Francisco

Por Juan Villoro



Umberto Eco describió a Juan Pablo II como la mezcla de la Edad Media y la televisión. En esa sintonía, el Papa Francisco puede ser descrito como la mezcla de la Edad Media y las redes sociales. El pontífice ha modernizado el discurso de la Iglesia, pero aún no logra el milagro de acercarla al siglo XXI.

En tiempos que no se definen por mensajes pastorales sino virales, el piloto de la barca de San Pedro es un líder espiritual de carisma indiscutible que lucha contra un enemigo atávico. Al elegir el nombre de Francisco rindió homenaje al misionero de los pobres, pero también al pastor que domó al lobo. Los principales adversarios de su impulso renovador están dentro de la Santa Sede. Entre bromas y veras, ha hablado de las amenazas que se ciernen sobre su misión.

De manera significativa, concedió su primera entrevista como Papa a Eugenio Scalfari, periodista ateo. Así anunciaba que no sólo se reuniría con catequistas de su misma fe, sino con toda clase de personas, incluidas las ajenas a la religión. Scalfari abusó del privilegio exagerando declaraciones.

Con sentido táctico, el primer Papa jesuita ha lanzado anzuelos a distintas corrientes de pensamiento. En su visita a Washington en septiembre de 2015, sentó un precedente en el Congreso, donde no había ido ninguno de sus predecesores. Ahí abogó contra el aborto, lo cual alivió a los conservadores, y contra la pena de muerte, lo cual provocó el beneplácito de los progresistas.

¿Qué impacto tendrá su visita a México? En un país con más de 87 millones de católicos, su mensaje será escuchado con devoción. Más allá de su impronta religiosa, Francisco es un político de primer orden. En México hablará de economía, migración, violencia y corrupción. Así lo anunció en la reciente conferencia de prensa que dio en Roma. Raymundo Riva Palacio ha detallado en El Financiero las tensiones entre el gobierno de México y los delegados de Francisco para preparar la visita. De acuerdo con Riva Palacio, el itinerario papal se sobrepuso a las resistencias de un gobierno que hubiera preferido una misa en Campeche y no en Chiapas, donde posiblemente se le rendirá tributo al obispo Samuel Ruiz.

El tema de la migración, tan cercano a sacerdotes mexicanos como Alejandro Solalinde, será otro de los ejes del recorrido. Este aspecto progresista en la agenda pontificia tiene un contrapeso en la canonización de un mártir cristero y en el perdón a los Legionarios de Cristo, aunque esto último se puede interpretar de diversos modos: de acuerdo con Jesús, es posible perdonar moralmente a quien sabemos culpable; el perdón elimina la sed de venganza, pero no anula el delito.

La Compañía de Jesús no goza de las simpatías de la Presidencia. Fue ahí donde surgió el movimiento #YoSoy132. Durante su campaña, Peña Nieto fue increpado en la Universidad Iberoamericana por un grupo de estudiantes. Ante las muestras de repudio, se refugió en un baño que, hasta la fecha, ostenta un recuerdo del Presidente: la silueta que indica que se trata de un sanitario de hombres tiene un emblemático copete.

Durante los preparativos para su viaje, Francisco ha recibido información de los jesuitas y otros sectores del catolicismo mexicano muy distinta a la de la oficina de comunicación social de la Presidencia. Aterrizará en un país de paradojas, donde el aeropuerto no lleva el nombre de un precursor de la aviación, sino el del político liberal que separó la Iglesia del Estado, Benito Juárez; donde el gobierno de Michoacán gastará 300 millones del erario en la visita, y donde, a iniciativa de la Primera Dama, representantes del pop comercial como Belinda, Lucero y Pedro Fernández, le cantarán la canción México se pinta de luz.

Riva Palacio augura que la visita será «altamente contestataria contra el gobierno» y que posiblemente tenga el efecto que la visita de Juan Pablo II tuvo en su natal Polonia, antes de la caída del socialismo.

Pronosticar respecto al Papa argentino es tan incierto como tratar de marcar a su paisano Lionel Messi. Decisivo en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, prefirió no hacer profecías de cambio en La Habana.

Sarkozy reaccionó ante las presiones para no hablar de Florence Cassez poniéndola en primer plano de su visita. ¿Hablará Francisco de Ayotzinapa, haciendo que la sanación espiritual conviva con la crítica?

«La sal es buena», dice Jesús, «pero si se vuelve insípida, ¿con qué la salaremos?». La carencia estimula la protesta.

Hoy Francisco baja del cielo a enfrentar las contradictorias y apasionadas esperanzas de su grey.

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