El 28 de Mayo se irá Juan Navarro Castellanos y llega Roberto Madrigal
Por Redacción
Un rechazo a la inseguridad, a la violencia y al terrorismo en Tuxpan de parte de la sociedad tuxpeña y la propia iglesia católica, por ir contra la naturaleza, la dignidad y los derechos humanos más fundamentales, fue la última declaración en entrevista que dio Juan Navarro Castellanos Obispo de Tuxpan, antes que se hiciera pública su renuncia al obispado y la Jerarquía Católica con la firma del Papá Francisco nombrara a Roberto Madrigal Gallegos, cura de Tabasco, como nuevo Obispo de Tuxpan.
En su entrevista realizada por el Diario de Xalapa Juan Navarro Castellanos manifestó que la inseguridad vulnera el estado de derecho y que eso no se debe permitir, pero que tenía confianza en que las autoridades cumplieran su responsabilidad y la sociedad, las familias, su parte, fomentando el respeto a los demás y los valores humanos.
Ayer en Tantoyuca el Gobernador Cuitláhuac García refrendó su compromiso con los veracruzanos de promover mayores índices de seguridad pública y no permitir que en ciudades como Tuxpan las acciones del crimen organizado trastoquen la paz social, necesaria para el desarrollo, esto lo manifestó en una reunión de análisis de últimos casos de violencia y crimen en el norte de Veracruz.
El gobernador del estado está promoviendo una respuesta más rápida y eficaz a las demandas de mayor seguridad y procuración de justicia en la entidad, impulsando un clima de legalidad y respeto a los derechos humanos.
El Obispo Juan Navarro Castellanos ahora pasa a ser Administrador Apostólico, en el tiempo en lo que en una solemne ceremonia el Nuncio Papal, el 28 de mayo próximo, protocolice en Tuxpan oficialmente el nombramiento de Roberto Madrigal como 6° Obispo de la Diócesis de Tuxpan.
El científico Mariano Alló pudo superar gradualmente la depresión. Considera que es importante que la gente cuente con más información sobre los síntomas para registrarlos y pedir ayuda a tiempo. Vive ahora en Heidelberg, Alemania, donde hay restricciones nocturnas por la pandemia, y comercios no esenciales están cerrados, como medida sanitaria para reducir los contagios
Mariano Alló estudió en la Universidad de Buenos Aires y hoy trabaja en Heidelberg, Alemania. Escribió un libro en el que cuenta los pilares para controlar su depresión, y explica lo que sabe la ciencia
Por Valeria Román/Infobae
“La ‘depre’ es tramposa. La gente ve que puedes seguir una vida normal. En mi caso, hacía un doctorado y publicaba trabajos como biólogo molecular. No había indicios de que algo no iba bien. Ni yo mismo aceptaba lo que me estaba pasando”, dice el biólogo molecular Mariano Alló, desde la ciudad de Heidelberg, Alemania. Empezó a tener síntomas de depresión, pero pasaron más de 10 años para que se diera cuenta que padecía un problema de salud mental y que tenía que hacer una consulta con un profesional y buscar tratamiento. Ahora, a los 46 años, siente que pudo recuperarse gradualmente gracias a una salida basada en buscar cuáles son las evidencias científicas que funcionan para la depresión. Escribió y publicó el libro Cuando el cerebro dice basta. La trampa de la evolución o por qué nos deprimimos (Editorial Plataforma) en España (que se lanzará en marzo en Argentina) para compartir su experiencia y ayudar a otros.
Alló nació en el pueblo bonaerense de Carhué en el año 1974. Se mudó a Trelew, y estudió la licenciatura en ciencias biológicas en la Universidad San Juan Bosco. Luego se mudó a Buenos Aires para hacer un doctorado en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, con el prestigioso científico Alberto Kornblihtt. Se fue luego a Alemania para un postdoctorado, y trabaja en una empresa multinacional que produce equipamientos para los laboratorios de genómica y otras áreas relacionadas con ciencias de la vida. Contó en una entrevista telefónica con Infobae cómo hizo para tratar su depresión, un trastorno que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y es la principal causa mundial de discapacidad.
-¿Cuáles fueron los primeros síntomas del problema?
