Yunes rojo, igual que duartistas

•Frívolos, petulantes y yoyistas

•Así es hoy. Así será si gana…

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Una vez más, y desde Xalapa, el candidato priista a la gubernatura, Héctor Yunes Landa, se declaró a sí mismo: “El más limpio. El más honesto. Y el más decente”, más que del resto de sus adversarios electorales, simple y llanamente, de su primo hermano, Miguel Ángel Yunes Linares, el candidato de la alianza PAN y PRD.

Por Luis Velázquez/Escenarios/Blog Expediente MX

Y, bueno, si el dicho popular de que “toda alabanza en boca propia es vituperio” se acerca a la realidad, entonces, estamos ante un caso patológico.

Y si es cierto, como dice la biblia, que “dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces”, entonces, hay un candidato de papel que como el pez “por su propia boca muere”.

Y más, por lo siguiente:

Si el Yunes rojo se declara el más limpio, significa que el Yunes azul es menos limpio, y/o en todo caso, en el lado extremo, el sucio y el cochino.

Y si el Yunes rojo se llama “el más honesto”, entonces, en el otro lado de la oferta electoral se entendería que el Yunes azul es menos honesto y/o el más corrupto.

Y si el Yunes rojo llega a la locura y se declara hasta “el más decente” equivaldría a que el Yunes azul es menos decente, y/o en todo caso, el indecente.

Y si el Yunes rojo asegura que podrán acusarlo de un político bravo, pero en ningún momento de “ladrón ni de corrupto”, entonces, referiría que su primo hermano es ladrón y corrupto.

En contraparte, el Yunes azul ha advertido a los casi 4 millones de ciudadanos con credencial de elector que ya no entrará a la guerra de lodo.

Así, dejará que los otros, más aún, el Yunes rojo (y por añadidura, Juan Bueno Torio, Alejandro Vázquez Cuevas, Alba Leonila Méndez Herrera y Cuitláhuac García) sigan con su provocación gritando en el desierto.

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Supongamos, sin aceptar, que el Yunes rojo “es el más limpio, el más honesto y el más decente” de los siete candidatos, entonces, la lógica común es que la población electoral, por ejemplo, lo diga, en todo caso, hasta en entrevistas pagadas.

Y/o en todo caso, que los actores políticos, sociales y económicos hablaran las maravillas que Héctor necesita como alimento espiritual para caminar cada día.

Pero de ahí a que él mismo se tire incienso, caray, solo reproduce el modelito de los duartistas, campeones que creíamos de la egolatría, la soberbia, la vanidad frívola y la petulancia.

“Que no se les olvide que soy el gobernador” tuiteó alguna vez Javier Duarte, como si la población olvidara que él, Jefe del Poder Ejecutivo Estatal, es el culpable de la inseguridad y la impunidad que en Veracruz lleva un número incalculable de secuestrados, desaparecidos y asesinados.

“Apenas tomé posesión de la Fiscalía los carteles huyeron asustados de Veracruz” exclamó el creído Luis Ángel Bravo Contreras, cuando semanas después quedó constatado que los barones de la droga aquí seguían y continúan.

“Díganme Pavo real” exclamó fuera de sí “El cisne” Alberto Silva Ramos cuando lo entronizaron secretario de Desarrollo Social, seguro, cierto, ciertísimo de que la candidatura priista a gobernador era suya.

Tal cual, el Yunes rojo pareciera estar descarrilando en su yoísmo, pues de entrada hay muchos, muchísimos políticos que durante toda su vida han andado en la tarea pública y nunca han podido ahorrar los 12, 13 millones de pesos que el Yunes rojo tiene en bienes a su nombre, a nombre de su esposa y a nombre de una de sus hijas.

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Además, eso de que “es el más limpio, el más honesto y el más decente” está por verse, por ejemplo, si nos detenemos, quizá, acaso, en Alba Leonila Méndez Herrera, candidata del PT, y Cuitláhuac García Jiménez, candidato de MORENA.

Ellos, en todo caso, serían los más limpios, los más honestos y los más decentes, si se considera, por ejemplo, que son más jóvenes, y por tanto, con menos años en la función pública.

Y con menos cargos oficiales, donde nunca han permanecido dos sexenios completos como Héctor Yunes con Miguel Alemán Velasco y Fidel Herrera Beltrán, tiempo de cuando los narcos multiplicaron su imperio y su emporio, y cuando de igual manera, la deuda pública se fue recrudeciendo, con los 3,500 millones de pesos de Alemán al cuarto para las doce y los 10 mil millones de pesos de Fidel Herrera casi en la víspera del final del mandato constitucional.

Y es que si Héctor permaneció en ambos sexenios como subsecretario de Gobierno cometió un delito contemplado en la Ley de Servidores Públicos, que es el delito de omisión.

Es decir, tuvo conocimiento de lo que estaba pasando y guardó silencio, con tal de seguir en el cargo.

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En el fondo estamos ante un manifiesto complejo de inferioridad del Yunes rojo que necesita estar repitiéndose que “es el más limpio, el más honesto y el más decente” porque sabe sus pecados mortales y ha de tener pavor le sean descubiertos, como la versión esa de que tiene un hijo extra por ahí.

A menos, claro, que sea tanto su enamoramiento de sí mismo, su egolatría, su yoísmo… que el espejito de la madrastra malvada le resulta insuficiente y necesita que los medios se lo repiquen.

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