«La única tecnología al alcance de los humanos para paliar la crisis medioambiental es plantar árboles»

Jaime de Jaraíz, presidente de LG en España, durante la entrevista
La filial de LG en España pone en marcha una iniciativa, «Smart Green», que propone reducir las emisiones de CO2 y hacer la transición a productos cada vez más eficientes, alimentados por fuentes de energía renovables
Por José Manuel Nieves/Abc

Las entrevistas con Jaime de Jaraíz, presidente de LG en España y Portugal, rara vez son lo que parecen. Y esta no iba a ser diferente. Se trataba de preguntarle por «Smart Green», una iniciativa medioambiental ideada por él y que está tratando de implantar tanto en España como en los demás países del mundo en los que opera LG. Me dirigí a su despacho pensando que me las vería con otro de esos «maquillajes ecologistas» con los que muchas empresas se adornan para parecer solidarias y sensibles ante los problemas del planeta.

Pero no. En lugar de eso me encontré con un plan de acción perfectamente estructurado, y con un objetivo muy concreto: plantar 47 millones de árboles cada año en España. ¡¡Ahí quedaba eso!! He de confesar que nunca hasta ahora había visto a un Jaime de Jaraíz tan vehemente, tan implicado con algo, tan convencido de que ya pasó el tiempo de las palabras, y de que si de verdad queremos hacer algo por la Tierra, es hora de actuar, de remangarse y trabajar.

Con «Smart Green», LG España a dado ejemplo poniendo en marcha un proyecto que, si se realiza, podría ayudar a salvarnos. Pero para llevarlo a cabo necesita de la colaboración de otras empresas, de instituciones públicas y privadas, de políticos y, por supuesto, de los ciudadanos. Para demostrar que no se trata de una simple acción de márketing, De Jaraíz ha eliminado el nombre de la propia LG de la iniciativa. Y lo mejor de todo es que sus «mayores», tanto en Europa como en Corea, sede central de la compañía, le han creído y han adoptado su plan en un tiempo récord. Esta, pues, no es una historia de presupuestos, de objetivos de venta o de cuotas de mercado. Es, más bien, la crónica del inicio de un movimiento que pretende hacerse global. Si lo consigue, será bueno para todos.

¿Qué es «Smart Green»? ¿Y a quién se le ocurrió?

Yo fui el iniciador de esta idea, que es un compromiso de la compañía para fomentar un consumo más responsable, reducir las emisiones de CO2 y hacer la transición a productos cada vez más eficientes, alimentados por fuentes de energía renovables.

Pero eso la marca lo lleva haciendo desde hace años…

Sí. Históricamente, LG siempre ha tenido los productos más eficientes del mercado. En todas las categorías, desde las lavadoras a los frigoríficos o los televisores. Eficientes en cuanto a consumo energético, pero también hay otra forma de eficiencia, que es la durabilidad. En LG entendemos que el producto más ecológico que existe es el que dura toda la vida. Por eso tenemos las garantías más largas de todo el sector: 10 años en aires acondicionados y veinte en lavadoras y frigoríficos. Todo eso ya estaba, forma parte del ADN de LG.

¿Qué tiene entonces de nuevo su idea?

Tuve una experiencia personal, durante la que toda mi familia estuvo en riesgo debido a un evento climático, y eso me hizo pensar…

¿Qué fue lo que ocurrió?

Fue el 5 de agosto de 2017. Estaba navegando en aguas de Formentera, y de repente nos sorprendió una enorme tormenta. Fue algo súbito, no previsto. Las gotas frías suelen producirse en octubre, no en agosto… Nadie pudo anticipar la dimensión de aquella tormenta. Tuve la suerte de poder volver a puerto, y mientras lo hacía se desencadenó ese infierno. En el lugar donde yo había estado se hundieron cinco barcos, y no hubo muertos porque Dios no lo quiso. Me quedé trastornado. Esto es mucho más serio de lo que creía, pensé. Y entonces me puse a estudiar, a investigar qué estaba pasando. Cuando volví de vacaciones, me senté con mi equipo y les dije que teníamos que hacer algo.

¿Cómo reaccionó su equipo?

«Qué vas a hacer tú», me dijeron. Nosotros, como LG, no podemos cambiar las cosas… Yo les dije que sí, que teníamos que hacer algo, que si otros no lo hacían, nosotros sí qué debíamos hacer todo lo que estuviera en nuestra mano para ayudar a cambiar las cosas. Al principio, los de márketing me miraron como a un perro verde, pero al poco tiempo se dieron cuenta de que nosotros, todos nosotros, podíamos encajar lo que ya estábamos haciendo y dar un paso más. Poco tiempo después me presentaron el proyecto «Smart Green».