-Fue un camino larguísimo. El primer episodio estuvo relacionado con la muerte de mi papá cuando yo tenía 20 años. Pero nunca lo asocié con la depre. Mi papá viajaba por trabajo y cambió la fecha de un viaje porque yo tenía un partido de fútbol especial. En ese viaje, tuvo un accidente y murió. Fue duro. Porque no me podía sacar de la cabeza de que mi papá había cambiado la fecha de viaje por mi partido de fútbol. Además, tuvo muerte encefálica, y los médicos nos preguntaron si aceptábamos que mi padre sea donante de órganos. Con mi hermano, teníamos menos de 20 años, y no estábamos preparados para esa pregunta. Nunca habíamos hablado del tema con mi papá. Decidimos que fuera donante, pero todo me generó una gran culpa y tristeza. Me sentía mal, pero pensaba que el duelo por mi papá, y seguí dejando de lado que algo me pasaba. Pasaron muchos años para tener un primer diagnóstico. El desconocimiento te aleja de darte cuenta que puede ser depresión.
El primer paso es buscar ayuda de un profesional en salud mental para tener un diagnóstico (Shutterstock)
-¿Cómo llegó al diagnóstico de depresión?
–Mi depresión fue avanzando lentamente en mi vida. Tenía falta de energía y memoria. Cada vez más baja autoestima. Sentía que no podía estar en grupos con amigos porque no tendría nada para decir. Que no era lo suficientemente valioso. No hablo solo de gente del campo académico, sino de gente por fuera de la ciencia para hablar de temas comunes de la vida. No tenía energía para estar y comunicarme con otros. El primer diagnóstico de que tenía depresión fue hace 15 años. Por recomendación de un profesor fui a ver a un neurólogo. Pero pensé que era un problema clásico de cansancio. Me costaba recordar información básica. No podía dormir bien. Me costaba tener un sueño reparador. Físicamente, me sentía cansado y con niebla mental. Me sentía sobrepasado. Pero seguía pensando que era lo normal para una situación de duelo por mi papá. Después de la consulta médica me hicieron varios estudios. Cuando me dijeron que se trataba de depresión, mi reacción fue: “No hay posibilidad de que eso sea cierto”. Pensaba que el médico estaba equivocado. Porque yo creía que una persona con depresión era alguien que no podía levantarse de la cama todos los días. Yo desconocía que uno puede seguir funcionando en su vida cotidiana por un lado, pero también va teniendo diferentes síntomas de la enfermedad. Ese primer diagnóstico me abrió la puerta para empezar a leer trabajos científicos publicados sobre depresión.
-¿Qué pasó con sus seres queridos?
-Sentía que nadie me entendía. “Estás haciendo un doctorado”, me decían cuando comentaba que me sentía mal. Nadie creía que podía tener depresión. Desde afuera, resulta muy difícil empatizar con lo que te pasa. “¿Qué problema vas a tener si estás haciendo un doctorado?”, me insistían. No lo hacían por desconsideración, sino por desconocimiento. Mucha gente aún no sabe cuáles son los síntomas de la depresión, y aún hay mucho estigma. Al no sentirme comprendido, me aislaba cada vez más, y era más complicado salir adelante. Tuve otro momento que fue un gran disparador de síntomas: la separación de una pareja. Fue muy dolorosa, porque me costaba aceptar la ruptura. Había amor, pero la relación no funcionaba.
-¿Cómo lo ayudó buscar y leer trabajos publicados sobre depresión?
-Me di cuenta de que el aislamiento de los demás me amplificaba el círculo vicioso en el que estaba. Hay un mito sobre la depresión: se cree que es algo que la persona elige. Que si le pone suficiente voluntad, puede salir adelante. Que si no sale, es porque esa persona no quiere o no hace lo suficiente. Yo me sentía frustrado por no poder revertir mi depresión por mí mismo. Pero la evidencia a través de la investigación científica, especialmente durante los últimos diez años, me ayudó a ver que esa creencia es falsa. La depresión es un trastorno que tiene tanto componentes biológicos como ambientales. Al descubrir lo que le pasa al cerebro cuando se sufre depresión y cómo se relaciona con lo que se va sintiendo, pude empezar a sacarme lastres que tenía y a encontrar el camino para la salida, que fue gradual. Ahora, creo que si hubiese tenido la suerte de conocer más sobre depresión hace más de 20 años, hubiese tenido un diagnóstico más temprano y mis síntomas hubieran sido menos severos. Pero es parte del camino. Por eso, decidí escribir el libro: para que otros puedan informarse a tiempo, y no sufrir tanto como me pasó. Si consigo ayudar solo a una persona, ya estoy hecho. Considero que la depresión debería ser menos estigmatizada hoy. Hay que hablar más sobre este trastorno mental, y ponerla como prioridad en la salud mental de la población en general.
