Parte de guerra de Zaragoza a Juárez el 5 de mayo

 Los poblanos son gente mala, indiferente y egoísta, la ciudad esta de luto por la derrota francesa del 5 de mayo, más valdría quemar Puebla por ingrata: General Ignacio Zaragoza

 


PARTE SOBRE LA BATALLA DE PUEBLA

 

Cuartel general en el campo, a 5 de mayo de 1862

C. Ministro de Guerra y Marina.

México.

 

Desde que tuve noticia de que el Ejército francés había llegado a Amozoc; y como por una parte es bien conocido el orgullo de sus soldados, y por otra sabía también que los bandidos acaudillados por Márquez y Cobas amagaban de cerca a esta ciudad, desprendiendo una brigada de 2000 hombres sobre éstos, con objeto de batirlos, o por lo menos alejarlos, me preparé a resistir a los invasores, haciendo guarnecer la plaza con 800 hombres, una batería de batalla y dos de montaña, cubrir los cerros de Guadalupe y Loreto con 1100 hombres y dos baterías, y formar el resto de 3550 hombres en cuatro columnas con una batería de batalla, tres de infantería y una de caballería, con las que me propuse librar una acción campal al oriente de la población, atrayendo al enemigo al punto escogido por medio un cuerpo de infantería dotado de dos piezas de cama. El enemigo esquivó el combate a campo raso, manejando una fuerza respetable en su campamento, desprendió una pequeña guerrilla por su izquierda a cubierto de una colina, moviendo por su derecha una gruesa columna de ataque de cuatro a cinco mil hombres de las tres armas, después de situarse entre las haciendas de Amalucan y los Álamos. A las once y tres cuartos emprendió su ataque sobre el cerro de Guadalupe, comenzando por tiradores y continuos disparos de cañón, que mucho ofendieron a las habitaciones de la plaza: luego acometió con brío sobre dicha posición por una, dos y tres veces, siendo rechazado otras tantas, a la vez que desalojado de los puntos que ocupaba más acá de la garita de Amozoc. Después de tres horas de un reñido combate, quedó bien puesto el honor de nuestras armas con algunas pérdidas, y escarmentado el enemigo por la multitud de muertos, heridos y prisioneros que se le hicieron: brilló el valor por ambas partes: pero la victoria favoreció a la justicia de nuestra causa: Reorganizado el enemigo hasta fuera del alcance de mi artillería no me fue posible tomar sobre él la iniciativa, y puesto el sol desfilaron sus cuerpos para su campo, volviendo los míos a sus posiciones de la mañana, si como lo espero, se me incorporan mañana las brigadas de los CC. General O’Horan y Antillón, será completo nuestro triunfo, ora ataque nuevamente al enemigo, ora se retire del lugar que ocupa. Oportunamente y cuando reciba los partes circunstanciados de cada uno de los jefes en su arma y ramo respectivo, comunicaré al C. Ministro del detalle de la jornada con el aumento de las operaciones ulteriores (y conexas con ella) limitándome por ahora a lo que llevo expuesto, y esperando se sirva dar cuenta al C. Presidente de la República. Libertad y Reforma. l. Zaragoza.

 

 

COMUNICA LA VICTORIA DE PUEBLA

 

Puebla, mayo 5 de 1862. [Recibido en México a las 5 y 49 minutos de la tarde.]

 

E. S. Ministro de la Guerra: Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del Cerro de Guadalupe que atacó por el oriente a derecha e izquierda durante tres horas: fue rechazado tres veces en completa dispersión, y en estos momentos está formado en batalla, fuerte de más de 4000 hombres, frente al cerro, fuera de tiro. No lo bato, como desearía, porque el Gobierno sabe no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe, en su ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros. Sírvase U. dar cuenta de este parte al C. Presidente. l. Zaragoza.

 

LOS FRANCESES SE HAN BATIDO COMO BRAVOS

 

Puebla, mayo 5 de 1862. [A las 7 horas 3 minutos de la noche.]

 

Señor Presidente: Estoy muy contento con el comportamiento de mis generales y soldados. Todos se han portado bien. Los franceses han llevado una lección muy severa; pero en obsequio de la verdad diré: que se han batido como bravos, muriendo una gran parte de ellos en los fosos de las trincheras de Guadalupe. Sea para bien, señor Presidente. Deseo que nuestra querida patria, hoy tan desgraciada, sea feliz y respetada de todas las naciones. l. Zaragoza.

 

LAS PÉRDIDAS EN HOMBRES

 

Puebla, mayo 6 de 1862. [Recibido en México a las 8 y 25 minutos de la mañana.]

S. E. Ministro de la Guerra: Acabo de visitar el hospital y hasta esta hora se han podido recoger 215 heridos; entre ellos 30 franceses. Según lo que he calculado habrá habido por ambas fuerzas beligerantes una pérdida de 1 200 hombres. El enemigo después de anoche se ha replegado a su campamento. Lo mismo ha hecho mi fuerza. l. Zaragoza.

