La cascada de acontecimientos que hundió en tres horas al “insumergible”

A 100 años del hundimiento del Titanic

 

Un conocido divulgador científico británico culpa del drama a la mala calidad de los remaches del casco, a los motores y a las altas temperaturas


Durante años después del hundimiento del Titanic, un chiste sirvió para aplacar el orgullo herido de la zona portuaria de Belfast donde se construyó el buque. «Todo iba bien cuando el barco salió de aquí, pero es lo que pasa cuando lo dejas en manos de un capitán inglés, un maquinista escocés y un iceberg canadiense». Técnicamente, las aguas donde se hundió el trasatlántico fueron británicas hasta 1940. Pero el humor norirlandés no sirve tampoco, desgraciadamente, para explicar los motivos reales de la tragedia. «Es prácticamente imposible que se hunda el Titanic», proclamaron al mundo los responsables de Harland y Wolf, los astilleros donde se construyeron el célebre buque y sus dos «hermanas», el Olympic y el Britannic.

 

Aquel desafortunado adverbio dejaba abierta la posibilidad al desastre, que no desaprovechó su oportunidad cuando el Titanic chocó a las 11.40 de la noche del domingo 14 de abril de 1912 con un iceberg, en su ruta entre el puerto inglés de Southampton y Nueva York. En apenas tres horas, sus 46.000 toneladas y dos tercios de las 2.224 personas que viajaban a bordo —pasajeros más tripulación— se hundieron para siempre en el Atlántico. ¿Qué es lo que ocurrió? Desde el primer momento, las investigaciones sobre el desastre pusieron el acento en la excesiva velocidad de la nave y en las escasez de botes salvavidas. Pero, en contra de lo que se cree, el Titanic llevaba más embarcaciones salvavidas de las que obligaba la ley en aquella época.

 

Para un buque de su tamaño, la legislación marítima exigía 16. Hacer hueco para cada uno de los pasajeros requería incluir 64 botes. Pero la idea de que el pasaje se encontrara todo el primer puente lleno de estos recordatorios de la posibilidad de una tragedia urgió a Bruce Ismay, director de la naviera White Star Line, a rechazarlo de un plumazo. Con los planos del barco sobre la mesa en los hangares que pueden visitarse estos días en el complejo «Titanic» de los muelles de Belfast, el número de salvavidas quedó en 20. Solo 1.200 personas podrían subirse a ellos.

 

Nada esto explica, en realidad, las razones del hundimiento de una joya de la ingeniería de la época que incorporaba todos los adelantos técnicos, como puertas eléctricas para sellar compartimentos desde el puente de mando o un equipamiento de radio inalámbrico Marconi de ultimísima generación. Además, la tripulación era el «dream team» de la industria, con el capitán inglés Edward J. Smith al mando. ¿Qué es lo que provocó el rápido hundimiento de Titanic, entonces?

 

Choque de dos corrientes

Richard Corfield, un conocido divulgador científico británico, detallaba ayer en un artículo en la revista del Institute of Physics la «cascada de acontecimientos» que explicaría, en realidad, la dimensión —y rapidez— de la tragedia. El diseñador del buque, Thomas Andrews, comprendió enseguida que su criatura se iba a pique. El barco estaba diseñado para aguantar la inundación de cuatro de las 16 cámaras en que se dividía. Al correr a hacer un primer balance de daños, Andrews comprobó que se habían inundado seis cámaras con el impacto. Solo era cuestión de tiempo. «Que se hunda es una certeza matemática», se dice que dijo. El cuerpo de Andrews, un norirlandés que entró como aprendiz con 15 años en el astillero, nunca fue encontrado.

