La sociedad moderna ha perdido su derecho al tiempo de calidad

La población actual, literalmente, pierde el tiempo, no porque lo desperdicien, sino porque el trabajo, los traslados y las presiones económicas así lo marcan, expusieron expertos durante la Jornada Otros tiempos, otras vidas. Usos del tiempo desde América

Por Diana Saavedra/Gaceta UNAM

Además de un lenguaje único donde ahorita no tiene una medida temporal clara, la población actual, literalmente, pierde el tiempo, no porque lo desperdicien, sino porque el trabajo, los traslados y las presiones económicas así lo marcan, por lo que el tema debe incluirse en la agenda socioeconómica y política de Latinoamérica, coincidieron expertos reunidos en la Jornada Otros tiempos, otras vidas. Usos del tiempo desde América.

Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades de la UNAM, expuso que el tiempo sucesivo puede ser revisado desde el riquísimo campo semántico conformado por la palabra “Ahora”, su diminutivo ahorita, y sus extensiones ahoritita, ahoritititita tan utilizados en nuestro país, como un recurso para disponer de más horas, que es una solicitud donde se gana o se pierde y puede extenderse o plegarse dependiendo de las circunstancias.

La también organizadora del encuentro planteó que la manera en que temporalizamos nuestras vidas, puede ser ilustrada a partir de: vivir en función del reloj, o existir de acuerdo con los acontecimientos; la diferencia estriba en si la gente utiliza la hora del reloj para planificar el comienzo y el fin de las actividades, o si permite que éstas transcurran según su propio horario.

Las personas atadas al reloj viven bajo un ritmo más apresurado, estos individuos se ubican en una cultura temporal monocronica, donde las personas se concentran en una sola actividad por vez. En cambio, los pueblos que se rigen por el tiempo de los acontecimientos pertenecen a una cultura policronica, pues hacen varias cosas a la vez y progresan de manera paralela en cada tarea, detalló la socióloga.

“Creo que México puede ser un visto como policrónico, podemos hacer varias cosas simultáneamente y estar enfrascados en compromisos variados pensando siempre en hacer rendir el tiempo; la famosa impuntualidad mexicana es solo una cara de la moneda, solemos comenzar actividades con retraso, a veces es cierto, pero también lo es que terminamos cuando decidimos que es tiempo de pasar a otra cosa, cuando damos por cumplida la actividad, cuando urgencias o cansancio nos indican que es momento de finalizar”, destacó.

El encuentro contó también con la participación de Lía Barrese, del Barcelona Time Use Initiative, quien destacó que la organización busca situar el factor tiempo como un elemento clave para mejorar la sociedad, pues las poblaciones viven constantemente con la sensación de no disponer de horas suficientes para terminar todo el trabajo y que los días se escapan de las manos.

“Esto se relaciona también con el concepto de pobreza temporal, definida como la insuficiencia o escasez de un espacio del día disponible por parte de las personas para descansar o disfrutar del ocio, debido a una carga excesiva de trabajo, sea este remunerado o no. Por ejemplo, en América Latina más del 30% de la población no tiene tiempo para sí mismo”, enfatizó la economista.

Entre las consecuencias negativas está que actualmente en el mundo se padece una falta mundial de sueño que impacta directamente tanto en la salud física como emocional y acarrea problemas de salud; además, se sabe que las personas que viven en grandes ciudades pasan entre 20% y 25% de su tiempo desplazándose en algún medio de transporte para llegar a su trabajo.

En tanto, René Ramírez, investigador del Programa Universitario de Estudios de Democracia y Justicia Social (PUEDJS) de la UNAM, recordó que en el caso de Ecuador, entre 2007 y 2017, el tema principal fue el tema de intentar incrementar el ingreso, el consumo y el PIB y aunque en la constitución del 2008 se trató de enfatizar “el buen vivir”, en dicho periodo subió el número de horas de trabajo (tres) para los jornaleros, las empleadas domésticas y aumentó también una desigualdad en la distribución del tiempo del trabajo.

El economista precisó que un estudio internacional muestra claramente que los países de ingresos altos dependen de una larga apropiación de los recursos netos del Sur global –incluyen, 10 mil millones de toneladas de materia prima, 800 millones de hectáreas de tierra, pero también la apropiación de 379 millones de horas de trabajo—entonces, la posibilidad de democratización del tiempo está en función también de la estratificación socio-temporal mundial, producida por las asimetrías de poder a nivel global.

“Difícilmente habrá una justicia temporal sí persisten las relaciones de intercambio eco-temporal desigual en el comercio mundial. No son cuestiones micro, sino macro. Tenemos que ir a disputar el tema de las relaciones de poder también geopolítica, si es que queremos hacer cambio de estructurales en nuestros países, en este caso de latinoamerica”, enfatizó.

Margarita Olvera, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, destacó que en su relación con su uso en las sociedades, el tiempo se ha vuelto un bien escaso, un recurso que se usa se gasta escasea o abunda se mide se contabiliza, dependiendo de cierto tipo de variables, pero que aspiramos a que sea otra.

La doctora en Historia agregó que por más que la física cuántica nos informe que el tiempo en realidad es una ilusión con lo cual nos arroja a veces al insomnio o al despeñadero ontológico este, es el tiempo humano y con el que contamos. Está inserto en tramas de interdependencias profundas diacrónicas y sincrónicas que acotan y posibilitan sus usos.

“El solo aspirar al tiempo como derecho ciudadano, es un logro no sé si llamarlo civilizador pero, sin duda, es un logro colectivo resultado de proyectos, acciones y consecuencias arraigadas muy atrás en el tiempo”, enfatizó.

Momentos antes, Mauricio Sánchez Menchero, director del CEIICH, fue el encargado de inaugurar el encuentro que forma parte del Segundo Foro Iberoamericano de los Horarios y el Tiempo –que se lleva a cabo del 6 al 30 de junio— con el objetivo de reflexionar y dialogar sobre el derecho al tiempo como derecho de la ciudadanía y contribuir desde una mirada interdisciplinaria a la reflexión sobre los usos del tiempo y las temporalidades desde América Latina

Agradeció a los organizadores del encuentro, que cuenta con la participación de más de 60 ponentes de diversas instituciones públicas y académicas, así como de la sociedad civil, encabezados en la UNAM por Guadalupe Valencia García, el CEIICH, además del Seminario de Estudios sobre el Tiempo, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

En la organización también participan, el Barcelona Time Just Iniciative Health Society y el DIPLOCAT; la Alcaldía mayor de Bogotá, la legislatura de Buenos Aires, el área metropolitana del Valle de Aburrá, el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano SIDEU, de la Generalitat de Catalunya, y el ayuntamiento de Barcelona, así como la Red Mundial de Gobiernos Locales y Regionales por las Políticas del Tiempo; el Laboratorio del Tiempo y la Experiencia LITERA y la Corporación contigo Colombia y la Asociación Iberoamericana de los Bancos de Tiempo y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO.

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