¿Y en qué consiste ese proyecto?

Tiene varias «patas». Y la primera fue empezar por nosotros mismos, en nuestras propias instalaciones. Así que nos comprometemos a reducir las emisiones de CO2, a reducir la cantidad de plástico y de materiales contaminantes que utilizamos. En el edificio de Madrid somos 220 personas y, por ejemplo, consumíamos 15.000 botellas de plástico al año, y 115.000 vasos de un solo uso. Eso lo hemos eliminado por completo, ahora los vasos son de papel. También redujimos en un 30% nuestro gasto de papel de oficina. Y hemos eliminado los bidones de agua, que que también son de plástico, que teníamos repartidos por todas partes, haciendo una obra que llevara las tuberías por todo el edificio. Ahora tenemos fuentes físicas de agua, agua del grifo purificada. Y hemos repartido a cada empleado, yo el primero, una botellita de cristal con el nombre de cada uno, para que la use todas las veces que necesite. Por supuesto, también hemos cambiado ya casi todas las luminarias por bombillas LED.

Hay muchas empresas que también están haciendo algo parecido…

Sí, si, pero como le digo, ese fue solo el primer paso. Hay mucho más. De cara al exterior, por ejemplo, llevamos ya un año entero promoviendo todo tipo de ofertas para vender, de forma prioritaria, nuestros productos más eficientes. Calculamos que con eso podríamos llegar a ahorrar hasta 55.000 toneladas de CO2, solo en España. Toda la inversión publicitaria y toda la actividad que hagamos durante este año será en torno al proyecto. En todas las divisiones, en todas nuestras actividades, desde televisores a teléfonos móviles.

¿Son más caros los productos de mayor eficiencia?

No. Desde siempre, en LG lo que tratamos de hacer es democratizar la tecnología. Y cuando desarrollamos un producto, no queremos que solo lo compren los que tienen más dinero, sino cualquier persona. Esa es nuestra visión general, pero en este caso concreto lo que estamos haciendo es fomentar, de forma muy especial y por todos los medios, la venta de nuestras líneas de productos de mayor eficiencia energética. Hemos hecho promociones a precios reducidos, o acompañado la compra de esos productos con regalos. Durante 2018, toda nuestra labor para vender más se ha enfocado, exclusivamente, a los más eficientes. Además, siempre que existe la posibilidad, transportamos las mercancías en trenes eléctricos. Es más caro que hacerlo por carretera, pero se contamina mucho menos. Es decir, en todo lo que hacemos, sea del departamento que sea, tratamos de ahorrar emisiones de CO2 o de utilizar materiales contaminantes. Lo cierto es que mi equipo me devolvió soluciones que iban mucho más allá de las expectativas que yo tenía al principio. Siempre digo que la gente te devuelve el doble de lo que tu das, y en este caso ha sido así. Además de todo eso, debo decir que, a nivel internacional, nuestra compañía es ya una de las cinco del mundo que más invierte en tecnología verde, hasta ahora unos 20.000 millones de dólares. Hemos reducido, en los últimos años, 30 millones de toneladas de emisiones de CO2.

¿Qué otras «patas» tiene el proyecto?

Sí, nos dimos cuenta de que la solución del enorme problema medioambiental que tenemos no pasa solo por las energías renovables o el uso de productos más ecológicos. Eso es necesario e importante, pero no es suficiente. El daño que le hemos hecho al planeta es ya tan grave que no basta con emitir menos CO2. Hemos emitido ya tanto que lo único que podemos hacer, la única arma que nos queda, es tratar de reabsorber el CO2 que ya está en la atmósfera. Y la única «tecnología» al alcance de todos los humanos para paliar esa situación es plantar árboles. Hay tecnologías que usan bacterias para fijar el CO2, convirtiéndolo en una «sopa» que luego se puede utilizar, pero eso no es algo que pueda utilizar todo el mundo. Sin embargo, hasta mi hijo Pablito, que tiene nueve años, o el vecino del quinto, o la persona más poderosa de España, pueden plantar un árbol. O cien. Todo el mundo puede utilizar la tecnología más avanzada y eficiente que existe para limpiar el planeta, que es plantar árboles.