El biólogo molecular Mariano Alló abordó su enfermedad desde las ciencias. Aprender qué le pasa al cerebro cuando estrés crónico y se producen desequilibrios que pueden llevar a la depresión. Como pilares claves de la recuperación, hizo cambios en la alimentación, practica actividad física de manera sostenida y meditaciones, y recibió ayuda con la terapia cognitiva que le permitieron salir adelante
-¿Qué hizo exactamente para enfrentar la depresión?
-El postdoctorado que hice en Alemania me enfocó más en neurobiología. Me permitió entender más a la depre desde la ciencia. Una persona que pelea contra la depresión es una oscuridad. Es un monstruo que no sabes por dónde te va a atacar. Al informarme más, el conocimiento científico me ayudó a encontrar la salida, y a no pelear con el monstruo cuando se despertaba. Me basé en pilares fundamentales para tratarme. Son una respuesta integral y requieren de compromiso y energía de la persona. Hay que tener paciencia, porque justamente la depresión implica sentir falta de energía. Los pilares están basados en qué saben las ciencias sobre qué pasa en el cerebro de la persona con depresión y qué soluciones han demostrado eficacia.
-¿Cuáles son esos pilares?
-El primer paso es buscar ayuda de un profesional en salud mental para tener un diagnóstico. Es clave hacer una psicoterapia, y en algunos casos agudos se puede necesitar medicación. En mi caso, lo que me funcionó es la terapia cognitiva formulada por el psicólogo estadounidense Aaron Beck. Esa terapia sí tiene eficacia demostrada para tratar la depresión. Puede ser tan efectiva como los psicofármacos. Durante la terapia cognitiva, se trabaja sobre creencias o supuestos disfuncionales que la persona tiene no explícitos y que regulan la información sobre sí mismo.
-¿Cuáles fueron los otros cambios en su vida?
-Cuando vivía en Argentina, aprendí a practicar meditación, especialmente la meditación de la atención plena o “mindfulness”, que es una de las más estudiadas desde las neurociencias, y que también ha demostrado que brinda ayuda a la persona con depresión. Continué practicando meditación a través de aplicaciones en el celular en Alemania. En algunos momentos tengo más constancia y en otros no. Pero aun 5 minutos de meditación ayudan mucho. Otro cambio fue desarrollar continuidad con la actividad física.
Durante la terapia cognitiva, se trabaja sobre creencias o supuestos disfuncionales que la persona tiene no explícitos y que regulan la información sobre sí mismo (Shutterstock)
-¿Cómo fue?
-Hay muchos estudios científicos que demuestran que hacer actividad física regular hace bien a la persona con depresión. Porque tiene un efecto antiinflamatorio en el organismo humano. No se necesita tener una actividad intensa: con salir a caminar más de 40 minutos todos los días, ya se notan cambios. No hay que proponerse correr una maratón. Que no sea agobiante. Al principio, no fue fácil. porque tuve que atravesar el problema de la autoexigencia. Me proponía entrenar con un determinado nivel. Salía a correr dos semanas y después dejaba. Con el tiempo, fue aceptando que no se trata de correr maratones. Ahora corro dos días y hago caminatas rápidas otros tres días por semana. Es una estrategia holística que no busca un resultado de competencia, sino para generar efectos a nivel biológico para la recuperación. Se puede lograr con actividades básicas, y mantenerse dentro de lo que se pueda. Sin exigencia que moleste y haga que uno abandone todo.
-¿Hizo algún cambio en la alimentación?
-Sí. La alimentación es un pilar clave para salir adelante cuando uno tiene depresión. Hay muchos trabajos sobre la microbiota, que incluye microorganismos beneficiosos que tenemos en nuestro cuerpo. Pero se sabe también que los productos ultraprocesados pueden causar procesos inflamatorios en el organismo, y entonces no son beneficiosos. Porque contribuyen a sensaciones de cansancio, entre otras. Hoy se considera que la depresión es un síndrome que incluye diferentes condiciones que se superponen. Es sistémica: afecta a otros sistemas del organismo, y a la vez es afectada por otros sistemas. En mi caso, traté de volcarme a la dieta mediterránea, mucho verde en el medio. Elijo una alimentación que tenga propiedades antiinflamatorias, y dejé de usar alimentos ultraprocesados. Igual, no creo que haya una receta única para todas las personas con depresión. Mi consejo es contactar a un profesional de la nutrición.
