Por Edgar Hernández/Línea Caliente
Las siguientes ocho semanas habrán de decidir el futuro de Veracruz al entrar en la disputa por el poder Fidel Herrera, Javier Duarte, Héctor Yunes Landa y José Francisco Yunes Zorrilla.
En paralelo Miguel Ángel Yunes Linares, también se va de campaña. Va de la mano de los 21 distritos electorales poniendo particular atención en Boca del Río en donde bien sabe que si pierde el 2016 se le irá de las manos.
Mil 500 millones de pesos le apuesta el PRI en favor de sus 21 candidatos, 60 millones el PAN tan solo en Boca.
La meta del tricolor es alcanzar al menos 16 distritos electorales y garantizar sus principales plazas, la de Alberto Silva –a la baja en el norte-, la de Erick Lagos, quien busca arrasar, la de Adolfo Mota enemigo de sí mismo y la de Jorge Carvallo, quien nomás no gusta.
A Elizabeth con ayuda de la morralla partidista se le han limpiado el camino y aun así está en duda su victoria dado el enorme desprestigio que arrastra amén de que en las preferencias el PAN como partido va arriba… y el tema Carolina Gudiño, un arroz que se cuece aparte, en la sartén de Fidel.
Pero como diría Jack “El destripador” vamos por partes.
Javier Duarte en su calidad de primer priista arranca campaña desde su bunker. Con popularidad cero bien sabe que su supervivencia, que no la de su grupo, depende de las cuentas político-electorales que le entregue a Enrique Peña Nieto, quien si bien permite que en Veracruz se juegue una gubernatura de dos años, no quiere decir que ya le otorgó el derecho de voto.
Acaso lo será de veto.
De entrada deberá considerar que solo podrán jugar quienes garanticen el triunfo. Por tanto previsible que la decisión quede en uno de los dos Yunes.
Es decir, si Javier gana el siete de junio y dado que en la república prima el interés político, no tendrá problema para llevar a buen puerto su administración y la federación habrá de perdonarle el desorden financiero gestado por su gobierno.
Previsible pues que después del 7 de junio empiecen a fluir los recursos federales luego que el gobernador presente la constancia de mayoría de los 16 a 18 diputados ganadores.
En Veracruz pues cerrará el Duartismo –que nunca existió- con una salida digamos “digna”. Duarte tendrá que irse a esperar el juicio no de la historia sino de quien lo suceda en lo futuro ya que ninguno de los Yunes se la perdonará.
El caso Fidel Herrera Beltrán.
En el ocaso de su vida política, defenestrado por el PRI y no querido por el aparato de poder federal, el de Nopaltepec realiza sus últimos movimientos al tablero del ajedrez político.
Mueve sus últimas fichas. Impone a Carolina Gudiño y empuja por una tercera pluri a su hijo Fidel.
La primera en una posición riesgosa ya que entra a la plaza de Miguel Ángel Yunes Linares en donde no se mueve una hoja sin su permiso y del otro lado del tablero, aliado con el “Moco Verde”, coloca a su vástago en esa lejana ambición de que ungidos su gallina y su gallo los empuje, ya para el 2018, a la senaduría atajando al mismo tiempo los afanes de Elizabeth Morales García.
Sueños.
Olvida Fidel que la política trae otras reglas de juego y que el alemanismo requiere la presencia de un representante en Veracruz que eventualmente sería Alejandro Montano Guzmán, a quien hay que pagar con un escaño por sus servicios prestados.
Fidel Herrera está en los estertores de su plan transexenal y está más que consciente que si llega Miguel Ángel Yunes Linares, tendrá que poner los pies en polvorosa.
Héctor Yunes Landa arranca campaña.
Polémico, de carácter, con experiencia y conocedor de las entrañas del poder aldeano juega también su última carta consciente de que está con su sobrino postizo, José Francisco Yunes Zorrilla en las preferencias electorales.
Lleva no años, sino décadas tejiendo su proyecto. Escalando desde abajo. Haciendo fila para que al llegar su turno le vuelven a hacer que se forme. Ello aceró su carácter.
Héctor Yunes Landa se va este domingo con los 21 abanderados del PRI. No dejará bajo ninguna circunstancia que pierda su partido porque sabe que ello lo coloca en la antesala de la gubernatura.