 

 

ALGUNOS FRANCESES LLORARON

 

Puebla, mayo 8 de 1862. [Recibido en México a las 9 horas 30 minutos de la mañana.]

E. S. Ministro de Guerra: Es cierto que nuestros soldados han quitado muchas medallas a los soldados franceses que vencieron. Hoy dispondré que se recojan y las remitiré oportunamente. Algunos franceses lloraron cuando nuestros soldados les arrancaron sus medallas. Zaragoza.

 

IMPOSIBLE CONSEGUIR DINERO

 

Puebla, mayo 8 de 1862. [Recibido en México a las 10 horas 55 minutos de la noche.]

E. S. Ministro de la Guerra: Creo que será imposible conseguir dinero en ésta; pero mañana daré estos pasos; sin embargo, siempre será bueno que salga de esa capital. Nada me dice U. de la retirada del enemigo que le comuniqué. ¿Qué no ha recibido U. este parte? l. Zaragoza.

 

EL ENEMIGO, DESMORALIZADO

Puebla, mayo 8 de 1862. [Recibido en México a las 8 horas de la noche.]

 

E. S. Ministro de la Guerra: La venida de caudales en este momento sería de gran importancia para las nuevas operaciones sobre el enemigo que por fin se retiró. General Carbajal que está en Amozoc acaba de aprehender una correspondencia que venía de Veracruz. Me ocupo de examinada para dar cuenta. El enemigo, que va con muchas precauciones y desmoralizado, pernoctará hoy a dos leguas de ésta y nuestra caballería lo hostilizará.I. Zaragoza.

 

ALARMA DEL ENEMIGO

Puebla, mayo 8 de 1862. [Recibido en México a las 5 horas 15 minutos de la tarde.]

 

E. S. Ministro de Guerra: El enemigo se mueve. Dudo aún que sea retirada; pero parece movimiento retrógrado. Se alarmó muchísimo el enemigo cuando le presenté toda mi fuerza a su frente. En este momento rectificaré la noticia. l. Zaragoza.

 

SE QUEJA DE LA CIUDAD DE PUEBLA  

 

RECIBEN CON VIVAS A LA BRIGADA DE GUANAJUATO

 

Puebla, mayo 8 de 1862. [Recibido en Mexico a las 11 horas 20 minutos de la mañana.]

 

E. S. Ministro de la Guerra. Son obuses de a 24 de batalla, los que tengo; de los construidos en Chapultepeco El enemigo está haciendo movimiento a consecuencia del que hace nuestra fuerza recibiendo a la brigada de Guanajuato que hoy entra en el campamento en medio de entusiastas vivas. Pasa un correo del general Llave, probablemente comunicará al Gobierno lo que a mí me dice. Zaragoza.

 

SE QUEJA DE LA CIUDAD DE PUEBLA

 

Puebla, mayo 9 de 1862. [Recibido en México el mismo día a las 11 y 58 minutos de la mañana.]

Excelentísimo señor Ministro de la Guerra: El enemigo pernoctó en Amozoc y aún a las siete de la mañana estaba allí.

Nuestra caballería lo hostiliza constantemente. En cuanto al dinero nada se puede hacer aquí porque esta gente es mala en lo general y sobre todo muy indolente y egoísta, sin embargo acabo de mandar ver al señor Cabrera.

Hoy no he podido completar ni para un día de socorro económico que importa $3 700 porque sólo tiene la comisaría $3 300. La fuerza está sin socorro desde el día 5 y casi sin rancho.

Qué bueno sería quemar a Puebla.

Está de luto por el acontecimiento del día 5. Esto es triste decirlo, pero es una realidad lamentable.

 

 

 

CARTAS Y DOCUMENTOS

 

Estoy preparando mi marcha sobre el enemigo pero acaso no lo podré verificar oportunamente por falta de recursos. l. Zaragoza.

 

PARTE DEL GENERAL IGNACIO ZARAGOZA ACERCA DE LA BATALLA DEL 5 DE MAYO DE 1862

EJÉRCITO DE ORIENTE, GENERAL EN JEFE.

Cuartel General en Puebla, a 9 de mayo de 1862

 

C. Ministro de la Guerra.

México.

 

Después de mi movimiento retrógrado que emprendí desde las cumbres de Acultzingo, llegué a esta ciudad el 3 del presente según tuve el honor de dar parte a usted. El enemigo me seguía a distancia de una jornada pequeña, habiendo dejado a retaguardia de aquélla, la segunda brigada de caballería, compuesta de poco más de 300 hombres, para que en la posible lo hostilizara, me situé como llevo dicho en Puebla. En el acto di mis órdenes para poner en un regular estado de defensa los cerros de Guadalupe y Loreto, haciendo activas las fortificaciones de la plaza, que hasta entonces estaban descuidadas.

