Entre aplausos, salió el féretro de la agencia funeraria en Félix Cuevas hacia el panteón Mausoleos del Ángel, al sur de la ciudad.
Por Jimena Mejía/ Excélsior
«Ya me voy, corazón. Muchas gracias por ser mi hijo”, fueron las palabras con las que se despidió Sandra Irma Muñoz Galicia, madre de Jorge Luis Tinoco, cuando cerraron la cripta del camillero héroe.
El cuerpo del joven que dio su vida por salvar a varios recién nacidos y heridos en la explosión del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa fue llevado a unos mausoleos ubicados en avenida del Imán.
Sus amigos de Iztapalapa, con quienes creció y entrenó kick boxing, lo despidieron con aplausos y porras: “héroe, héroe, héroe, coreaban al unísono.
Entre sollozos, su madre y sus abuelos recibieron las muestras de pesar. Abrazados al féretro, los tres repitieron: “eres el amor de mi vida”.
Previamente, durante la misa de exequias los amigos de Jorge Luis coincidieron en que “tenía que descansar, había cumplido una misión en la vida”. Ante el cuerpo de su hijo, la señora Sandra Irma se abrazó fuertemente a su madre.
El sacerdote encargado de la misa dijo que el ejemplo de valor y entrega del camillero debe transmitirse en los actos de todos los mexicanos.
Al servicio asistió María de Lourdes Ramírez, mamá de Mónica Orta, la segunda enfermera que falleció tras la explosión. Allí expresó su solidaridad.
El cortejo fúnebre salió cerca de las 13:00 horas entre coronas de flores, aplausos y más porras.
Su mamá, abuelos y su tío partieron en una camioneta color vino, detrás de ellos salió la carroza negra en la que viajó por última vez “Güicho”.
Atrás le siguieron un microbús y el camión que presta servicios a la funeraria Gayosso con los dolientes.
La caravana fúnebre pasó por Félix Cuevas hacia Insurgentes Sur, de ahí hacia Periférico hasta avenida del Imán, donde arribó cerca de las 15:00 horas.
Allí lo esperaban los dolientes que se habían adelantado. Cuando el personal del mausoleo sacó el ataúd gris metálico, comenzaron los aplausos mezclados con llanto.
Frente a una imagen de Jesucristo, la señora Sandra Irma besó el ferétro de su hijo, que permaneció cerrado desde el velorio debido a las quemaduras en el cuerpo de Jorge Luis.
La voz se le quebraba y sus sollozos interrumpían las palabras de agradecimiento que dirigió a la gente que asistió.
En silencio, se realizó la pequeña marcha fúnebre hacia la gaveta donde sería colocado. El mármol acentuó el dolor de la familia.
El lugar donde fue colocado el cuerpo está en un sexto nivel, por lo que dos trabajadores usaron un elevador portátil, pero antes de subirlo, su madre colocó unos guantes de kick boxing, una bandera de México y una corona de flores.
El llanto profundo de la señora se hizo colectivo cuando se colocó el último sello que daba por finalizado el funeral.
Al salir, la mujer recuperó un poco el semblante y agredeció la presencia de los amigos de su hijo, e incluso aprovechó un momento para bromear con ellos diciendo: “vámonos muchachos ¿o se quieren quedar y comprar un terreno?”.
Los restos del joven de 27 años se encuentran en el mismo pasillo en el que descansa el cuerpo del actor Ramón Valdés.
Cuatro menores pasan de graves a estables
Cuatro bebés que se encuentran internados por la explosión de gas LP registrada el 29 de enero en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa dejaron su condición de gravedad y están estables, señaló ayer el Gobierno del Distrito Federal.
En un comunicado, detalló que entre los cuatro niños que evolucionan favorablemente está el bebé internado en la ciudad estadunidense de Galveston, Texas.
Las autoridades capitalinas refirieron que en estado de gravedad sólo está la enfermera Juana Zacarías, quien el día del estallido prefirió continuar con el rescate de infantes en vez de evacuar el hospital. Ella se encuentra en el Instituto Nacional de Rehabilitación.
En total, continúan hospitalizados 13 pacientes, cuatro adultos y nueve recién nacidos, entre ellos ocho hombres y cinco mujeres.
Hasta el momento, la tragedia de Cuajimalpa ha dejado más de 70 heridos y cinco muertos: dos bebés y tres adultos, de los cuales dos eran enfermeras y uno, camillero.
Las mujeres que perdieron la vida son Mónica Orta Ramírez y Ana Lilia Gutiérrez Ledezma, mientras que el hombre es Jorge Luis Tinoco Muñoz.
—De la Redacción
Editorial
