímicamente tan tocada, que pensaban que se automedicaba. El matrimonio iba a peor, la revista que fundó –George– atravesaba problemas financieros y su principal confidente, su primo Anthony Radziwill, se moría de cáncer.

“John y Carolyn se amaban, pero sus diferencias fueron más reales de lo que la gente cree” contó el libro The Kennedy Heirs (Los herederos de Kennedy), escrito por J. Randy Taraborrelli. Él quería que ella le conociera más allá de la imagen que todo el mundo tenía –el hijo del presidente–, y ella tuvo que luchar mucho para encajar en aquella familia tan poderosa, convertida en patrimonio nacional. Los primeros encuentros con la numerosa familia la dejaron descolocada, enfrentada a un símil de exámenes de conocimientos de actualidad que a veces la aturdían y ante los que no sabía cómo contestar.

El libro relata que en 1988 Carolyn Bessette volvió a acercarse a un viejo amigo, alguien en quien confiar y según Taraborrelli una noche fue a su apartamento para charlar y hubo un momento en que se besaron. Ella se dio cuenta, le dijo que no entendía lo que estaba haciendo y se marchó. Contó el incidente a su marido y dos días después el timbre de la puerta de ese amigo le despertó a las dos de la madrugada. Cuando abrió se encontró a un John Kennedy Jr. enfurecido que le propinó un puñetazo y le adviritió: «Aléjate de mi maldita esposa».

En abril de ese mismo año la pareja acudió a terapia de pareja para mejorar su relación. Según el autor del libro porque “John no quería ser uno de esos hombres Kennedy a los que no les importaba cómo se sentían sus esposas”.

En los días previos a su muerte, John John tenía el tobillo escayolado tras un accidente sufrido saltando en paracaídas. En cuanto el médico se la quitó, decidió volar. Necesitaba escapar. Lo hizo para siempre.

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