Alimentos para aliviar el resfriado

Alimentos para aliviar el resfriado
La cafeína del café reduce la somnolencia que provoca el resfriado
Una cucharada de miel caliente con un chorrito de zumo de limón no cura el resfriado, pero puede aliviar los síntomas
Por Laura Conde/La Vanguardia

“El resfriado no se puede prevenir mediante la alimentación”. Así de tajante se muestra la doctora y nutricionista Núria Monfulleda, del centro Loveyourself, en Barcelona, cuando sus pacientes le preguntan por ese zumo de naranja diario que supuestamente nos hace inmunes a los virus. “No existe ningún estudio concluyente que indique que determinados alimentos puedan prevenir específicamente los resfriados, y poco más podemos hacer que lavarnos siempre bien las manos y evitar entornos donde la gente está resfriada, pues podemos contraer los virus con facilidad y vacunarnos en el caso de que pertenezcamos a un grupo de riesgo”, explica la experta, quien señala que tampoco deberíamos confiar en la medicación: “un resfriado dura una semana con medicación y siete días sin ella”.

Lo único que podemos hacer para aliviar los síntomas y seguir con el día a día es “tomar paracetamol para bajar la fiebre o calmar el malestar, y evitar comprimidos efervescentes específicos con vitamina C y cafeína, que tienen la misma función que un paracetamol pero son tres veces más caros”. Dicho esto, y teniendo en cuenta que una vez ha llegado el resfriado lo ha hecho para quedarse alrededor de una semana, hay diversas pautas de alimentación que podemos seguir para hacer más llevadera la convalecencia.

Hidratación

Lo mejor para reducir la inflamación de garganta es beber líquidos calientes como cremas, sopas o infusiones

Beber mucha agua

Es importantísimo estar hidratados durante los días del resfriado, de manera que hay que ir reponiendo líquidos incluso cuando nos duela la garganta. “Lo mejor para una garganta inflamada es tomar líquidos calientes, como sopas, cremas o infusiones, que incluso podamos ir tomando a sorbos para no sufrir tanto”, explica Monfulleda, que recomienda evitar bebidas frías e incluso del tiempo y apostar siempre por las versiones calientes.

Miel y limón

Más que los clásicos comprimidos anticatarrales, e incluso antitusivos, Monfulleda apuesta por un regreso a los clásicos: la típica mezcla de miel y limón, que si bien, insiste, “no nos va a curar ni hacer que el resfriado dure menos, sí que puede aliviar el malestar en la garganta”. La experta recomienda calentar una cucharada sopera de miel en el microondas durante unos 5 segundos, añadir un chorrito de zumo de limón caliente y beber mediante pequeños sorbos. “Al ser una mezcla espesita bajará lentamente por la garganta y creará una película que la mantendrá protegida y hará que podamos comer posteriormente sin tantas molestias”. En este sentido, la nutricionista de FullMusculo, Encarni Pérez, recomienda tomar miel solo de forma ocasional, “y apostar por endulzantes como la stevia pura o, mucho mejor, tratar de acostumbrar progresivamente al paladar al sabor natural de los alimentos sin necesidad de endulzantes”.

Una cucharada de miel caliente con un chorrito de zumo de limón puede aliviar las molestias en la garganta
Una cucharada de miel caliente con un chorrito de zumo de limón puede aliviar las molestias en la garganta

No comer sin hambre

Otro mito sobre los resfriados que Monfulleda desmonta es la creencia de que si nos alimentamos durante la convalecencia nuestras defensas van a acabar antes con los virus. Al contrario, la experta señala que no es necesario comer sin hambre, ya que “durante esos días en que tienes la sensación de que te ha atropellado un camión lo único verdaderamente necesario es tomar líquidos calentitos y comer únicamente lo que nos apetezca y cuando nos apetezca”. Es importante, obviamente, tener las defensas fuertes para que nuestro organismo esté preparado para combatir cualquier ataque, pero eso no pasa por comer abundantemente, y mucho menos alimentos específicos, durante los días en que estamos resfriados, sino por mantener una alimentación sana y equilibrada, en que estén presentes todos y cada uno de los nutrientes que necesitamos, siempre”. En este sentido, Monfulleda insiste en que no existen alimentos imprescindibles. “Lo que es importante es que todos los nutrientes estén presentes en nuestra dieta, y si un alimento no nos gusta o no queremos consumirlo buscar siempre otra manera de tomar esos mismos nutrientes”.

