Por Andrés Timoteo/Texto Irreverente/Notiver
Desde hace un par de días hay un ‘hormiguero’ en los corrillos políticos de la capital del país sobre el caso Veracruz y la confirmación de que la Procuraduría General de la Republica (PGR) ya tiene a Javier Duarte de Ochoa como presunto culpable de los delitos de enriquecimiento ilícito, peculado e incumplimiento de deberes legales. Se cuenta que en los días venideros se dará la dimisión del gobernante estatal en la forma de solicitud de licencia y si se resiste, entonces será por medio de juicio de procedencia ante el congreso federal.
Y dentro de estas especulaciones y vaticinios que se entretejen en los merenderos políticos del altiplano, ya hasta se barajan nombres de posibles “gobernadores sustitutos” para los dos meses que restan del sexenio. Se habla, por ejemplo, del presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE), Alberto Sosa Hernández, aunque éste se encuentra enfermo, según ha transcendido, lo que lo excluiría de la terna. También mencionan a la rectora de la Universidad Veracruzana (UV), Sara Ladrón de Guevara pero algunos consideran que no es viable porque sería una especie de conflicto de interés.
Lo anterior porque ella fue quien impulsó las denuncias penales contra el gobierno estatal por los adeudos millonarios con la casa de estudios y tda acción que disponga a favor de la UV sería tomada como unilateral y con dolo, aun cuando el beneficio para la universidad sea algo necesario. A la vez, si bien se ha pensado en que el secretario general de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado pueda convertirse en gobernador sustituto, como lo marcaría la tradición en varios casos de ausencia del titular del Ejecutivo, hay dos cosas que se lo impedirían.
Una que es oaxaqueño, no veracruzano, y la segunda que en breve también podría pasar de testigo a inculpado como el director de Catastro, Domingo Yorio, pues esa dependencia y ese funcionario dependen directamente del oaxaqueño, quien habría dado la instrucción de intentar engañar a la federación. Hay quienes optan por una solución salomónica buscando un personaje con prestigio para zanjar el dilema, y mencionan al expresidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el misanteco Guillermo Ortiz Mayagoitia para hacerse cargo del Poder Ejecutivo estatal durante los últimos 60 días.
Obviamente sería un cargo protocolario, para ocuparse de que la alternancia gubernamental se haga de la forma más aterciopelada posible. Por cierto, las fuentes consultadas –periodistas que durante muchos años han cubierto la Presidencia de la República y la PGR- sostienen que el personaje que autorizó finalmente proceder judicialmente contra el gobernante veracruzano fue el más innombrable de los innombrables, Carlos Salinas de Gortari, y la espada de la justicia que se cierne sobre Duarte y su colaboradores no es para rescatar la imagen del presidente Enrique Peña Nieto ni para honrar el famoso Sistema Nacional Anticorrupción, como se ha especulado.
No, en realidad obedece a dos cosas. Una es para quitarle el trofeo al panista Yunes Linares quien estaba dispuesto a encarcelar a Duarte apenas llegando a la silla estatal para erigirse como justiciero y ceñir esa detención como bandera electoral en los próximos dos años. La federación no le dejará todo el crédito a Yunes Linares y por eso atrajo el expediente, aunque eso no cambia nada porque fue el panista quien inició la querella y documentó las acusaciones de forma tan puntual que le hizo la mitad del trabajo a los investigadores federales. La victoria no se la arrebatan al mandatario electo.
El segundo resorte que sacudió el brazo justiciero de Los Pinos habría sido, dicen los enterados, los acuerdos que el gobernante veracruzano y su innombrable antecesor tienen con el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) para apuntalarlo en las elecciones municipales del 2017 y en las estatales y presidenciales del 2018, como lo hicieron en los comicios pasados. Esa traición no la perdonan ni en Los Pinos ni el Grupo Atlacomulco ni Salinas de Gortari que tiene al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador como enemigo jurado y como candidato a vencer en la disputa presidencial.
Así, el castigo para Duarte de Ochoa –y también para su impresentable antecesor pues después vendrá él como indiciado- fue decidido por la felonía al tricolor. Un indicio de eso, dicen los consultados, fueron las diligencias que sorpresivamente hizo la PGR en palacio de gobierno para interrogar a funcionarios y llevarse expedientes pues nadie les avisó a duartistas. No hubo el tradicional “pitazo” porque en el altiplano ya no tienen ningún asidero, nadie que los alerte para atenuar el golpe aunque sea mediáticamente.
El innombrable se jacta de tener infiltrados en todas las esferas gubernamentales pero ésta vez se la pasaron de humo, lo que refleja que lo devaluado –y apestado- que está en los círculos de poder. También será sorpresivas, anticipan, las órdenes de captura. Es más, las fuentes aseguran que la PGR instalará guardias policiacas permanentes en los aeropuertos Heriberto Jara Corona del puerto de Veracruz y El Lencero de Jalapa para impedir que Duarte de Ochoa y cualquier otro funcionario estatal se escape en un vuelo privado.
Vaya, si ya hay la versión de que el cordobés vive y duerme en el hangar de El Lencero, al pie de un avión propiedad del diputado federal, Edgar Spinoso Carrera, para saltar al mismo en el momento en que se expida la orden de aprehensión –aún con el fuero que goza, tiene pánico de que lo detengan, finjan que huyó, está ilocalizable y lo tengan guardado para cuando pierda el fuero y se le pueda presentar ante un juez-. No será el primero al que le apliquen dicha estrategia.
Ni modo, ahora Duarte tendrá que dormir a bordo de la nave y obligar al piloto a pernoctar en la cabina por si es necesario volar súbitamente. La mala noticia es que también se habla de la cancelación de pasaportes a él y una treintena de cómplices, incluidos familiares, por si logran huir no sean recibidos en otro país. Se quedarían dando vueltas en el aire sin poder aterrizar en algún aeropuerto hasta que se acabe el combustible. Si descienden en alguna terminal no pasarán la caseta de migración sin ser detenidos por querer ingresar sin documentos válidos y con una posible ficha roja de la Interpol. ¿Será posible tanta belleza?
Envoyé depuis Paris, France
Editorial
