Por Andrés Timoteo/Texto Irreverente
Apanicado porque el poder se le escapa, junto con sus días de libertad, el todavía gobernante en turno, Javier Duarte de Ochoa está decidido a todo, incluso a dar un salto al vacío y recurrir a la violencia física contra su sucesor al que tanto teme. La corporación policiaca “de élite” creada en su sexenio y llamada Fuerza Civil, una especie de guardia pretoriana para cuidarlo a él y a sus colaboradores, ahora es un ariete contra el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares.
Lo sigue, detiene sus vehículos, finge revisiones y hasta suelta la especie de que los vehículos donde viaja Yunes Linares han sido reportados por la ciudadanía como hordas de hombres armados que deambulan con malas intenciones. Hay una evidente intención de provocar a la ayudantía del gobernador electo para desatar un enfrentamiento con saldo funesto. Luego darían la excusa de que fue una “confusión” o la respuesta a una agresión por parte de los custodios del próximo mandatario.
Hasta ese grado ha llegado la locura de Duarte de Ochoa, sin duda alimentada por los consejos del innombrable desde Barcelona. Ambos son insanos, uno por desquicio mental y otro por perversidad nata. Ayer, dicha corporación policiaca interceptó en Poza Rica un vehículo donde viajaban tres colaboradores de Yunes Linares, los cuales fueron obligados a bajar de la unidad y sometidos a revisión con la metralleta en la frente.
Un día antes, los mismos policías ingresaron a instalaciones de la Universidad Veracruzana en el sur del estado donde Yunes Linares asistía a uno de los foros de consulta para la elaboración del Plan Veracruzano de Desarrollo, y hace una semana el vehículo donde viajaba el propio mandatario electo junto con su familia fue interceptado al salir de la ciudad de Jalapa bajo el pretexto de que fueron “confundidos” con un comando armado fuera de la ley.
Los mismos policías confiaron que sus superiores los inducen a “cometer algún error” contra el gobernador electo. ¿Qué “error” están buscando Duarte y el innombrable?, ¿una oportuna balacera que acabe con su preocupación de fin de sexenio? Yunes Linares no se ha mostrado blandengue frente a ellos pero también es tiempo de prudencia y debe estar alerta pues los animales están heridos y son sumamente peligrosos.
Miguel Ángel Yunes no solo debe cuidar su integridad física y la de su familia sino la institución que ya representa: ser el futuro gobernante de la entidad. Y aún más, debe mantener bajo resguardo la carga de expectativas que todos los veracruzanos han depositado en él. Por tanto, su seguridad personal es una cuestión de Estado y se debe tomar precauciones y aplicar los protocolos suficientes para su custodia. Duarte está desorbitado y conforme avanza el tiempo su sicopatía se agudiza.
Editorial