 

El material audiovisual recabado por el director de cine, James Cameron, en su reciente viaje a las profundidades en submarino ha permitido verificar la tesis avanzada por dos metalúrgicos estadounidenses, Tim Foecke y Jennifer Hooper McCarty, a mediados de los 2000. Según su investigación, los remaches que ensamblaban el casco en la proa y popa del buque no eran de la mejor calidad posible, y se reventaron con el impacto. «Si miramos en el minuto 100 , se ve cómo saltaron como corchos de champán al interior del buque», afirma Corfield. Además, este asegura que la estructura de los tres motores con que contaba el Titanic agravó la tragedia. Solo los dos laterales eran reversibles, y ahora se cree que si el primer oficial, William Murdoch —al mando en el puente en el momento en que fue avistado el iceberg—, no hubiera dado la orden de dar marcha atrás, el barco podría haber sorteado el bloque de hielo.

 

Corfield se hace eco de un tercer ingrediente de la maquinaria infernal de acontecimientos que provocó una tragedia que, cien años después, todavía nos fascina. Las investigaciones en el campo de la oceanografía han permitido comprobar que unas temperaturas más altas de lo habitual en esas latitudes en los meses anteriores al hundimiento habían generado una auténtica barrera de hielo en la confluencia de las corrientes del Labrador y del Golfo. Un fenómeno bien conocido ahora hacia el que avanzaba a toda máquina el orgulloso Titanic en su ruta hacia el nuevo mundo.

 

 

 

 

«Mil ochocientas víctimas»

 


El 16 de abril ABC se hacía eco por primera vez de la magnitud real del desastre. Antes, diversos despachos telegráficos habían apuntado a que no habría víctimas

 

TERESA RÓDENAS

 

«Londres 15, 8 noche. Un despacho de Nueva York de última hora dice que el Titanic se fue a pique a las dos y media de la madrugada. La Compañía armadora tiene noticias de que ha habido bastantes vítimas». Así contaba ABC al filo del cierre de la edición del 16 de abril de 1912, bajo el epígrafe de «AL CERRAR LA EDICIÓN», las primeras noticias trágicas que llegaban a España del naufragio del «insumergible». El buque de la White Star había desaparecido bajo las aguas del Océano Atlántico hacia las 2.30 de la madrugada del 15.

 

 

Portada del 20 de abril

«MIL OCHOCIENTAS VÍCTIMAS» era el titular demoledor que abría la página 13 de la edición del diario al día siguiente, 17 de abril, cuando ya la catástrofe había sido totalmente confirmada. Eso sí, los datos eran abundantes y los hechos, confusos. Que si habían llegado noticias desde París diciendo que no había vícitimas, que si los supervivientes fueron hallados mientras «luchaban heroicamente con los remolinos de agua» en «botes y canoas», que si una muchedumbre ansiosa de noticias permanecía ante las oficinas de la White Star…

 

Con todo, las informaciones que manejaba el periódio hablaban de 671 supervivientes, de los 2.200 pasajeros que se calculaba iban a bordo del vapor, la mayoría, según ABC, americanos que habían pasado el invierno en Europa o Egipto. Además, el diario resaltaba que los «salvados» eran en su mayoría mujeres y niños, hecho que demostraba «que los oficiales supieron mantener a bordo la disciplina hasta el último momento».

 

«Los pobres náufragos tiritaban de frío», señalaba el diario ABC

Además, la noticia resalta que fue el «Carpathian» el primer buque que llegó en auxilio del Titanic, «cuatro horas después de haberse ido a pique». Después llegarían los otros barcos que recibieron la llamada de socorro: el Virginia, el Parisian y el Californian. «Los pobres náufragos tiritaban de frío», señalaba ABC, que cuenta que el «Carpathian» recogió a todos los supervivientes y emprendió rumbo a Nueva York, «sorteando los icebergs».