-¿Cuándo notó que se recuperó de la depresión?
-Los últimos 7 años han sido de cambios. Los pilares van impactando gradualmente en la vida diaria. La depresión tiene sus oscilaciones. A veces es más severa. Creo que es un proceso gradual. Hoy trabajo aquí en Alemania. Hago pausas cuando siento que tengo que descansar. Hago las meditaciones, corro, camino, y disfruto más de mis seres queridos. También me pone bien haber escrito el libro para ayudar a otras personas, y dar charlas a través de Instagram en @dr.marianoallo.
-¿Qué piensa ahora de la depresión?
-Es parte de un cambio dramático que hemos hecho los seres humanos como especie en relación al ambiente. Miles de años atrás, la respuesta biológica al estrés solo se gatillaba en situaciones puntuales ante situaciones de alto riesgo para la vida. Hoy los estresores son diferentes. No ponen en riesgo la vida, pero se disparan decenas de veces durante el día, con exámenes, presentaciones, discusiones con otros, entre otras situaciones. Nunca maquinaria biológica no tiene la capacidad de discernir cuándo el estresor es real. En el organismo, se disparan procesos de inflamación que afectan un equilibrio. De alguna manera, los diferentes pilares que sigo ayudan a revertir ese desequilibrio. Hemos hecho muchos cambios en nuestras vidas durante miles de años, pero la evolución también nos tendió una trampa que ha tenido como consecuencias la depresión.
Primera producción de la vacuna CanSino, envasada en México por Drugmex.
Por Emir Olivares Alonso/La Jornada
Ciudad de México. La primera producción de la vacuna contra el Covid-19 de la empresa china CanSino Biologics que se envasa en México estará lista en unas semanas.
Así lo informaron por separado a través de Twitter tanto el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, como la subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Martha Delgado, aunque no dieron detalles de cuántas dosis tiene esa primera producción ni la fecha en la que el lote esté concluido.
El pasado 11 de febrero, llegó al país el cargamento con la sustancia activa para envasar 2 millones de dosis de la vacuna de CanSinoBiologics, la cual fue aprobada un día antes para su uso en México contra el Covid-19 y a diferencia del resto de biológicos, es de una sola aplicación.
El producto se envió a la sede en Querétaro de la empresa Drugmex, filial de la empresa argentina Dromex, para su envasado, y se aseveró entonces que estaría listo probablemente para la segunda quincena de marzo.
Hoy, la subsecretaria Delgado tuiteó: “Esta es la primera producción de la vacuna CanSino, envasada en México por Drugmex. Una vez validado su proceso biológico, en unas semanas, estarán listas para su aplicación. ¡Gracias &commatm_ebrard por su tu liderazgo para lograrlo y gracias a la &commatCOFEPRIS! #MultilateralesResuelve”.
A su vez, el canciller Ebrard, también en Twitter, apuntó: “Envasado hoy de las vacunas CanSino en la planta Drugmex, Querétaro, Me informa Martha Delgado que así se inicia la última etapa-pruebas biológicas de estabilidad y pureza para ser aplicadas en nuestro país con toda seguridad y eficiencia. ¡Muy buena nueva para México!”. Y acompañó el tuit con un video del proceso de envasado en Drugmex.
De manera paralela a los tuit de los funcionarios de la cancillería, el área de comunicación social de la dependencia difundió un comunicado de la empresa CanSino Biologics en el que se informa que de acuerdo con los datos del análisis intermedio del ensayo clínico de la fase III, su vacuna presentó una efectividad de 95.47 por ciento para prevenir enfermedades graves relacionadas al Covid-19, tras 14 días de la aplicación.
Hasta ahora, México ha precomprado 35 millones de dosis de esta vacuna china.
El objetivo era mostrar que la ciencia, el conocimiento y la cooperación son fundamentales para luchar contra la pandemia.
No sabemos qué ocurrirá en los próximos meses y las nuevas variantes genéticas son motivo de incertidumbre, pero un año después el mensaje es el mismo: los avances de la ciencia nos animan a ser optimistas y a ver el vaso medio lleno.
