Por Andrés Timoteo/Texto Irreverente
Ayer quedó despejada una de las grandes incógnitas del sexenio estatal. ¿Por qué se mantuvo al defeño Arturo Bermúdez Zurita al frente de la Secretaría de Seguridad Pública pese a su ineficacia para combatir la delincuencia y los señalamientos de haber puesto la dependencia al servicio de la mafia? La razón es financiera pues Bermúdez creo una red de empresas familiares con las cuales se ‘lavaron’ miles de millones de pesos que enriquecieron los bolsillos de su familia y del mismo gobernante en turno, Javier Duarte.
Bermúdez Zurita es propietario de la ‘lavandería’ que le habría dado servicio a Duarte para extraer cientos o quizás miles de millones de pesos del presupuesto de la misma SSPE. En palabras más populares: fue quien ayudó a robarse el dinero que estaba destinado a la seguridad pública y peor aún, pretenden seguir hurtándolo después de que concluya la actual administración estatal, según lo dio a conocer el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, quien ayer reveló la trama para hacerlo.
Un personaje llamado Roberto Esquivel Hernández, presunto socio de Bermúdez Zurita en varias empresas creadas para ‘blanquear’ dinero robado de las arcas públicas aparece como acreedor en el listado que la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) envió al congreso local para que autorice el pago de 71 millones 852 mil pesos a posteriori, es decir por medio de un fideicomiso acopiador del Impuesto a la Nómina, gravamen que los diputados locales pretenden convertir en una caja para saldar deudas del presente sexenio.
La revelación de Yunes Linares no tiene desperdicio alguno pues no solo está basada en una investigación documental sino que sería la punta de un enorme hurto que se pretende transexenal. Bermúdez Zurita y siete familiares directos: su progenitora, María Guadalupe Zurita García, sus hermanos Carolina, María Guadalupe, Miguel Ángel y Jesús Gabriel Bermúdez Zurita, y dos parientes más Jesús y Gerardo Bermúdez González son dueños de 21 empresas en diversos rubros incluyendo servicios de protección personal, gastronomía, adquisición y venta inmobiliaria y hotelería.
Lo que abona a la sospecha es que esas empresas fueron creadas a partir del 2012, algunos meses después de que Bermúdez Zurita se convirtió en el titular de la SSPE luego de la renuncia del general Sergio López Esquer en el mes de julio del 2011 y lo multifacético del rubro empresarial de la familia Bermúdez Zurita para acaparar y ser exitosos en varios rubros. “Algo huele mal, mucho dinero en poco tiempo”, expresó Yunes Linares –y con justificada razón-.
Al menos diez de las 21 empresas fueron validadas por el notario público Armando Gálvez Pérez de Aragón, quien meses más tarde fue asesinado en la Ciudad de México. ¿Para no dejar huella? Y las otras preguntas obligadas: ¿Si en la lista de acreedores de la SSPE figura un socio (prestanombres) de Bermúdez cuánto dinero más se le entregó a esa red de empresas familiares desde el 2012 a la fecha?, ¿qué arrojará una revisión de las cuentas públicas correspondientes al 2012, 2013, 2014 y 2015?
Algunos se atreven a señalar que sería varios miles de millones de pesos que fueron ‘blanqueados’ en la cadena de ‘lavanderías’ Bermúdez. He ahí la explicación por la cual Duarte de Ochoa desoyó el clamor ciudadano –que incluyó a jerarcas católicos y empresarios- para destituir al funcionario luego de que fuera exhibido en varios casos de colusión con el crimen organizado –uno de ellos, el más escandaloso fue la desaparición forzada que la policía estatal cometió contra 5 jóvenes en Tierra Blanca en enero pasado, los cuales fueron entregados a una célula del narcotráfico para ser asesinados-.
LADY MOCHILAS
Lo cierto es que Duarte de Ochoa no quiso deshacerse de uno de sus “lavadores” más prolíferos –primero corría a la esposa que a su secretario, decía en privado- y eso también se explica por qué las corporaciones policiacas no tenían dinero para gasolina ni para comprar armamento, equipo ni patrullas. Se entiende el motivo por el cual no llegó nunca el dinero para la prevención el delito, el rescate de espacios públicos y el acompañamiento vecinal pues los recursos enviados por la federación a través del programa del Subsidio a la Seguridad Pública (Subsemun) terminó en las 21 empresas de Bermúdez Zurita.
Lo expuesto por Yunes Linares pone en aprietos a los diputados locales, especialmente a los priístas y sus aliados del PVEM y PANAL –y a los falsos independientes- que en esta semana aprobarán la iniciativa enviada por el gobernante en turno para que a través de un fideicomiso inamovible se destine la recaudación del Impuesto a la Nómina para el pago de deudas del presente sexenio, entre ellas esos pasivos a las empresas de Bermúdez Zurita. ¿Serán capaces de aprobar tal chanchullo los legisladores del tricolor? Claro que sí, son tan burdos y lacayos que no reparan en cometer delitos ni atentar contra la mayoría de los veracruzanos.
Y por supuesto que los legisladores que aprueben esa fechoría se merecen –guiados por la Rémora Callejas- ser llevados a los tribunales, todos los veracruzanos los aplaudirían. Ayer también Yunes Linares adelantó lo que será otro entramado de ‘lavanderías’ en la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) pues la Sefiplan y la titular de la dependencia, Xóchitl Adela Osorio Martínez firmaron de conformidad pagarle 53 millones de pesos a una empresa por haber supuestamente vendido 325 mil mochilas a la dependencia.
Sin embargo, la compañía es inexistente, fantasma, pues. Tiene un domicilio en una colonia popular de la ciudad de Veracruz donde no hay oficinas ni nada. Por eso a la gazmoña Xochitl Osorio la tendrán que bautizar como “Lady Mochilas” por su participación en el entuerto para seguir robando al pueblo de Veracruz con la compra simulada de mochilas. Es el mismo caso que otras 5 empresas fantasmas que fueron incluidas en las listas de pagos pese a que están investigadas por el Sistema de Administración Tributaria (SAT) –junto con otras 16 firmas- por haber recibido ilícitamente más de mil millones de pesos. Los ladrones transexenales son insaciables.
Editorial