Héctor, en efecto, ha dialogado con Javier Duarte, ha ido a su casa y ello ha dado lugar a suspicacias e interpretaciones en donde la que prima es que llegaron a acuerdos y treguas.
Ambos hacen como que están en luna de miel.
Pero Javier Duarte jamás le entregará la estafeta a Héctor por dos razones: porque no está en su potestad política por su debilidad de poder manifiesta y porque Héctor no es su candidato, su candidato es Alberto Silva a quien mató en el momento que lo llevó primero a la oficina de prensa y luego al hacerlo candidato a diputado federal.
Pero además porque Héctor no se la perdonaría si es que llega a la gubernatura y dos que tres irán a la cárcel.
Héctor Yunes Landa será gobernador de dos años si Manlio Fabio Beltrones, su tutor y jefe político, gana la elección de gobernador en Sonora, su estado natal donde apadrina a Claudia Pavlovich Arellano. Ello, en automático, le dará al sonorense boleto para ir por la presidencia del CEN del PRI y entonces ¿quién para a Héctor?
Manlio está por concluir su responsabilidad en la coordinación legislativa en donde la hizo bien amén que consolidó alianzas con el “Grupo Hidalgo” y va por más.
José Francisco Yunes, se va de campaña este domingo, más bien ya se fue.
Antes tuvo que salir del closet y mostrar los güevos a quienes tanto lo han engañado, en quienes hicieron de la “Fideliña” en él una virtud. Pepe se desmarca, advierte y hace ver que no está solo. Su padre, don José, hombre sabio y de fuerte influencia está atrás de él. Y más atrás todo un pueblo.
Indiscutible que goza de amplio respaldo popular.
El pasado lunes hizo una insaculación sobre su popularidad. A media mañana y de manera intencionada aparcó su camioneta a la vera del parque Juárez, en Xalapa y caminó entre simpatizantes que le aplaudían y reclamaban no solo la fotografía, sino su ayuda. Ya mero lo sacan en hombros.
Interesante.
A Pepe también lo apoya el grupo Atlacomulco con Luis Videgaray como cabeza de playa, quien si bien no vive sus mejores momentos está consciente, al igual que Aurelio Nuño, que el primer domingo de junio con 200 diputados en la bolsa, se iniciará el renacimiento de Enrique Peña Nieto.
Pepe es la opción ciudadana.
Es quién garantiza el triunfo del PRI y si bien tampoco perdonará a Javier ni a Fidel, será más institucional. La reconstrucción de Veracruz ira de la mano del apoyo federal. Pepe sabe que no puede destruir a Duarte, ya que lo arrastraría la bola de nieve, como en su momento y en otra proporción sucedió con Carlos Salinas al arranque de Ernesto Zedillo.
Hoy Pepe está en el primer sitio, pero hoy no son las elecciones. Estamos en las intermedias y todo depende de cómo se den las circunstancias. Si Héctor va primero habrá de negociar su supervivencia tomando el control del Congreso y continuar su precampaña para ir por la de seis en el 2018.
Miguel Ángel Yunes Linares.
El controvertido político arranca campaña este domingo llevando todas consigo. Donde se pare y repita lo que todo el pueblo veracruzano sabe en cuanto a desgracias financieras, inseguridad y cero desarrollo social, será aplaudido y apoyado.
Será diputado plurinominal, magnífico pretexto para hablar de lo que puede esperar el pueblo bajo su egida. Recorrerá los 21 distritos electorales, que es todo Veracruz, para exacerbar el sentir ciudadano tan lastimado en los últimos años.
Y hará bien.
Es la lucha por el poder y sobre todo la lucha contra una generación que encabeza Fidel Herrera Beltrán, su enemigo favorito.
Así, de ganar Yunes Linares habrá de colocarse en posición para disputar justamente con su primo Héctor la gubernatura en la que será una lucha cuerpo a cuerpo, pero limpia y ganará el mejor.
Pero si en la disputa por la de dos –es un rumor absurdo eso de que van echar abajo la reforma constitucional para imponer una elección gubernamental de cinco años- queda Pepe, Yunes Linares habrá de replantear la estrategia a fin de posicionar a uno de sus hijos en lo futuro.
Es compromiso ya pactado con don José.
He ahí el juego de poder en este día que arrancan las campañas.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
Editorial
