Llama Juan Navarro Castellanos a asumir una actitud fraternal y solidaria con el prójimo.
El Evangelio de este domingo nos invita a contemplar a Jesús sanando enfermos, enseñándonos a ser sensibles ante el sufrimiento ajeno. Vemos a Jesús haciendo suyas nuestras debilidades y cargando con nuestros dolores (cf Mt 8,17).
Jesús está siempre cerca de nosotros y en todo podemos contar con él; nos levanta y nos cura, nos alienta y sostiene, nos libera y redime, como hizo con la suegra de Pedro y con muchos enfermos y necesitados.
En la Jornada Mundial del Enfermo, que celebraremos el 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes, El Papa Francisco nos invita a meditar una expresión del Libro de Job: «Era yo los ojos del ciego y del cojo los pies» (29,15).
Se trata de una sabiduría que no es conocimiento teórico, abstracto o fruto de razonamientos; se trata de una sabiduría que está llena de misericordia y dispuesta a hacer el bien; es una sabiduría sincera que busca al hermano y le extiende su mano en actitud fraternal y solidaria.
Es una actitud infundida por el Espíritu Santo en la mente y en el corazón de quien sabe abrirse al sufrimiento de los hermanos y reconoce en ellos la imagen de Dios.
En las palabras de Job descubrimos la dimensión de servicio a los enfermos. Muchos son “ojos del ciego” y “pies del cojo” con su servicio cercano y eficaz. Son personas que sirven a los enfermos: los ayudan a lavarse, a vestirse, a alimentarse. Este es un servicio fatigoso, pero significativo.
Es fácil servir por algunos días, pero muy difícil cuidar de una persona durante meses o durante años, incluso cuando la persona ya no es capaz de agradecer. Y, sin embargo, ¡qué gran camino de santificación es éste! El enfermo puede contar, de esta manera, con la cercanía del Señor, a través de la acción de un hermano que está a su lado y le está sirviendo.
El tiempo que se pasa junto al enfermo es un tiempo santo. Es alabanza a Dios, que nos conforma a la imagen de su Hijo, que «no ha venido para ser servido, sino para servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mt 20,28). Jesús mismo ha dicho: «Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve»
Es el Espíritu Santo quien nos otorga la gracia de comprender el valor del acompañamiento que nos lleva a dedicar tiempo a los hermanos enfermos que, gracias a nuestra cercanía y a nuestro afecto, se sienten amados y consolados.
+ Juan Navarro Castellanos
Obispo de Tuxpan
Editorial