 

 

Portada del 21 de abril

Un amplio espacio dedicaba ABC a los nombres de las primeras víctimas de primera y segunda clase que empezaban a conocerse. «Los españoles D. Ramón Artabagateriete, D. H. S. Julián y D. Víctor Peñasco y señora, que viajaban en primera, y D. José Brito, D. Florentino, D. Emilio y doña Asunción Durán, y D. Julio Prados, que iban en segunda», resalta ABC, que a continuación detalla el caso del coronel Jack Astor, que «poseía una fortuna de 750 millones de dollars, de los cuales había asignado 50 como bote a su mujer. Esta se ha salvado»; o el «célebre publicista inglés» William Stead, «conocido por sus curiosas experiencias de espiritismo».

 

Las portadas de los días sucesivos concedían cada vez mayor importancia y aportaban nuevos datos en forma de gráficos sobre la catástrofe marítima. Así, en la del 20 de abril se indicaba mediante un gráfico en la posición del Titanic respecto de los buques más cercanos. En la portada del 21 de abril, un gráfico comparaba las dimensiones del barco con las del iceberg con el que chocó.  Y la del 23 se dedica al telegrafista del Titanic, «Mr. Phillips», que pereció en el accidente.

 

Las curiosidades del Titanic

 

ABC recogió infinidad de apuntes curiosos relacionados con la catástrofe marítima. He aquí alguno de ellos:

 

(ABC, 19 de abril de 1912/Periódico ABC)

 

UNA ESPOSA DESESPERADA


París 18, 11 mañana. Al enterarse en Nueva York del siniestro la esposa del multimillonario Guggenheim, que ha perecido en el siniestro se dirigió excitadísima a las oficinas de la White Star Line.

Entró en el despacho del director de la Compañía y ofreció todos sus millones si se la facilitaba inmediatamente un vapor de máquinas poderosas para” ir en busca de su marido a toda velocidad. Costó mucho trabajo convencer a la atribulada esposa de lo estéril de su propósito.

 

EL LUGAR DEL NAUFRAGIO

El lugar donde se ha perdido el Titanic estaba considerado desde hace días como sumamente peligroso. Había allí, en efecto, un verdadero campo de icebergs, de una extensión de cientos de kilómetros. Los pasajeros del Carmania, que atravesaron el jueves el paso peligroso, contaron más de 35 icebergs

 

EL CAPITÁN DEL “TITANIC”

 

París 18, 1 tarde. El capitán E. G. Smith, que ha perecido cumpliendo con su deber, era comandante del Olimpic cuando este barco chocó hace siete meses con el crucero Hawke.

 

CONSECUENCIAS FINANCIERAS DEL NAUFRAGIO

Las acciones de la White Star Line forman un capital de 750.000 libras esterlinas. En 1912 pasaron a poder del trust de mister Pierpont Morgan. En 1910 y en 1911 ha repartido un dividendo de 30 por 100.  El Titanic ha costado, sin contar los muebles y las provisiones, 1.500.000 libras. Los seguros ascienden a la mitad de esta suma, así que la Compañía naviera sólo perderá. 750.000 libras, y aparte las cantidades que tenga que dar a las familias de las víctimas.  A fines de 1910 tenía en reserva 3.700.000 libras, y sus obligaciones y deudas importaban 2.450.000.

 

A bordo del buque iban asegurados diamantes por 18.000 libras

El dividendo de 1911 no sufrirá alteración alguna; pero la disminución de ganancias que representa la pérdida sufrida y la necesidad de reconstituir las reservas reducirán el interés de las acciones los años próximos. A consecuencia de este, las acciones preferentes han bajado 5 enteros.  El valor total del cargamento que llevaba el Titanic se calcula en 750.000 libras. A bordo del buque iban asegurados diamantes por 18.000 libras, y caucho por 25.000. Un collar, de perlas de la señora Wicher estaba asegurado en 150.000 libras.

 

UNA CIRCUNSTANCIA SALVADORA

París 18, 4 tarde. El ex embajador de los Estados Unidos en, París, Sr. Roberton Bacon, debe a una circunstancia casual el no haberse en el Titanic

Quería haber embarcado en dicho buque con su esposa y su hija; pero no habiendo podido recibirle en audiencia de despedida el martes el presidente de la República, tuvo que aplazar su viaje unos días, y saldrá el sábado de El Havre en el vapor La France, que también se estrena ahora.

