Sacrificio humano o crucifixión

Por Ángel Álvaro Peña/Alma Grande/Políticos al desnudo

El lunes 26 de septiembre el gobernador Javier Duarte fue despedido del partido político donde militaba. Sus derechos como priísta fueron retirados. Y tal y como reza la frase bíblica, al tercer día fue abandonado por sus más cercanos colaborares, quienes parecían desconocer a su líder. Como sucedió con el apóstol Pedro y Jesucristo.

Sólo que esta vez el gobernador esperaba un poco más de apoyo, sus secuaces simplemente le dieron la espalda tratando de ser invisibles ante la prensa e intocables ante la justicia.

Tarek Abdalá, por ejemplo, corrió para evitar el acecho de los comunicadores en la Cámara de Diputados. El gobernador Javier Duarte de Ochoa acompañó apenas el 9 de enero de este año al Diputado Federal Tarek Abdala Saad al inaugurar su Casa de Enlace Legislativo, evento donde comprometió todo su apoyo y respaldo por el progreso de esta importante región. Ahora simplemente lo quiere mencionar a su jefe, a quien  ya cree víctima de un sacrificio, que debe difundirse hasta el cansancio mientras se gana tiempo y así evitar la expulsión de otros priístas de su partido.

Duarte aseveró que el legislador inaugura esta casa de enlace como una convicción más que por la obligación que tiene como representante popular; “Tarek lo hace por su compromiso con la gente que lo eligió, lo hace porque es orgullosamente hijo de esta tierra”.

Adolfo Mota pidió un momento a los reporteros y no volvió a aparecer. Diputado federal y secretario de Educación de Veracruz, negó a su jefe y promotor una vez que lo vio derrotado.

Sofía del Sagrario de León Maza también salió corriendo para no hacer declaraciones a la prensa. Unas horas antes había señalado en un desplegado que en este hecho (el retiro de derechos del PRI), se está vulnerando el principio de la presunción de inocencia, que es fundamental en un Estado de Derecho, “sorprendentemente, por los dichos de nuestros opositores quienes tienen el interés natural de denostar y desprestigiar a las autoridades emanadas de nuestras filas”.

Erick Lagos se escurrió del Palacio Legislativo; sin embargo, cuando tomó posesión como líder del PRI, entre batucadas y porras afirmó contundente “la fuerza del priismo del estado se encuentra en el

Al momento en que el ritual de arrebatarle el fuero al gobernador de Veracruz se llevaba a cabo en las instalaciones del PRI, se daba a conocer otro ritual; más propio, el de los sacrificios humanos. La PGR anunció que abrió una investigación por las abultadas pruebas de su corrupción de Duarte de Ochoa.

En ese momento Duarte se veía con un pie fuera del PRI y el otro pie en la cárcel. El rito sigue.

Seguramente en ese momento recordaría que el enero de 2013, casi al inicio del gobierno de Peña Nieto, el veracruzano arribó a la capital española con una nutrida comitiva, que incluía a sus amigos Moisés Mansur y Jaime Porres, hoy se sabe, parte de sus prestanombres en operaciones inmobiliarias en México y Estados Unidos. Mansur nombró heredero a Duarte de tres millonarios inmuebles en Polanco y Las Lomas, en la Ciudad de México.

Claudia Guerrero describe la personalidad y de Jaime Porres magistralmente, “quien festejaba en su exclusivo departamento de Miami, recibió de regalo un automóvil Bentley del año, con valor en el mercado por más de $6 millones de pesos y este fue obsequiado por el ocurrente Mandatario Estatal,  Javier Duarte de Ochoa… Y pagado, no precisamente de los ahorros o bolsillos del Gobernador de Veracruz…

El 17 de abril, el presidente del PAN, Gustavo Madero, denunció la red de funcionarios de los tres niveles de gobierno, encabezada por Javier Duarte y por la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, para beneficiar con el uso ilegal de recursos públicos al PRI, de cara a las elecciones de este 7 de julio de 2013. Pero las acusaciones persistieron y Duarte siguió en el ojo del huracán. El 10 de junio también de ese año, un día después de celebrado el partido en Madrid, en la Ciudad de México el PAN formalizó ante la PGR una nueva denuncia contra el gobernador de Veracruz y una contra su antecesor, por desviar recursos públicos para el PRI a través de fundaciones.

La verdadera crucifixión y el sacrifico humano que evoca a nuestros antepasados no sucede en la cúpula del poder en Veracruz sino en cada una de las calles y caminos donde la violencia impera porque precisamente a la hora en que los secuaces de Javier Duarte lo desconocían como su mentor, un joven mecánico fue asesinado a tiros sobre la carretera que conecta a la comunidad de Mundo Nuevo, Coatzacoalcos con la cabecera municipal de Nanchital, Veracruz.

Pero Duarte aseguró que mientras ninguno de los municipios de su estado esté dentro de los 500 más peligrosos, la actividad delictiva no le afecta a los veracruzanos.

Al mismo tiempo, la PGR y la Fiscalía Especializada para el Combate a la Corrupción en el Servicio Público Federal ya investigan las denuncias interpuestas contra el gobernador saliente de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa.

El secretario de Gobierno Flavino Ríos Alvarado confirmó que a Veracruz y al Palacio de Gobierno han acudido empleados de la PGR para realizar diligencias, entrevistas y pruebas ministeriales por las querellas federales presentadas en contra del gobernante en turno, sobre todo la relacionada con las llamadas “empresas fantasma”.

Ríos Alvarado ahondó que en el caso de la investigación derivada de las denuncias puestas contra Javier Duarte, la actual administración estatal siempre ha “estado dispuesta” a colaborar. Es decir, que a petición de la procuraduría abren la cloaca, cuando en realidad los ilícitos son tan evidentes que difícilmente podría carecer de pruebas.

La mayoría de estos delitos inician en omisiones que benefician al gobernador todavía en funciones, como es el caso de la retención del presupuesto a la Universidad Veracruzana, la retención del impuesto a hoteleros y restauranteros, la retención de las jubilaciones de los adultos mayores. Si este dinero no se ha entregado debe estar en algún lugar y no deben buscar mucho. Simplemente ver en los bolsillos del gobernador, sus adquisiciones, sus cuentas, sus regalos, etc.

Cuando Enrique Ochoa Reza, llegó a la Dirigencia Nacional del PRI se comprometió a “limpiar la casa”, a combatir la corrupción de aquellos militantes a todas luces impresentables; sin embargo, sólo ha actuado contra uno y se regodea, en la repercusión de un caso que con todo y acompañantes, no representa una mínima parte de los excesos de los gobernantes, quienes se han declarado seres capaces de hacer de la impunidad una forma de vida.

Los rituales más antiguos de la humanidad no explican las causas de la impunidad. Hay quienes pueden justificar los delitos pero no hay ley, por torcida que ésta sea, que justifique la impunidad… Esta columna aparecerá todos los lunes, miércoles y viernes.

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