1. Hay más artículos sobre SARS-CoV-2 y la covid-19 que sobre malaria
Hace un año nos asombrábamos de que en poco más de un mes desde que se notificaran los primeros casos ya hubiera más de 164 artículos científicos en PubMed (un motor de búsqueda de libre acceso para consultar publicaciones científicas) sobre el nuevo virus y la enfermedad.
Hoy esa cifra se ha multiplicado por más de 600 y ya supera los 100.000 artículos, más que los que aparecen bajo el epígrafe de “malaria”, por ejemplo. Existen registrados más de 4.800 estudios en curso sobre tratamientos y vacunas.
Sabemos más sobre el SARS-CoV-2 y la covid-19 que de otras enfermedades que llevamos lustros estudiando.
2. Más de 200 nuevas vacunas
Hace un año se destacaba que hubiera ocho nuevos proyectos sobre vacunas contra el coronavirus SARS-CoV-2.
Según el portal bioRENDER ahora son más 195 candidatos, al menos 71 ya en ensayos clínicos.
Estos emplean todo tipo de tecnologías: virus vivos atenuados, virus inactivados, subunidades de proteínas, vectores virales recombinantes, partículas similares a virus (VLP), ADN y ARNm.
Existen cerca de 200 proyectos de vacunas contra la covid-19.
Jamás se había invertido tanto dinero y había habido tanta colaboración para el desarrollo de vacunas entre entidades públicas, privadas, centros de investigación, universidades, farmacéuticas, empresas y ONG.
Algunos proyectos se han abandonado, pero otros ya fueron autorizados por la OMS: Pfizer/BioNTech y Moderna con tecnología ARNm, AstraZeneca/Oxford y Sputnik V con tecnología de adenovirus recombinantes y la china Sinopharm, con coronavirus inactivos.
Al menos otras 20 vacunas están ya en ensayos clínicos de fase III y en las próximas semanas y meses podrán ser aprobadas, si los resultados son satisfactorios.
3. Las vacunas de ARNm son muy seguras
Uno de los posibles efectos graves de las vacunas es la anafilaxis, una reacción alérgica que puede llegar a ser mortal y que ocurre normalmente al poco tiempo de administrar la vacuna.
Se han analizado datos del primer mes de vacunación en EE.UU., donde se han administrado más de 17,5 millones de dosis (exactamente 9.943.247 de la vacuna de Pfizer/BioNTech y 7.581.429 de la de Moderna).
El Sistema para Reportar Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés) ha registrado solo 66 casos de anafilaxia (47 con la vacuna de Pfizer/BioNTech y 19 con la de Moderna).
Esto supone menos de 4 casos por millón de dosis o el 0,0003% de todas las dosis analizadas. 21 (el 32%) de esos 66 casos había tenido casos previos de anafilaxia por otros motivos. No se ha detectado ningún fallecimiento.
Hay más conocimiento científico de la covid-19 que de la malaria.
Si se compara con el número de casos de covid-19, las secuelas que deja la enfermedad y el número de fallecimientos, el beneficio que suponen las vacunas supera enormemente los posibles efectos adversos.
Todo esto permite afirmar que, de momento, las vacunas de ARNm son muy seguras.
4. Las vacunas son efectivas
Israel es el país que más población tiene ya vacunada.
A principios de febrero y desde que comenzó la campaña en diciembre, más de 3,67 millones de israelíes habían recibido la primera dosis de la vacuna de ARNm de Pfizer/BioNTech.
Esto representaba cerca del 40% de la población del país. Más del 28% había recibido también la segunda dosis. Entre los mayores de 60, más del 80% había sido vacunado.
Los datos preliminares muestran que la vacunación está siendo efectiva.
El número de infecciones está disminuyendo de forma significativa, especialmente entre las personas mayores de 60. En este grupo de edad, ha habido un 56% menos de infecciones y un 42% menos de hospitalizaciones y un 35% menos de fallecimientos por covid-19 después de la segunda dosis.
Los resultados con las dos dosis son excelentes: de los 523.000 israelíes vacunados con dos dosis solo hay 544 casos de covid-19, tan solo 4 casos de covid-19 grave y cero fallecimientos. Estos datos confirman los obtenidos en los ensayos clínicos previos.
Israel es el país que más vacunó a su población.
Pero no hay que irse hasta Israel.