 

LOS “ICEBERGS”

Sir Ernest Shacleton, el famoso navegante inglés, ha dado los siguientes detalles sobre los Icebergs y bancos de hielo y sus peligros:

“Su zona peligrosa -ha dicho a un periodista— es muy extensa, pues llega hacia el Sur, hasta donde se funden en la corriente del golfo”.

 

OTRO NAUFRAGIO

París 18,11 noche. Según telegrafían de Londres al Petit Parisien, el vapor canadiense Carl Grey se ha ido a pique en un banco de Terreno va.

Antes de hundirse expidió un despacho radiotelegráfico pidiendo auxilio. Llevaba a bordo 200 pasajeros.

En ninguna de las estaciones radiotelegráficas de San Juan de Terranova se ha recibido despacho alguno sobre éste asunto. Por esta razón se da la noticia sin confirmación.

 

 

 

ABC, 20 de abril de 1912

 

LA TELEGRAFÍA SIN HILOS

París 19, 11 mañana. El Times dice que las noticias auténticas de la telegrafía sin hilos transmitidas con motivo del naufragio del Titanio, se vieron interrumpidas por comunicacionesde aficionados a la telegrafía sin hilos.

El presidente Taft se propone indicar al Gobierno y al Congreso la conveniencia de prohibir la práctica de la radiotelegrafía a los aficionados.

 

UN PRESENTIMIENTO CUMPLIDO

París 19, 12 noche. Entre los ahogados del Titanic figura el comandante Archibald Bult, ayudante del presidente Taft, que cuando vino a Europa, hace seis semanas, se despidió de sus amigos en Nueva York asegurándoles que no volvería vivo.

De acuerdo con este triste presentimiento que se ha cumplido, hizo testamento y dejó arreglados todos sus asuntos.

 

«En popa la orquesta estaba tocando una pieza de moda: Otoño»

LO QUE CUENTAN LOS NÁUFRAGOS

Los hombres que se habían apresurado a ocupar los botes salvavidas los abandonaron sin protesta, obedeciendo a los oficiales, que fueron colocando en las lanchas a las mujeres y a los niños.

Tres pasajeros italianos que no quisieron obedecer, fueron muertos a tiros por la oficialidad.(…)

 

EXTRAÑA COINCIDENCIA. PREDICCIÓN DE LA CATÁSTROFE

El Daily Mail da cuenta de una asombrosa coincidencia, relacionada con la pérdida del Titanic, y que se refiere al hecho de que la catástrofe había sido profetizada, aunque sólo, como es natural, en el terreno de la fantasía, desde hace varios años.

Y no se trata de una de las famosas predicciones de Mme. de Thebes, sino de textos contenidos en una novela publicada hace catorce años por el escritor de los Estados Unidos Morgan Robertson, con el título Futility.(…)

Baste saber que en el libro se habla de un transatlántico llamado Titán verdadero monstruo de los mares, y que como el Titanic, desplaza 45.000 toneladas, y lo mismo el barco de la novela que el que ahora acaba de naufragar, era considerado como insumergible y como compendio y resumen de los progresos náuticos.(…)

Pues bien, Morgan Robertson hace naufragar también al Titán de su novela y precisamente en el mes de Abril, en el Océano Atlántico y a consecuencia de haber chocado con un enorme iceberg en un banco de hielo.(…)

 

EL TELEGRAFISTA

 

Pocas veces se habrán dado en el mundo pruebas más admirables de abnegación y de heroísmo que las que se han visto a bordo del Titanic.(…)

¿Y qué decir del telegrafista, de ese hombre admirable y heroico, qué sin titubeo, sin una vacilación, sereno y firme, permanece impasible al pie de su aparato, transmitiendo sin interrupción, uno tras otro, los radiogramas de petición de auxilio?(…) se ahogó el telegrafista. Pudo tal vez salvarse y no se salvó. Quizá creyó en aquel momento que su vida, por ser solo una, bien podía sacrificarse sí con ella salvaba las de los demás.