 

Al amanecer del día 4 ordené al distinguido general C. Miguel Negrete, que con la segunda división de su mando, compuesta de 1200 hombres, lista para combatir, y a su mando, ocupara los expresados cerros de Loreto y Guadalupe, los cuales fueron artillados con dos baterías de batalla y montaña. El mismo día 4 hice formar de las brigadas Berriozábal, Díaz y Lamadrid, tres columnas compuestas: la primera de 1 082 hombres, la segunda de 1000 y la última de 1020 toda infantería y además, una columna de caballería con 50 caballos que mandaba el general Antonio Álvarez, designando para su dotación una batería de batalla. Estas fuerzas estuvieron formadas en la plaza de San José, hasta las doce del día a cuya hora se acuartelaron. El enemigo pernoctó en Amozoc.

 

A las 5 de la mañana del memorable día 5 de mayo, aquellas fuerzas marchaban a la línea de batalla que había yo determinado; y verá usted marcada en el croquis adjunto: ordené al C. comandante general de artillería, coronel Ceferino Rodríguez, que la artillería sobrante la colocara en la fortificación de la plaza, poniéndola a disposición del C. comandante militar del Estado, general Santiago Tapia.

A las diez de la mañana se avistó el enemigo y, después del tiempo muy preciso para acampar, desprendió sus columnas de ataque, una hacia el cerro de Guadalupe, compuesta corno de 4000 hombres con dos baterías y otra pequeña de 1000 amagando nuestro frente. Este ataque, que no había previsto, aunque conocía la audacia del ejército francés, me hizo cambiar mi plan de maniobras y formar el de defensa, mandando en consecuencia que la brigada Berriozábal a paso veloz, reforzara a Loreto y Guadalupe, y que el cuerpo de carabineros a caballo, fuera a ocupar la izquierda de aquéllos, para que cargaran en el momento oportuno. Poco después mandé al batallón Reforma, de la brigada Lamadrid, para auxiliar los cerros que a cada momento se comprometían más en su resistencia. Al batallón de zapadores de la misma brigada, le ordené marchase a ocupar un barrio que está casi a la falda del cerro, y llegó tan oportunamente, que evitó la subida a una columna que por allí se dirigía al mismo cerro, trabando combates casi personales. Tres cargas bruscas ejecutaron los franceses, y en las tres fueron rechazados con valor y dignidad. La caballería situada en la izquierda, de Loreto, aprovechando la primera oportunidad, cargó bizarramente, lo que les evitó reorganizarse para nueva carga.

 

Cuando el combate del cerro estaba más empeñado tenía lugar otro no menos reñido en la llanura de la derecha que formaba mi frente.

 

El C. Gral. Díaz con dos cuerpos de su brigada, un de la de Lamadrid, con dos piezas de batalla y el resto de la de Álvarez, contuvieron y rechazaron la columna enemiga, que también con arrojo marchaba sobre nuestra posiciones: Ella se replegó hacia la hacienda de San José, donde también lo habían verificado, los rechazado del cerro, que ya de nuevo organizados se preparaba únicamente a defenderse, pues hasta habían claraboya las fincas; pero yo no podía atacados, porque derrota dos como estaban tenían más fuerza numérica que la mía: mandé por tanto hacer alto al C. general Díaz, que con empeño y bizarría los siguió, y me limité a conservar una posición amenazante.

 

Ambas fuerzas beligerantes estuvieron a la vista hasta las siete de la noche, que emprendieron los contrarios la retirada a su campamento de la hacienda de los Álamos, verificándolo poco después la nuestra a su línea.

La noche se pasó en levantar el campo, del cual se recogieron muchos muertos y heridos del enemigo y cuya operación duró todo el día siguiente y aunque no puedo decir el número exacto de pérdidas de aquél, sí aseguro que pasó de mil hombres entre muertos y heridos, y ocho o diez prisioneros.

 

Por demás me parece recomendar a usted el comportamiento de mis valientes compañeros: El hecho glorioso que acaba de tener lugar, patentiza su brío, y por si solo los recomienda.

 

El ejército francés se ha batido con mucha bizarría: Su general en jefe se ha portado con torpeza en el ataque. Las armas nacionales, C. ministro, se han cubierto de gloria, por ello felicito al Primer Magistrado de la República, por el digno conducto de usted en el concepto de que puedo afirmar con orgullo, que ni un solo momento volvió la espalda al enemigo el ejército mexicano durante la larga lucha que sostuvo.

 

Indicaré a usted por último que al mismo tiempo de estar preparando la defensa del honor nacional, tuve la necesidad de mandar a las brigadas O’Horan y Carbajal a batir a los facciosos que en número considerable se hallaban en Atlixco y Matamoros, cuya circunstancia, acaso libró al enemigo extranjero de una derrota completa y al pequeño cuerpo de ejército de Oriente, de una victoria que habría inmortalizado su nombre.

 

Al rendir el parte de la gloriosa jornada del día 5 de este mes, adjunto al expediente respectivo en que constan los pormenores y detalles expresados por los jefes que a ella concurrieron. Libertad y Reforma. l. Zaragoza.

 

 

*Tomado del libro “Ignacio Zaragoza cartas y documentos” de la biblioteca del oficial mexicano (SEDENA).

 

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