Por Dra. Zaida Lladó Castillo
Se ha comentado hasta el cansancio de la forma poco honesta en que los gobernantes y delegados políticos, emanados del PRD, han manejado las administraciones del gobierno del DF y de los estados en donde han ocupado la titularidad.
Y si lo menciono, es porque el discurso que ellos utilizan, de criticar y juzgar a los demás sin autocriticarse, incluso de justificar siempre lo injustificable, sólo demuestra falta de congruencia en su actuación como partido y como gobierno, en particular en la capital del país, donde llevan más de 14 años gobernando, que le ha tocado sufrir demostraciones de agitación social, deshonestidad y corrupción.
Y si hay un rubro en que se ha abusado de saquearlo, es sin duda el Metro del Distrito Federal y desde la administración de Cuauhtémoc Cárdenas (1997-1998) como Jefe de Gobierno—hombre que padece del síndrome de “hijo de expresidente”, un poquito ególatra, un poquito tibio, un poquito apático para luchar por sí mismo por sus objetivos, porque por costumbre los recibe en “charola de plata” y por eso no les toma cariño–, pasando por Rosario Robles (1998-2000) que lo sustituyó, ya se hablaba de los fraudes y escándalos ligados al presupuesto y finanzas de la ciudad. Y no obstante, que ambos no tuvieron interés de construir más Metro, se limitaron a entregar a los habitantes de la ciudad la línea B, que había sido introducida desde la administración del Priista Oscar Espinoza Villarreal, ultimo Regente de la Ciudad de México, que no pudo terminarla antes del cambio de gobierno.
Con López Obrador, en el 2000, no se le construyó ni un metro…al Metro, pero manejó esplendidos presupuestos en el proyecto de las obras viales como los famosos distribuidores y el segundo piso, construcciones que estratégicamente no fueron asignadas a un Secretario de Obras, sino que se realizaron a través de Claudia Sheinbaum (activista política, académica, esposa de Carlos Imaz hombre de izquierda recalcitrante, pero con cero experiencia en obras), Secretaria del Medio Ambiente de su gabinete, a quien le asignaron las obras de los segundos pisos y del metrobus y que mañosamente ocultó la información de los contratos. Obras seriamente criticadas por su deficiente planeación, diseño y manejo de recursos—pues son líneas contínuas con salidas truncas hacia las laterales que se convierten en cuellos de botella en el periférico y viaducto–, y en cuanto los costos iniciales y finales que, por escandalosos y poco creíbles, provocaron revisiones de la Contaduría Mayor de Hacienda en el 2002.
Y aquí vale la pena hacer un paréntesis para no olvidar, lo que fue el gobierno del López Obrador en el DF, para dar cuenta a las nuevas generaciones de lo que oculta su verdadera personalidad –pues en su falsa imagen de mártir, pretende engañar lo que realmente es–, ya que utiliza un particular estilo de gobernar, en donde permite robar a sus allegados y después los protege, siempre y cuando no manchen su imagen o sus proyectos personales. Por ello, su gobierno fue severamente cuestionado por los abusos y mal manejo de los recursos que sirvieron para satisfacer las ambiciones de sus más cercanos colaboradores y por ende las propias, porque después, les pasa la charola con el pretexto de que tienen fondos para ayudar a financiar sus campañas.
Basta recordar, en marzo de 2004, los videoescándalos donde aparecían políticos prominentes del DF tomados con cámaras ocultas y que fueron hechos públicos. La mayoría de ellos implicaban a colaboradores cercanos de Andrés Manuel López Obrador: su Secretario de Finanzas, Gustavo Ponce “el señor de los juegos en las Vegas” —que se le acusó de traficar influencias y presionar a funcionarios subordinados para que dieran prioridad a pagos a empresas por obras que nunca se llevaron a cabo en la delegación Gustavo A. Madero, entre otras–y que acostumbraba a visitareselugar, para ir a despilfarrar el dinero de los capitalinos. Y su ex-secretario particular Rene Bejarano (esposo de Dolores Padierna que ya se siente la próxima Jefa de Gobierno) “el señor de las ligas”, quien fue captado infraganti contando maletas de dinero y amarrándolas con ligas, grabado en plena transacción corrupta con el hombre de negocios Carlos Ahumada—en su momento pareja sentimental de Rosario Robles. Dinero que se estaba preparando para la campaña de López para el 2006.
