Veracruz, una deuda 
en forma de bomba

A los gobernados por Duarte Ochoa les tocará pagar la factura que deja un gobernador que perdió la razón por el poder de su firma.

Por Luis Miguel González /Caja Fuerte/El Economista

Cada sexenio nos entrega una fábula de endeudamiento excesivo. Hace seis años fue Humberto Moreira en Coahuila. Ahora toca el turno a Javier Duarte de Ochoa en Veracruz.

El gobernador veracruzano recibió una entidad con una deuda de 17,971 millones de pesos. Aún no completa cinco años en la oficina, pero ya ha multiplicado por un factor mayor a tres la deuda del estado que gobierna. La administración Duarte ha contratado créditos y realizado emisiones de certificados bursátiles por una cifra cercana a los 40,000 millones de pesos.

El monto exacto de la deuda veracruzana es motivo de polémica. Los cálculos más conservadores hablan de una cifra cercana a 43,000 millones de pesos. Los críticos de Javier Duarte ponen el total muy por arriba de 60,000 millones. Son pasivos no bancarios y deudas con otras entidades públicas, como ayuntamientos, las que explicarían parte de esta gran diferencia. Cualquiera que sea la cifra correcta, lo cierto es que la deuda de Veracruz es superior a las participaciones federales que recibe. El servicio de la deuda pasó de 581 millones de pesos en el 2010 a 4,679 millones en el 2015.

Ahora que se aproxima el final del sexenio, las voces de deudores se empiezan escuchar más claramente. Empresas constructoras reclaman 849 millones de pesos, otros proveedores del estado hablan de facturas por 643 millones. En la lista de acreedores, abundan los relacionados con los Juegos Centroamericanos. Ex trabajadores que no cobraron sus quincenas y prestadores de servicios. ADO presentó una denuncia. Rentó 186 autobuses de lujo para la justa deportiva. Se le adeudan 21 millones de pesos.

La administración Duarte ha obtenido un ISO 9000 por la elaboración del Plan de Desarrollo, pero no ha podido entregar cuentas creíbles. Humberto Moreira alegó analfabetismo financiero cuando se le preguntó por el incremento de la deuda coahuilense. Javier Duarte no tiene ese privilegio. Es quizá el mandatario estatal mejor calificado para manejar las finanzas de su estado. Tiene doctorado en Economía y ocupó la cartera de Finanzas antes de ser candidato a gobernador. En broma, su antecesor Fidel Herrera le llamaba JPMorgan. El gobernador se tiene tanta confianza en el manejo de los recursos de su estado que se ha dado el lujo de cambiar cinco veces al secretario de Finanzas de Veracruz.

Quién gane la elección veracruzana del año próximo, tendrá las manos atadas. Deberá dedicar más de 5,000 millones de pesos anuales para pagar capital e intereses. Tendrá dificultades para contratar nueva deuda porque Javier Duarte se dedicó a generar pasivos con una productividad digna de mejores fines. A los 15 días de asumir el cargo, en diciembre del 2010, contrató el primer crédito de su administración, por 1,500 millones de pesos. Desde entonces ha contratado alrededor de 25 grandes créditos y realizado tres emisiones bursátiles. Ha hecho también cuatro reestructuras de la deuda. Él tuvo suerte de que la ley que limita las deudas estatales haya tardado tanto en salir. Los veracruzanos no pueden decir lo mismo. Duarte vivió la fiesta, sus gobernados tendrán que recoger el tiradero. A ellos les tocará pagar la factura que deja un gobernador que perdió la razón por el poder de su firma.

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