 

RELATO DE UN NAUFRAGO

París 21, 10 mañana. Mr. Bride, el segundo telegrafista del Titanic, ha hecho el relato siguiente en presencia de Marconi, que se halla actualmente en Nueva York. (…)

«Me sorprendió encontrar al capitán, que nos dijo: “—Hemos chocado con un iceberg.” (…)

»La cubierta estaba llena de gente. No oí reyertas; pero oí decir que las había habido. (…) »El capitán entró en nuestra cámara y nos dijo: “Amigos míos, habéis cumplido perfectamente con vuestro deber. Podéis salir de esta cámara. Ha llegado la hora de que cada hombre cuide de su vida.”

Phillips, sin embargo, seguía telegrafiando. (…)

 

«Se convino en que el Padrenuestro era la oración más apropiada»

»En popa la orquesta estaba tocando una pieza de moda: Otoño. Phillips se fué hacia donde estaban los músicos; le perdí de vista. Volví donde había visto la lancha desmontable. Con ayuda de otros pasajeros la iba a poner a flote, cuando una ola nos derribó a todos. Respiré libre y me hallé en el agua, entre cientos de hombres que pugnaban por salvarse. Me alejé nadando lo más de prisa que podía del buque, que se hundía lentamente, con la popa en lo alto. (…)

»Estaba transido de frío y me sentía hundir. Vi una barca, y haciendo un esfuerzo traté de acercarme. Me recogieron. Era la lancha desmontable y estaba llena de náufragos.

»A nuestro lado, en todas direcciones, se veían escenas terribles. Había cientos de hombres que nadaban y desaparecían bajo el agua. No podíamos socorrerlos, porque la embarcación estaba muy recargada y parecía que iba a hundirse. Las olas me pasaban por encima de la cabeza.

»Mientras mirábamos a todos lados, buscando la luz de un barco, uno de los náufragos preguntó: “¿No creéis que debemos “rezar”?” El hombre que hizo esta proposición interrogó a los otros cuál era su religión. Uno dijo: Católico; otro, metodista; otro, presbiteriano. Se convino en que el Padrenuestro era la oración más apropiada, y lo rezamos a coro. Parecía que el corazón se nos había subido a la garganta.

»Pocos minutos después vimos que se acercaban unas luces; ya no me ocupaba de nada. El Carpathia nos recogió.

»Cuando iba yo a subir por la escala observé que en el fondo de nuestra barca había un hombre muerto. Era Phillips. Debió morir de frío, de fatiga ó de asfixia.

»A pesar del dolor fortísimo que sentía en las piernas pude subir por la escala.» (…)

 

 

 

Un naufragio de cine

 


 


Más allá del suceso trágico, el tiempo parece empeñado en perfumar la historia del Titanic con unos aires acentuadamente románticos y noveleros, probablemente alimentados por las muchas versiones cinematográficas que se han hecho casi siempre adornadas con grandes pasiones, romances incontrolados e historias de amor eterno, hasta el punto de que, ante tantísima voluntad de formar parejas, el Titanic cinematográfico podría competir en ese sentido con el propio Arca de Noé.

 

El cine casi se adelantó a los hechos ya en 1912, con «Salvada del Titanic»

Curiosamente, el cine casi se adelantó a los hechos y ya en 1912, el mismo año del hundimiento del Titanic, se rodó a pie de tragedia «Salvada del Titanic», protagonizada por Dorothy Gibson, una superviviente que llegó al puerto de Nueva York… Al parecer, esta película fue pasto de las llamas un par de años después.

