Chernobyl: Las consecuencias invisibles pero desastrosas para la humanidad

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A 33 años del desastre, el mundo sigue pagando las consecuencias de la contaminación radiactiva liberada por la planta nuclear
Por Carolina Mejia/El Universal De 10

El 26 de abril de 1986, el reactor número cuatro de la central nuclear de Chernobyl estalló. Aunque sólo treinta personas murieron directamente por la explosión, las consecuencias a largo plazo han afectado a miles… y a penas comienzan a revelar su magnitud.

La estructura de la planta nuclear ardió por 10 días, tiempo en el que contaminó 142,000 kilómetros cuadrados en el norte de Ucrania, el sur de Bielorrusia y la región rusa de Briansk. Posteriormente, la lluvia tóxica, con niveles 400 veces superiores a la radiactividad liberada en Hiroshima, provocó la evacuación masiva del área.

En un inicio los restos del reactor cuatro se sellaron bajo un “sarcófago” construido de hormigón y acero. Veinte años después de su construcción se reemplazó la estructura, que amenazaba con derrumbarse, con una cúpula del tamaño de un estadio.

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Helícoptero realiza tareas de descontaminación cerca del reactor afectado.

Al día siguiente del accidente la ciudad de Pripiat, una de las más cercanas al sitio, fue evacuada. Al lugar llegaron los “liquidadores”, un ejército de trabajadores con la tarea imposible de contener el desastre nuclear y despejar el techo de la central. Los más de 3 mil liquidadores se vieron expuestos a dosis mortales de radiación.

Pero nada podría contener las devastadoras consecuencias que Chernobyl tuvo para las generaciones futuras.

Problemas genéticos y psicológicos

Chernobyl disparó las tasas de cáncer en la región y hay informes que calculan que al menos 4 mil vidas se han perdido hasta la fecha por esta situación. Además, el accidente dejó efectos psicológicos en las futuras madres, quienes creen que traerán al mundo a bebés enfermos o sin futuro.

Muchos de los sobrevivientes de Chernobyl viven convencidos de que están condenados. Esto los ha llevado a caer en vicios como el alcohol o una vida sexual desenfrenada. A esto hay que sumarle el trauma de los miles que fueron desplazados de sus hogares, sin poder llevar nada consigo.

Las cataratas también son un problema común en la zona, al igual que en los supervivientes de las bombas atómicas en Japón. Otros estudios señalan que al menos 230 muertes en los años noventa por cardiopatías, leucemia y otros tipos de cáncer, estuvieron vinculadas a la explosión.

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En las zonas cercanas al incendio se instalaron puestos de primeros auxilios

El cáncer infantil

En la Unión Soviética, el gobierno mantuvo el accidente en secreto lo más posible. En Bielorrusia los niños bebieron leche con trazas de yodo 131 radiactivo procedente de vacas alimentadas con hierba contaminada, que terminó concentrándose en sus tiroides.

A partir de 1990 hubo un incremento marcado del cáncer de tiroides infantil. Hasta el momento, a 4, 000 niños y adolescentes de Bielorrusia, Rusia y Ucrania se les ha diagnosticado este cáncer, y la mayoría vive en Gómel, un área que se vio altamente contaminada por Chernobyl.

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En 1990, muchos niños enfermos por la radioactividad salieron de la Unión Soviética para recibir tratamiento en el extranjero.

La contaminación

Si bien lo peor ya pasó, los dos radionucleidos más generalizados de Chernóbil, el cesio 137 y el estroncio 90, permanecerán en el ambiente por décadas. En los campos del área se usa potasio como abono para evitar que los cultivos absorban cesio y se agrega cal para bloquear el estroncio.

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Un futuro lejano

Fuera de la zona cero, la naturaleza ha comenzado a adueñarse del lugar. Han regresado lobos, cigueñas y hasta caballos a la zona. Incluso se encontraron caballos Przewalski, una raza rara que se extinguió en libertad hace décadas.

Lo mismo ha pasado con los pinos que han repoblado el Bosque Rojo. En ellos los efectos del desastre son más evidentes, pues algunos tienen un aspecto deforme.

Cerca de 400 personas, casi todas ancianas, han regresado a vivir a la zona. Esperan morir en su hogar y pese a que el gobierno en un inicio intentó impedirlo, ahora les proporciona los servicios básicos. Algún día, esperan que Chernobyl quede en el pasado.

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