¿Y ha conseguido ya que se planten muchos?

Ya en 2017 empezamos a fomentar esa actividad. Yo llevo España y Portugal, y como pistoletazo de salida del movimiento Smart Green, nos fuimos todos a plantar árboles a Portugal. Normalmente nuestras convenciones anuales de ventas son en verano, pero como en verano no se pueden plantar árboles, la hicimos en noviembre. Nos coordinamos con el Ministerio de Medio Ambiente portugués, trabajamos con ellos y les pareció una idea fantástica. A nuestra convención asistieron unas 400 personas, entre los dos países, y plantamos 4.500 árboles. Todo bien organizado, con las especies adecuadas para la zona, dedicamos cada uno unas seis horas a plantar árboles, una mañana desde las 8 hasta la hora de comer. Ahí nos dimos cuenta de muchas cosas. Como por ejemplo de que aunque esté muy bien, plantar árboles de esa manera, uno a uno, persona a persona, no resulta eficiente. Se puede hacer de forma mucho mejor y más rápida, y con mejores resultados, utilizando tecnología para reforestar.

¿A qué se refiere en concreto?

Ahora hay tecnologías capaces de reforestar muy rápidamente grandes áreas devastadas. En Portugal, todos me decían que la experiencia había estado muy bien, pero que podríamos haber plantado mucho más. Y es cierto, estando más tiempo y plantando a mano, quizá podríamos haber llegado a los 15 ó 20.000 árboles. Pero qué tendríamos que haber hecho para plantar, por ejemplo, un millón? Cuando regresé a Madrid, empecé a investigar el tema. Y descubrí una «Startup» que se llama CO2 Revolution, que utiliza drones para la reforestación, y semillas inteligentes. Entramos en contacto con ellos y decidimos empezar a trabajar juntos. Y ahora, en estos momentos, estamos terminando de reforestar el Alto Tajo, en Guadalajara, una zona que hace unos años fue arrasada por incendios.

¿Cómo lo hacen?

Las semillas «inteligentes» son una combinación de semillas de árboles, arbustos y la vegetación relacionada con cada tipo de árbol. Todas las semillas están encapsuladas en bolitas hechas de un polímero que, con la lluvia, absorbe el agua y se hincha. Ese agua nutre a las semillas, que empiezan a crecer. Y cuando lo hacen, no salen solo árboles sueltos, sino que están ya rodeados de arbustos y vegetación. Los tipos de plantas que se utilizan son las propias de cada zona, y se eligen de acuerdo con las autoridades locales y el Ministerio de Medio Ambiente. Además, llevan un componente que evita que cuando salga el tallo sea devorado por insectos. Esas semillas tienen una viabilidad del 80% en climas muy secos, como el nuestro, y se adaptan a las condiciones más extremas.

¿Cómo colabora LG con este proyecto?

Pues aportando financiación, promocionándolo para darlo a conocer y añadiendo inteligencia a los drones. Los drones llevan montado uno de nuestros últimos móviles, el LG 8 S, que a partir de este mismo mes vamos a pasar a denominar LG G8 Smart Green. Y ese teléfono lo que hace, gracias a sus tres cámaras y a su Inteligencia Artificial, es mapear el terreno, cartografiarlo para saber en qué zonas se ha plantado ya y en cuales no, y además sirven de mando a distancia para dirigir los drones. En total, vamos a reforestar un millón y medio de árboles. Ahí nos dimos cuenta que plantar 4.500 árboles a mano es muy complicado, pero plantar un millón y medio es mucho menos complicado gracias a la tecnología. Y eso va en línea con la filosofía de LG.

¿Cuál es el siguiente paso?

Cuando plantamos los primeros 4.500 árboles y vimos que era insuficiente, y luego un millón y medio en apenas unas semanas, yo seguía pensando que era aún muy poco, y eso a pesar de que ninguna compañía que no se dedique a reforestar en España ha plantado de una vez esa cantidad de árboles. LG es la primera compañía en España no dedicada a la reforestación que haya plantado un millón y medio de árboles de forma altruista. Pero ¿Un millón y medio de árboles hace algo? Sí, por supuesto, ayudará a una zona concreta, pero sigue siendo nada. Teníamos que pasar al siguiente nivel.

¿Y cuál es?

