Lo peor está por venir

Por Luis Velázquez/Expediente 2016

La vida en Veracruz después de Javier Duarte es el infierno. Si apenas, apenitas, está brotando la irritación social en algunas ciudades, desde hace ratito Xalapa vive colapsada.

El jueves fue la locura. Más allá del caos, la derrota de la tolerancia, la prudencia y la mesura.

Muchos padres de familia, por ejemplo, fueron por sus hijos una, dos horas antes de la salida, porque Xalapa estaba sitiada. Marchas, protestas, coraje, por todos lados. Escuelas primarias y secundarias, paralizadas.

En la avenida Las Américas, alrededor de la glorieta, los conductores violentando la circulación ida y vuelta, invadiendo carriles.

Muchos, muchísimos encaramados en la glorita para, digamos, avanzar, en la desesperación, los nervios tronados, la paciencia desorbitada, ante el embotellamiento.

Hubo quienes se mentaron la madre. El desmadre en Xalapa.

Ingenuo, el góber interino, Flavino Ríos Alvarado, pidiendo a una sociedad encorajinada que dejen de protestar, cuando, caray, han ido a la calle reclamando el pago de la quincena, porque todos viven el día a día.

Y más, porque el anillo de bodas, su único patrimonio, sigue en el empeño.

Lo peor aún está llamando a la puerta.

Si el secretario de Hacienda y Crédito Público, el presidenciable José Antonio Meade dijo al góber electo que para enfrentar el caos mejor pida un crédito y/o anticipadas las participaciones federales, únicamente en el mes de diciembre necesitarán ocho mil millones de pesos para cubrir salarios y aguinaldos y pensiones.

Miguel Ángel Yunes Linares, por el contrario, reviró. Se lo dijo a los presidentes municipales del PAN y PRD atrincherados durante 18 días en el palacio. Ni un crédito más. Las arcas están tronadas. Y ni modo de seguir estrangulando las finanzas con más empréstitos.

DIEZ MESES BASTARON PARA HUNDIR MÁS A VERACRUZ

El daño económico y social del prófugo de la justicia desde hace 35 días puede calibrarse por el dato siguiente:

En el mes de diciembre del 2015 la deuda pública a corto plazo (proveedores y prestadores de servicio, pensionados, maestros, deportistas discapacitados, estudiantes becados, incluso, medios, etcétera) era de 3,500 millones de pesos.

El día cuando la Procuraduría General de la República, PGR, expidió la orden de aprehensión por enriquecimiento ilícito y peculado, delincuencia organizada y lavado de dinero (17 de octubre) en contra de Duarte… la deuda a corto plazo era de 47 mil millones de pesos.

Es decir, en diez meses la multiplicó en 44 mil millones de pesos.

Y más allá de lo peor, catastrófico y siniestro, es que ninguna obra pública relevante ni trascendente en un pueblo, en una región.

Además, claro, del a deuda a los bancos que la dejara en 43 mil millones de pesos.

Por eso, entre otras razones, Veracruz en llamas. El fuego mítico cayendo sobre Sodoma y Gomorra, pero en ningún momento, castigo divino, por la vida disipada llena de lujuria, sino por el terrible y espantoso corazón corrupto de Javier Duarte.

“La familia está asombrada” expresó Daniel Duarte de Ochoa, de 32 años, hermano de Javier, residente en Madrid desde hace más de diez años, donde se exiliara “para vivir mi vida”.

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METERSE CON EL BOLSILLO, LO PEOR DE LA VIDA

El destino alcanzó al Yunes azul.

Veinte años después de soñar con la gubernatura en 13 días habrá de sentarse en la silla embrujada del palacio de Xalapa que Emiliano Zapata aconsejaba incendiarla “para acabar con las pasiones” desaforadas, luego de que su hermano Eufemio la confundiera con una silla de montar caballos briosos y herreros.

En el año 2011, el genio del SAT, que inventó, Tomás Ruiz González, el primero de los 7 secretarios de Finanzas y Planeación del duartismo, inventó renegociar la deuda heredada por el góber fogoso.

Y la única salida fue la misma que ahora contemplaría, digamos, la Yunicidad, es decir, la renegociación.

Con Tomás Ruiz, se resumió en tres cositas: una, pagar la deuda a mucho más años. Dos, sólo pagar intereses (y que fuera el origen del lastre y el desastre). Y tres, el operativo bancario fue con sólo tres bancos, propiedad de Carlos Slim Helú, Oleagario Vázquez Raña y Roberto González, “El maseco”, QEPD, y que ahora manejan los hijos.

Tal cual ya se conocerá la decisión del Yunes azul, que ha de ser a la voz de ya, ya, ya, pues diciembre está a la vuelta de la esquina.

La otra sería, ni hablar, solicitar un crédito más, pues en todo caso, ha de enfrentarse la realidad, conscientes y seguros de que la deuda seguirá creciendo y el próximo gobernador, en el sexenio 2018/2024, que aguante vara.

Javier Duarte dejó un pueblo ardido. Y si, digamos, sólo digamos, Yunes Linares argumentara el desastre y dejara de pagar, por ejemplo, los sueldos de diciembre, pero todavía peor, los aguinaldos y las pensiones y los aguinaldos a los pensionados, entonces, los 18 días que estremecieron a Veracruz con los alcaldes atrincherados en el palacio, serán una caricatura, jueguito infantil, paseo sabatino y dominical.

Javier Duarte cumplió la profecía de Jesús Reyes Heroles. “No despertemos al Veracruz bronco”.

Lo peor de la vida es meterse con el bolsillo, como quien dice, con el itacate, la torta de la casa, el bastimento de cada día.

Y más cuando se vive con la quincena. El día al día.

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