Tales excesos, llevaron al gobierno del D.F., a la salida de AMLO, a alcanzar una deuda que pasó de 28 mil millones de pesos a 45 mil millones, dejando un alto índice de inseguridad, corrupción, impunidad y desde luego, con la base clientelar que siempre lo ha apoyado entiéndase: ambulantaje, taxis piratas, adultos mayores, madres solteras, discapacitados, apoyos a estudiantes, incluso “porros” del UACM, usados para las marchas y mítines, hoy convertidos en grupos “anarquistas” utilizados para desprestigiar el gobierno de Mancera.
De todo ello, López Obrador, en lugar de proceder contra sus funcionarios, siempre fingió o lució su demencia, pues se limitó a darles el beneficio de la duda y con la “concha” que siempre le ha caracterizado, al acercarse su salida de la Jefatura del DF, de forma mañosa haciendo lo que le da la gana y logrando evadir la norma, buscó una estrategia para ocultar el mal uso de los recursos públicos, y logró utilizar la mayoría absoluta que tenía el PRD en la Asamblea Legislativa para “blindar” los resultados de su administración, donde existían presuntas irregularidades en el destino de los recursos, para de esta manera obstaculizar 24 auditorías del ejercicio fiscal 2003 en adelante, de la Contaduría Mayor de Hacienda.
De esta manera, su cuenta pública quedó protegida siendo un atentado a las políticas de transparencia y de rendición de cuentas nacionales—ESAS QUE TANTO EXIGE DE LOS DEMÁS, PERO QUE ÉL NO ES CAPAZ DE CUMPLIR–. Por eso López Obrador nunca se tomó la molestia de permitir ser auditado porque gozó de la protección de la Asamblea. Instancia que por poseer mayoría perredista, sirve de cómplice hasta la fecha para cubrir los desfalcos de los Jefes de Gobierno emanados del PRD. En suma, el DF ES LA UNICA ENTIDAD EN LA REPUBLICA QUE DESPUES DEL GOBIERNO DE AMLO, NO HA ACATADO EL MANDATO FEDERAL DE TRANSPARENCIA A LA INFORMACION.
Pero el “chistecito” ya se les acaba en el 2015, al vencerse en “plazo de gracia” y ahora sí, se podrá auditar la administración de López Obrador y las siguientes, año en que además se renovará la diputación local de la Asamblea y en donde se verá si se conservan las delegaciones a favor del perredismo. De no ser así, las cosas empezarán a cambiar en la vida política de la ciudad de México.
Pero volviendo al caso del Metro de la Ciudad de México, después de 30 años en que los gobiernos priistas expandieron hasta más de 200 kilómetros la línea, para responder a una evidente necesidad y conveniencia de los ciudadanos del DF, los perredistas al ganar la ciudad abandonaron esta importante política pública suspendiendo su expansión.
Pero hoy ante el escándalo de la línea 12, y siendo la situación muy grave, nos lleva a checar los datos de la tercera administración perredista, la de Marcelo Ebrard. Administración que se caracterizó en sus seis años por haber incrementado la deuda pública de la ciudad 357 por ciento, elevándola desde 2007, en mil 400 millones de pesos y que fue creciendo año con año hasta terminar en 2012 con un techo de 5 mil millones de pesos[1]–.
Marcelo Ebrad, sí le entró al proyecto “metro” y amplió la red construyendo una nueva línea, la 12, a la que le llamó “línea dorada” y la inauguró con “bombo y platillo”. Dicha línea presentó serias irregularidades, que la Auditoría Superior de la Federación detectó como posible “tráfico de influencias”, y lo notificó desde 2009. Por ejemplo, si está prohibido por la Ley de obras Públicas del DF el que se den contratos a parientes cercanos, cómo es posible que el Director General del Proyecto Metro del DF, fuera Enrique Horcasitas Manjarrez y el director general de construcción de ICA, SA de CV promovido a vicepresidente de la empresa, fuera Luis Horcasitas Manjarrez su hermano, titular de la empresa y responsable de los trabajos de la línea 12.
