El Gobierno resuelve las cosas en cadena
Por: Miguel Lòpez Azuara
Al Presidente Andrés Manuel López Obrador se le ocurrió, en una de las infinitas pausas entre palabras que sus enemigos fifí le colocan en sus discursos y declaraciones, para fastidiarlo, cerrar los ductos de la gasolina para frenar el robo de combustible que dirigen los huachicoleros que despachan en la Torre de Pemex y en el sindicato petrolero, y de inmediato limitó la circulación de vehículos, causa principal de la contaminación del aire que respiramos.
También habrá menos vuelos, por lo que pondrá fin a la inútil discusión sobre dónde hacemos otro aeropuerto.
Detenidos la mayoría de los vehículos, habrá menos choques y atropellamientos.
Para no afectar todos los negocios, un poco de combustible lo repartirán las pipas del honesto secretario de Comunicaciones, Javier Jiménez Espriú, que, cuidadas por el Ejército, ya no será robadas y generarán buenas utilidades.
Como la gente se quedará en sus casas, tampoco habrá amontonamientos en las calles, metro, bancos, centros comerciales ni recreativos. Y los asaltantes no encontrarán dinero que robar.
Poco a poco, tampoco habrá mercados y mucha gente desaparecerá por inanición, con lo que se controlará eficazmente la explosión demográfica y le ahorraremos al Presidente Donald Trump la construcción del muro fronterizo, pues ya no tendremos emigrantes que exportar.
Tampoco habrá clases en las escuelas, para felicidad de los niños y los maestros, que de todos modos siempre cobran, ni circularán patrullas con policías mordelones, que sólo se moverán en bicicleta
Finalmente, sin energía no habrá radio, televisión ni internet.
Y entonces la poca gente que quede sí se va a enojar.
Porque podremos estar sin Presidente, pero no sin tele, internet ni celular.
Y votará por una Quinta Transformación.
Editorial