El siguiente nivel ya no es cosa solo de LG, porque una compañía sola no puede abarcar todo lo que se necesita. Habría que replicar la experiencia en todos los Ayuntamientos de España, hablar y programar las siembras con cada uno de ellos, y eso no puedo hacerlo yo solo. Hemos pensado este proyecto, lo hemos iniciado poniéndonos, los primeros, manos a la obra. Pero ahora se trataba de extenderlo, de elaborar un gran plan maestro, a lo bestia, y para eso necesitábamos que se sumaran muchas otras grandes empresas. El siguiente paso no era ya solo LG «Smart Green», sino crear «Smart Green España».

¿Cómo piensan hacerlo?

La iniciativa pasa a ser «Smart Green España» porque queremos que se unan a nosotros todas las empresas que lo deseen, sean o no de tecnología, y que todos trabajemos juntos en el mismo proyecto. Nosotros hemos sido los iniciadores, pero ahora se trata de que lo hagamos todos, que se planten millones de árboles en España cada año, para tratar de revertir esta situación insostenible. Nuestro objetivo es llegar a plantar 47 millones de árboles en España cada año, lo que equivale a uno por cada español. Una persona, un árbol. Parece una barbaridad, pero no lo es. Para conseguirlo, nos estamos sentando ya con responsables del Ministerio y con otras grandes empresas. Tenemos una idea maestra, y queremos que políticos, otras empresas y personas influyentes de la sociedad la entiendan y nos ayuden a implementarla.

¿Y no podría suceder que, al ser LG una compañia privada, con ánimo de lucro, que lo que quiere es vender cada vez más, la iniciativa pueda resultar poco creíble?

Por eso, precisamente, le hemos quitado el nombre de LG. Smart Green España ya no va a ser cosa de una sola empresa, sino de todos. Para poder plantar 47 millones de árboles cada año en nuestro país, tenemos que conectarnos con estamentos de todo tipo que nos permitan hacerlo. Y eso es tan sencillo como coordinar las acciones a través de los Ayuntamientos. Hemos intentado coordinar con el Ministerio, pero hay 17 comunidades diferentes que, en muchos casos, tienen legislaciones y normativas diferentes. Con lo cual, el «change agent», el agente del cambio, son los Ayuntamientos, porque independientemente de la Comunidad Autónoma a la que pertenezcan, son los que saben qué tipos de árbol hay que plantar en cada sitio, y son también los que pueden ceden el suelo para plantarlos.

¿Considera Smart Green como su legado? ¿Algo que deja a las generaciones futuras?

Le voy a responder a eso con una pequeña historia.. Mi padre, Jaime de Jaraíz, era un artista, un famoso compositor y pintor extremeño. Y recuerdo que unos años antes de morir, hizo un libro. Yo era muy joven, pero un día me dijo: «tú no te das cuenta de la importancia que tiene este libro que estoy haciendo. Porque es mi legado, para vosotros, y toda mi obra, que lego para las siguientes generaciones». Estuvo tres años haciendo ese libro, pero entonces yo estaba a mis cosas y no me daba cuenta de su importancia. Pero ahora sí que me doy cuenta de que lo más importante en la vida de las personas es lo que dejan para los que vengan detrás. ¿Y qué puede dejar una persona normal, como yo, que no soy músico, ni pintor, ni artista? Pues quizá la familia, la educación que das a tus hijos, las enseñanzas que les transmites… Eso es lo que más importa en una vida, y no hay nadie mejor que otro. Algunos dejan un legado impresionante, pero que no sale nunca de su propia familia. Otros, sin embargo, consiguen dejarlo como artistas, o como empresarios, y ese legado puede llegar a más personas… Yo no se si esto que estamos haciendo será o no mi legado, pero sí entiendo que las empresas, y no hablo ya solo de mí, también dejan legados, y aparte de los negocios que hayan hecho, también pueden llegar a ser trascendentes. Y creo que «Smart Green», que no es solo un proyecto mio, sino de muchas personas, es el legado de todos ellos, y de la propia LG, que puede trascender mucho más allá de lo que es el puro negocio. Y creo también que este movimiento que hemos empezado es algo mucho más profundo de lo que puede llegar a ser una única empresa. Es algo de lo que la gente aún no es muy consciente, pero que tenemos que acometer entre todos, porque si no lo hacemos, no habrá nada más. Es decir, es lo más importante que tenemos por hacer. Si no ponemos solución a la catástrofe medioambiental que entre todos estamos provocando, todo lo demás no tendrá ningún sentido, porque no habrá ya nada para poder hacer nada.

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