Conoce tu mama, conoce tu riesgo

Quizás no lo sepas pero la posibilidad de padecer cáncer de mama varía según el tipo de mama. Así lo explica la especialista en radiología de la mama Silvia Pérez Rodrigo
Por Carmen Lanchares/Vogue

Se estima que en España se diagnosticarán 32.536 casos en 2019 y aunque el pronóstico está mejorando, aun mueren más de 6.000 mujeres por esta causa, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Y otro dato: una de cada ocho mujeres padecerá cáncer de mama.

La buena noticia es que los avances en investigación y diagnóstico precoz así como en el tratamiento, cada vez más individualizado, eficaz y preciso, están reduciendo progresivamente el número de fallecimientos por esta causa. La tasa de mortalidad en España es de las más bajas y casi un 90% de las mujeres diagnosticadas de este tipo de tumor están libres de recaída a los cinco años tras el diagnóstico. En definitiva, a pesar de todo, las cifras llaman cada vez más a la esperanza.

¿Qué tipo de mama tienes?

Los pacientes con mutaciones genéticas o múltiples antecedentes familiares tienen mayor riesgo que el resto de la población de desarrollar un cáncer de mama. Sin embargo, la mayoría de las pacientes que tienen cáncer de mama no tienen ningún antecedente familiar ni personal. Y entre estos últimos y ante un mismo tumor, el riesgo varía según el tipo de mama, asegura la doctora Silvia Pérez Rodrigo, jefa de radiología mamaria en el MD. Anderson Cancer Center y en el hospital Quirón La Luz, ambos de Madrid, así como co-coordinadora de la Unidad de Mama.

“La mama está formada por grasa y tejido mamario. En la mamografía, la grasa se ve negra y el tejido mamario se ve blanco. En función de la cantidad de grasa o tejido mamario existen cuatro tipos de mama”, explica la radióloga.

A) Mama grasa. Predomina la grasa sobre el tejido mamario por lo que la mamografía será fundamentalmente negra.

B) Mama grasa con densidades fibroglandulares dispersas. También predomina la grasa por lo que es básicamente negra, pero tiene algunas zonas de tejido que se ven blancas.

C) Mama heterogéneamente densa. En la imagen mamográfica va a ser fundamentalmente blanca.

D) Mama muy densa. Esta mama se ve muy blanca.

“Los nódulos ya sean benignos o malignos, se van a ver en mamografía como bolitas blancas, por lo que si tenemos una mama de predominio denso (tipos c o d), esta bolita blanca estará sobre un fondo blanco, con lo que no resaltará y es más difícil detectarla”, ilustra la experta. Y añade que además en función del tipo de mama también cambia el riesgo de padecer cáncer de mama. “Los tipos de mama c y d tienen 5 veces más riesgo que las tipo a o b. Por tanto, una paciente con mamas tipo c ó d, además de tener más riesgo de padecer un cáncer de mama y de que cuando lo tenga no sea detectado”

Conocer esta especie de DNI mamario es determinante. “Actualmente los radiólogos debemos referirlo en nuestros informes. Las mujeres jóvenes suelen tener mamas más densas (tipos c y d). Y además, tienen cánceres de crecimiento más rápido, por lo que hace recomendable que su seguimiento sea anual, y que sea conveniente añadir alguna otra prueba a la mamografía, como por ejemplo la ecografía, que no radia”. De hecho, en Estados Unidos existe un movimiento que se llama Are you dense?, que reivindica la necesidad de realizar alguna otra prueba añadida a la mamografía en las mamas densas.

En tus manos

La prevención empieza por una misma. La realización de una autoexploración cada mes es el primer paso para ayudar a la detección precoz de este tumor. En la web breastcancer.org puedes encontrar los cinco pasos sobre cómo hacerlo. Y lo primero, antes de palpar, es fijarse si hay variación en el tamaño, forma y color; si hay formación de hoyuelos, arrugas o bultos en la piel, un cambio de posición de un pezón o pezón invertido, enrojecimiento, dolor, inflamación o sarpullido. En cualquier caso, este gesto no sustituye ni debe demorar las revisiones periódicas. “Se ha visto un aumento de la incidencia del cáncer de mama sobre todo en países occidentalizados, a expensas especialmente de mujeres jóvenes. Sin embargo la mortalidad por esta causa ha permanecido estable o incluso ha disminuido”. ¿La razón? “La mamografía es capaz de detectar el cáncer cuando todavía no es palpable. De ahí su importancia, porque cuando este es palpable normalmente tiene un estadio más avanzado, peor pronóstico, y requiere tratamientos más agresivos”, argumenta la radióloga, quien no obvia que esta prueba supone una radiación, “pero con las nuevas tecnologías se han reducido los niveles de la misma y el beneficio obtenido de realizarla de forma anual es mucho mayor que el riesgo”. “Además, continúa la experta, actualmente disponemos de una tecnología llamada tomosíntesis o mamografía en tres dimensiones (3 D), que permite hacer cortes de la mama y solventar en gran parte el problema de las mamas densas”.

¿Cada cuánto hay que realizar la mamografía?: obligatoriamente cada 2 años y a partir de los 50, porque a partir de esta edad aumenta la prevalencia de la patología. Sin embargo, la necesidad de detectar precozmente el cáncer en mujeres jóvenes hace recomendable realizarla a partir de los 40 años de forma anual.

También está en nuestra mano evitar ciertos factores, como el alcohol o el tabaco, y promover otros, como el ejercicio o una alimentación saludable, hábitos que, se ha demostrado, que ayudan a reducir el riesgo. Por el contrario, los expertos aseguran que no hay evidencia científica de que utilizar un sujetador con aro o utilizar desodorantes antitranspirantes aumenten las posibilidades. Desterremos, pues, los mitos y utilicemos la información y los recursos para que ser mujer no suponga morir (de cáncer de mama) en el intento.

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