En Asturias, España el pasado día 15 de febrero se había sobrepasado la cifra de 2.000 personas fallecidas por covid-19 desde el inicio de la pandemia.
Entre ellas, había una gran proporción de personas con domicilio en residencias de mayores, donde el impacto ha sido considerable.
Sin embargo, en estos momentos la situación comienza a estar relativamente controlada gracias a los esfuerzos de vacunación dirigidos específicamente a las personas residentes y trabajadores que los atienden.
El efecto de la vacuna queda de manifiesto al comparar la mortalidad entre personas mayores con domicilio en residencias (casi todas vacunadas), en las que desciende bruscamente, y el número de fallecidos en personas con domicilio fuera de ellas (no vacunadas), entre las que aumenta considerablemente.
Además, se acaban de publicar los resultados de un estudio preliminar en Inglaterra en el que demuestran que la vacuna de ARNm de Pfizer/BioNTech es efectiva para prevenir la infección en adultos sintomáticos y asintomáticos, incluso contra la variante “británica” B1.1.7.
5. La confianza en las vacunas aumenta
Después de más de 160 millones de dosis de vacunas frente a la covid-19 administradas, la confianza de la población en las vacunas va en aumento.
Por ejemplo, se ha realizado una encuesta a 13.500 personas de quince países de Europa, Asia y Australia entre noviembre del 2020 y enero de 2021.
En noviembre, antes de que los países comenzaran a aprobar las vacunas, solo cerca del 40% de los encuestados se pondrían la vacuna contra la covid-19 y más del 50% estaban preocupados por los posibles efectos secundarios.
Para enero, más de la mitad se pondría la vacuna y el número de personas preocupadas por los efectos secundarios había disminuido ligeramente.
La población cada vez confía más en las vacunas contra la covid-19.
Reino Unido fue el país en el que más gente se manifestó dispuesta a vacunarse (hasta un 78% de los encuestados) y en España la proporción de gente dispuesta a vacunarse pasó de un 28% en noviembre a un 52% a mediados de enero.
6. La respuesta inmune frente al virus dura al menos ocho meses
Los test serológicos que miden anticuerpos frente al SARS-CoV-2 no reflejan todo el potencial, la duración y la memoria de la respuesta inmune frente al virus.
Conocer cuánto dura la respuesta inmune frente al virus es fundamental para determinar la protección frente a las reinfecciones, la gravedad de la enfermedad y la eficacia de la vacuna.
Se ha comprobado que, aunque hay cierta heterogeneidad en la respuesta según cada individuo, en la mayoría de las personas en las que se ha analizado mantienen una robusta respuesta inmune humoral (anticuerpos) y celular (linfocitos T), de como mínimo entre 6 y 8 meses después de la infección, independientemente de que sean leves o graves.
7. Nuevos tratamientos frente a los casos más graves
Ya sabemos que la covid-19 es mucho más que una neumonía.
Se conoce mucho más de la enfermedad y, aunque no dispongamos de momento de un antiviral específico que inhiba el virus, hay combinaciones de tratamientos que mejoran mucho el pronóstico y reducen la mortalidad de los casos más graves.
Antivirales, antiinflamatorios, anticoagulantes, corticoides, inhibidores de la tormenta de citoquinas y anticuerpos monoclonales son algunos ejemplos.
Existen más de 400 ensayos clínicos en curso en los que se están probando distintos tratamientos y combinaciones.
Hay cada vez más y nuevos tratamientos para combatir los casos graves de covid-19.
Por ejemplo, según el ensayo clínico internacional Recovery, la combinación de tocilizumab (un anticuerpo monoclonal dirigido contra el receptor de la interleukina-6, aprobado para el tratamiento de la artritis reumatoide) y la dexametasona (un potente glucocorticoide sintético que actúa como antiinflamatorio e inmunosupresor), puede reducir a casi la mitad las muertes en los pacientes más graves con covid-19.
Por otra parte, el tratamiento preventivo con anticoagulantes en pacientes con covid-19 hospitalizados, se asocia con un 30% menos de mortalidad a 30 días y sin efectos adversos de sangrado.
8. No hay gripe
Existía una seria preocupación sobre cómo se iba a comportar el solapamiento de SARS-CoV-2 con otros patógenos respiratorios frecuentes en los meses de invierno.
