Góber sigue pateando el bote
El dinosaurio de Monterroso
Por Luis Velázquez/Escenarios
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La expulsión de Javier Duarte, JD, del PRI es un reality-show, una faramalla, dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica.
Si tal fuera, basta y sobra con un manotazo, sin rodeos ni maquillajes, y punto, dice el maestro que durante unos años trabajara en el CEN del tricolor, al lado, entre otros, de Roberto Madrazo Pintado.
Y más, cuando el dirigente nacional, ex director de la CFE, Enrique Ochoa Reza, se manifiesta como todo un Clavillazo y habla de que la comisión analiza el caso para, digamos, ver si procede.
Incluso, la expulsión se ha vuelto el grito del pastorcito cuidando las ovejas y anunciando que ahí venía el lobo.
Por eso, precisa el maestro, el hecho de que Enrique Peña Nieto haya ubicado a JD en un lugar lejano en el presídium cuando su visita a la Escuela Naval de Antón Lizardo…
Y de que en palacio nacional en un evento apenas, apenitas lo haya saludado un segundo, y de paso…
Y de que el presidente de la república haya ordenado a la Procuraduría General de Justicia interponer el recurso de inconstitucionalidad en la Suprema Corte de Justicia en su contra…
Y de que en una que otra columna periodística defeña publiquen que ya se va…
Y que hasta el SAT, Sistema de Administración Tributaria, anuncie que investiga a JD y a cinco duartistas más por cuestiones fiscales…sólo significaría un calambre.
Y un calambre para distraer la atención ciudadana de Veracruz y de las elites políticas y hacer creer que Los Pinos procederán en contra de JD.
Mientras, JD sigue pateando el bote. Echado para adelante. Declarado el non plus ultra por las iglesias de Veracruz por la ley anti-aborto. Interponiendo una denuncia penal y otra más en contra del sucesor. Diciendo que el sucesor “raya en la locura” por acusar a su señora madre y a su esposa hasta de “lavado de dinero”.
En los últimos 25 años, el PRI únicamente ha expulsado a un solo gobernador. Fue Mario Villanueva, de Quintana Roo, cuando le comprobaron sus malas amistades con los narcos, y ni modo que JD esté en la mira cuando la fama pública asegura que a nombre del gobierno de Veracruz aportó tres mil millones de pesos a la campaña presidencial de Peña Nieto.
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Muchos huracanes ha enfrentado JD y como el dinosaurio de Tito Monterroso, ahí continúa.
El penúltimo fue cuando Manlio Fabio Beltrones, presidente del CEN del PRI, declarara en Tabasco que JD habría de rendir cuentas.
Incluso, la versión de que en tres ocasiones advirtió a Peña Nieto que Veracruz perdería la elección de gobernador y la posibilidad de la victoria era la renuncia de JD.
Y cuando la maldición se cumplió, Beltrones fue despedido del PRI y JD la libró.
En repetidas ocasiones, la prensa defeña publicó que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, habría advertido a JD que si el PRI perdía la elección del 5 de junio… lo encarcelarían.
Y el tricolor fue derrotado y JD ahí se mantiene.
La Auditoría Superior de la Federación ha interpuesto 53 denuncias penales en la PGR y nada ha pasado, salvo que cuatro duartistas (Salvador Manzur Díaz, Tomás Ruiz, Gabriel Deantes y Carlos Aguirre Morales) anden amparados… por si las recochinas dudas, y según trascendiera antier, también el góber tuitero ya se cobijó a la justicia federal.
Ene número de veces el góber electo ha denunciado por la vía penal en la PGR y la Fiscalía a JD, y nada.
Gato con 7 vidas, pacto con el diablo, acuerdos superiores en la cúpula, la advertencia de que sería expulsado del PRI se parece a la ley 3de3 calificada por Vicente Fox “como una mamada”.
Yo, proclama a cada rato JD, soy transparente y tengo las manos limpias y la frente en alto y el que nada debe… nada teme.
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Sería inverosímil que luego de tantas acusaciones y denuncias y fuego cruzado y tiroteo político y mediático, JD ni fuera expulsado del PRI ni sometido a un juicio penal ni cayera en la cárcel ni tampoco algunos de sus familiares.
Varios quedarían en ridículo.
Desde Enrique Peña Nieto y Enrique Ochoa Reza hasta Miguel Ángel Osorio Chong.
Y desde el auditor Juan Manuel Portal hasta Héctor Yunes Landa y Miguel Ángel Yunes Linares.
Y desde Manlio Fabio Beltrones hasta Carolina Monroy, la secretaria General del CEN del PRI y diputada federal.
Y desde la procuradora Arely Gómez hasta el CEN y el CDE del PAN y PRD, que han levantado la mano y la voz en su contra.
Y más, cuando luego de un año, Jaime “El bronco” Rodríguez gobernador de Nuevo León ha sido incapaz de encarcelar a su antecesor Rodrigo Medina.
Y cuando Claudia Pavlovich, góber beltronista de Sonora, un año después ha fracasado con su intento para encarcelar a Guillermo Padrés.
A seis días del cuarto informe de Peña Nieto, Javier Duarte la habría librado dice el maestro en Ciencias Políticas y doctor en Sociología, Carlos Ronzón.
Y si trasciende vivo el informe, entonces, terminará el sexenio, y luego enseguida a vivir en algún rincón del mundo, desde Estados Unidos hasta España, donde tiene sus paraísos terrenales.
Yunes Linares se volvería el hazmerreír de la elite y la militancia política.
Editorial