 

 

“La camarera del Titanic”

Entre las versiones cinematográficas más célebres están la que dirigió Frank Lloyd en 1933, «Cabalgata»; la que hizo en 1953 Jean Negulesco, «Titanic», con Clifton Web y Barbara Stanwyck, o la que en 1958 dirigió Roy Ward Baker con el título de «La última noche del Titanic» («A night to remember» era su título original, como el libro del historiador Walter Lord en que se basó)… También se han hecho varias series televisivas y hasta alguna versión en dibujos animados, pero ahora nos detendremos en el solomillo del asunto, el extraño cruce de dos de ellas: la de James Cameron, «Titanic», y la que podría ser su contraportada, «La camarera del Titanic», también del mismo año (1997) y firmada por el peculiar director español Bigas Luna.

 

De Kate Winslet a Aitana Sánchez Gijón

 

El «Titanic» de Cameron es majestuoso y cinematográfico a más no poder, y usa toda su majestuosidad y cinematografía para contar una historia de amor tan improbable y tan súbita como el propio iceberg, metáfora por otra parte muy elegante y poderosa de lo que es visible, la apariencia, y la enorme complejidad que se puede ocultar por dentro, tal y como le ocurre a los personajes que interpretan Kate Winslet y Leonardo DiCaprio.

 

Una historia de amor tan improbable y súbita como el propio iceberg

Algo (en el fondo) muy parecido a lo que se cuenta en la historia, más sutil, menos impresionante, pero igual de lírica y soñada, de Bigas Luna, donde la grandeza se guarda en el interior de esa fábula en la que un personaje (el que interpreta Olivier Martínez) rememora entre fantasía y erotismo su romance de una noche con una camarera del Titanic, ensoñación que encarna con esplendorosa voluptuosidad y atractivo Aitana Sánchez Gijón, y que viene a provocar algo así como el reverso de un hundimiento.

 

 

Los Personajes

Edward John Smith

1850-1912

    

Capitán

El capitán Smith se encargó de los viajes inaugurales de los mejores barcos de la compañía naviera White Star Line. Era tal su distinción y popularidad que muchos pasajeros afirmaban que cruzarían el Atlántico solo por viajar en un barco comandado por él: el Titanic. Smith murió ahogado durante el hundimiento y su cuerpo no pudo ser recuperado.

 

Thomas Andrews

1873 – 1912


Diseñador del barco

Ser sobrino de Lord Pirrie, dueño del astillero Harland & Wolff, constructora del Titanic, le permitió intervenir en cada paso de la construcción del buque. Fue él quien, tras el choque contra el iceberg, informó de que el «insumergible» se hundía. Las crónicas dicen que trabajó hasta el último minuto como un miembro más de la tripulación. Pereció en el naugragio.

 

Margaret Brown

1867-1932

 


Pasajera de 1ª clase

Pasajera adinerada que sobrevivió al desastre, Maggie sería recordada tras su muerte como «la insumergible Molly Brown». Fue rescatada por el Carpathia con un grupo de mujeres y niños de segunda y tercera clase con los que viajaba en uno de los botes salvavidas. Debe su apodo también al valor y carisma que demostró durante el terrible naufragio.

 

William Murdoch

1873 – 1912


Primer oficial

La noche en la que el Titanic chocó contra el iceberg Murdoch era el oficial al cargo y tras el incidente, fue el encargado de evacuar a los pasajeros, organizando la carga y salida de los botes salvavidas. Hay controversia sobre cómo murió, ya que algunas versiones señalan que pudo suicidarse antes de que el barco se hundiera. Su cuerpo nunca fue encontrado.

 

Joseph Bruce Ismay

1862-1937

 


Presidente de la White Star Line

Acostumbraba a acompañar a sus barcos en los viajes inaugurales. La prensa de la época lo criticó por abandonar el barco cuando aún quedaban mujeres y niños a bordo. De hecho, la película de James Cameron le muestra como un personaje cobarde y ambicioso, que presionó al capitán para que aumentara la velocidad de navegación, aunque eso nunca pudo confirmarse.(Periódico Español ABC)

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