No se podía descartar una situación de “tormenta perfecta” en la que coincidieran SARS-CoV-2 con otros virus, como el de la gripe o el respiratorio sincitial, que causan bronquiolitis y neumonías y son responsables de frecuentes hospitalizaciones y muertes en determinados sectores de la población más vulnerable.
Se había sugerido que el riesgo de muerte en personas infectadas por gripe y SARS-CoV-2 de forma simultánea era superior que en aquellas que solo estaban infectadas por el coronavirus, especialmente en mayores de 70 años.
La coincidencia de varios virus respiratorios con el SARS-CoV-2 podría haber causado una carnicería en las personas mayores.
El cuidado de las personas, con el uso de las mascarillas y con distanciamiento, hizo que otros virus como el de la gripe mermaran.
La buena noticia es que esta temporada la gripe y otros virus respiratorios han desaparecido, tanto en los meses de junio a agosto en el hemisferio sur como ahora en el hemisferio norte.
No podemos descartar que esto pueda suponer un problema el año que viene (las temporadas en las que la gripe causa mayor mortalidad suelen estar precedidas de temporadas más benignas), pero este año ha supuesto un verdadero alivio a los sistemas sanitarios.
Varias son las causas que pueden explicar este declive de la gripe. Primero conviene recordar que el SARS-CoV-2 y el virus de la gripe son virus muy diferentes.
Es muy probable que el menor periodo de incubación de la gripe, la existencia de inmunidad previa, la intensa campaña de vacunación de este año, las medidas de confinamiento, disminución de viajes, uso de mascarilla, higiene y distanciamiento social hayan tenido un mayor efecto en disminuir la transmisión de este virus.
Por el contrario, en la transmisión del coronavirus además influyen mucho más el efecto de los aerosoles, el papel de los superpropagadores y los asintomáticos.
9. Podemos seguir la evolución del virus a tiempo real
El efecto que puedan tener las nuevas variantes genéticas del SARS-CoV-2 en la vacunación y en el transcurso de la pandemia es una incertidumbre.
Debido a que los cambios genéticos pueden tener un potencial efecto en cómo se comporte el virus, su análisis y seguimiento es fundamental.
La buena noticia es que hoy tenemos la capacidad de seguir la evolución a tiempo real del virus y la aparición de nuevas variantes genéticas.
Hay ya más de 260.000 secuencias del genoma de SARS-CoV-2 disponibles en las bases de datos.
A diferencia de otras pandemias, con la de la covid-19 podemos seguir su evolución en tiempo real.
Esas secuencias provienen de otros tantos aislamientos obtenidos de muestras humanas desde febrero del año pasado hasta el momento actual.
Aunque los cambios de nucleótidos son la primera fuente de variación genética del SARS-CoV-2, también se han detectado inserciones, deleciones (un tipo de mutación genética en la cual se pierde material genético) e incluso recombinaciones.
Todo esto permite hacer filogenias (relaciones de “parentesco” entre las variantes virales) que pueden emplearse para hacer estimaciones temporales (cuándo surgen nuevas variantes), caracterizar cómo se extiende geográficamente el virus, reconstruir la dinámica epidemiológica dentro de una región y analizar cómo se adaptan a lo largo del tiempo.
El análisis de las secuencias del SARS-CoV-2 no tiene precedentes, en la base de datos GISAID (Global Initiative on Sharing Avian Influenza Data) son más de 580.000 datos de secuencias compartidas.
Es la primera vez que se está siguiendo a tiempo real la evolución de un virus pandémico.
10. La pandemia a nivel mundial decrece
No sabemos cómo se desarrollará la pandemia en los próximos meses.
Dada la intensidad que ha tenido hasta ahora es probable que haya nuevas olas, pero quizá de menor intensidad.
No sabemos cómo será una posible cuarta ola, ni el efecto que puedan tener las nuevas variantes genéticas que van apareciendo, pero la buena noticia es que a nivel global la pandemia en este momento decrece.
Los números de casos de covid-19 están bajando en el mundo.
Quizá sea una combinación de varios factores: el virus se comporta de forma estacional, la población va adquiriendo cierta inmunidad de grupo por infección natural o por las vacunas, quizá el virus en ese proceso natural de variación y mutación va derivando a formas menos virulentas y se va adatando a su nuevo huésped.
No lo sabemos a ciencia cierta, pero de momento sigue habiendo motivo para la esperanza.
*Ignacio López-Goñi es catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra, España.