El mito del zumo de naranja

“Somos un país productor de naranjas, y no sería raro pensar que han existido intereses de la industria para hacernos creer que es fundamental tomar un zumito al día para prevenir los resfriados”, explica Monfulleda. No existe ningún estudio concluyente sobre los efectos de la vitamina C en los resfriados, y sí uno, elaborado por el considerado “padre” de la biología molecular, Linus Pauling, de dudosa validez científica y muy criticado por la comunidad internacional que ayudó a extender esta creencia. Publicado en 1970, el estudio, que salió a la luz en forma de un libro que tuvo gran éxito en Estados Unidos, La vitamina C y el resfriado común , hacía afirmaciones como que “dosis elevadas de vitamina C pueden curarlo todo, desde enfermedades cardiacas a la lepra e incluso el cáncer”.

¿Intereses de la industria?

No existe ningún estudio concluyente sobre los efectos curativos frente a un resfriado de la vitamina C

Ningún estudio posterior, sin embargo, ha encontrado evidencias que respalden las tesis de Pauling, e incluso el a priori saludable zumo de naranja diario ha sido puesto en tela de juicio por la nutrición moderna. “Las frutas y verduras en su estado natural aportan fibra, son más saciantes y por tanto menos calóricas y se aprovechan todas sus propiedades”, explica la doctora y nutricionista Magda Carlas. Además, tampoco es necesario tomar dosis excesivas de un solo nutriente, ya que el cuerpo lo acabará desechando. Según Monfulleda, “si nos volvemos locos tomando vitamina C, e incluso la suplementamos, el cuerpo eliminará la que no necesite”. La experta señala, además, que precisamente en España no suele darse un déficit de esta vitamina entre la población, de manera que a no ser que lo prescriba un profesional, “no se debe suplementar en ningún caso y mucho menos con la intención de prevenir o curar un resfriado”.

Sí a la cafeína (si es necesario)

Muchos comprimidos específicos para el resfriado contienen cafeína, puesto que “la propia enfermedad da mucho sueño”, explica Monfulleda. Si es el caso, y tenemos que mantenernos despiertos para ir a trabajar o atender las actividades diarias, la cafeína, siempre que proceda de bebidas calientes como el té o el café, puede ayudarnos a mantenerlos en alerta “incluso cuando el cuerpo te está diciendo a gritos, mediante la somnolencia, que deberías estar descansando”.

Siempre que proceda de bebidas calientes, la cafeína puede ayudarnos a mantenernos alerta
Siempre que proceda de bebidas calientes, la cafeína puede ayudarnos a mantenernos alerta

Más allá de la dieta

Según Monfulleda, sí que existen, por supuesto, pautas para hacer más llevadero un resfriado y tratar de curarlo antes, pero no tienen que ver con la alimentación. “Lo fundamental es que, por decirlo de forma sencilla, dejemos que nuestro cuerpo luche contra los virus, y para ello debemos ponérselo fácil”. Esto implica muchas horas de sueño y descanso y no realizar ninguna otra actividad en la medida de lo posible. “Si el cuerpo nos pide dormir y descansar es, efectivamente, porque necesita que no dediquemos energía a otras cosas que no sean acabar con los virus, por ello es recomendable que estemos tumbados, durmiendo muchas horas. El hecho de que no nos apetezca comer también es una señal que envía el cuerpo, y debemos respetar, aunque siempre tomando líquidos”. Monfulleda recomienda, si es posible, no tomar medicamentos para bajar la fiebre si esta no es demasiado alta y dejar que la tos salga, “pues no es más que un reflejo del cuerpo, absolutamente necesario, para arrancar el moco y sacarlo fuera”.

Por último, la doctora recomienda también tratar de curar bien los resfriados para no tenerlos dando la lata durante todo el invierno y esto implica, aunque no estemos acostumbrados, meternos en la cama, olvidar los medicamentos y ocuparnos únicamente de las cosas imprescindibles, pidiendo ayuda si es menester para las que no lo son tanto. “Ocurre a menudo que nos creemos curados y no hemos matado bien los virus, de manera que acaban quedando aquellos más resistentes, que siempre son los últimos en desaparecer. Esto significa que pueden reproducirse y es cuando se dan las recaídas, a menudo más virulentas”, concluye la doctora y nutricionista.

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