Otra irregularidad, de acuerdo a las investigaciones, fue que se advirtieron modificaciones con ventaja para la empresa ganadora, incrementándose el costo de estaciones y tramos de conducción que no se modificaron, se elevaron los porcentajes de los anticipos del 20.9 al 37.4 por ciento en demérito obviamente de los intereses del Gobierno, del desfalco de miles de millones de pesos donde han salido a la luz pública faltas de orden penal y administrativo, además de considerar el sobreprecio de casi cuatro mil millones de pesos en la construcción de la línea.
El otro asunto fue, el sistema de vías, –vagones rentados, que no encajaron en las vías que fueron construidas y contratadas por separado–, según lo declarado por Julián Olivas, Subsecretario de Responsabilidades y Contrataciones Públicas y encargado del Despacho de la Secretaría de la Función Pública y que derivó en un desgaste prematuro de las vías, inconcebible a solo 18 meses de distancia de haberlas inaugurado.
Por ello la cuarta administración perredista la de Miguel Ángel Mancera, decidió cerrar la Línea 12 en 11 estaciones, para garantizar la seguridad de los usuarios, por que dicha línea era una verdadera amenaza. Que más allá de las razones técnicas y de las diferentes explicaciones ofrecidas por los involucrados, el dato es que el cierre exhibe fallas graves cometidas o aceptadas por los principales actores de la administración perredista anterior. Se trata pues, para decirlo claramente, de un fracaso enorme de la administración perredista de la ciudad de México.
Pero eso no para ahí. Hoy, la Federación reclama al gobierno de la ciudad de México, ser devueltos 489 millones de pesos que otorgó para la Línea 12 del Metro, porque de acuerdo con diversas auditorías no se justificaron en tiempo y forma, por lo tanto la Secretaría de la Función Pública exige hoy le regresen ese dinero. Además se revisa el destino de otros 3 mil 407.8 millones que también se aportaron para obras inducidas– aquellas que se realizan para retirar y cambiar tuberías, drenaje, cables de luz, telefonía y todo aquello que se encontraba sobre el trazo de la Línea 12 del Metro, desde Tláhuac hasta Mixcoac, -y que no se ejercieron o no hay comprobación de gasto.
Al respecto, en la Asamblea del DF, los diputados del PRI y PAN aseguraron que: “en el proyecto de la Línea 12 se continuarán encontrando gastos «no justificados», porque tiene muchos errores y vicios de origen. Un origen que viene desde las administraciones anteriores”. «Creo que vamos encontrar muchos gastos no justificados en la construcción de la Línea 12 y serios errores en la construcción civil y electromecánica: primero al licitar y después al asignar los contratos«, señaló entre otros, la diputada priista María de los Ángeles Moreno. En el caso de los asambleístas del PAN, coinciden en que se debe hacer una revisión integral y encontrar las responsabilidades administrativas.
El caso “línea 12” tiene un mar de fondo, muy…pero muy hondo, y sólo se espera que la Asamblea del DF, entregue un informe convincente, lo que nuevamente surge la duda si tendrá toda la veracidad , porque la Comisión formada para tal fin, está integrada por una mayoría perredista y seguramente una vez más, blindará las cuentas e informes y protegerá a los delincuentes de cuello blanco que constituyen el bloque de funcionarios y chapulines del PRD insertos en el Gobierno del DF, que saltan de puesto en puesto, a los cuerpos legislativos—Asamblea y Congreso de la Unión–, y regresan al gobierno local , en un círculo vicioso donde los que sufren sus efectos nocivos, son las finanzas de la ciudad de México y los millones de ciudadanos de la capital del país, a los que mantienen secuestrados desde hace más de 14 años.
¿Será éste el principio del fin? Pues como dicen los chiquillos: “van que chutan”.
Gracias y hasta la próxima.
Editorial
2 comentarios en «El inicio del fin para el PRD en el DF: Línea 12 del metro»